Como librepensador que me considero, yo nunca he sido una persona que utilice las etiquetas de aliado o feminista para definirme, y tengo muchas razones para ello.
La primer razón y que sonaría como la más obvia, es que así como concuerdo en ciertos temas con los feminismos (entendiendo que se trata de un movimiento heterogéneo), también a veces llego a discrepar, y sé que esas discrepancias pueden llegar a incomodar a más de una persona. En lo general, comparto el fin que las feministas buscan, que es lograr una real equidad de género tanto en lo público como en lo privado. Pero al igual que haría con todo movimiento, podré decir también que con esto no estoy de acuerdo o con esta otra forma tampoco, como lo he llegado a expresar en este espacio.
Pero la segunda razón y la de más peso es que decirse aliado o feminista en las redes, hablar y parlotear es algo muy fácil para los hombres. Y la realidad es que varios (no todos) lo hacen porque quieren congratularse con las mujeres, presumen estar deconstruidos (término derridiano muy torpemente utilizado) y se la pasan señalando a quienes consideran realizó un acto machista. Estoy seguro que varios de los varones se dicen feministas por cualquier razón menos que por una real preocupación por aquello que una mujer padece (desde inequidad, hasta violaciones o abusos).
Hace año y medio, yo critiqué en Facebook a un grupo de feministas por el linchamiento que hicieron hacia Gatorade y la propia Paola Espinosa por el anuncio que decía «mi mayor triunfo es ser mamá», ya que atentaba contra su libertad de expresión y porque en ese anuncio, atendiendo el entorno, nunca se quiso transmitir el mensaje de «una mujer no puede aspirar a ser más que una madre» como algunos parecían sugerir. Naturalmente es una crítica que sostengo al día de hoy.
En ese entonces llegó un hombre (de quien voy a omitir su nombre) casi con el fin de hacer un linchamiento sistemático a mi persona señalándome como misógino y sexista. De igual forma me atacó porque sugerí que no todas las diferencias entre ambos géneros eran necesariamente producto de construcciones sociales (e incluso después de insistir en que ninguna diferencia que existiera justificaba una relación asimétrica entre mujeres y hombres ni mucho menos podría sugerir que las mujeres eran menos talentosas que los hombres en algo). ¿Qué pasó después?
Resultó que esta persona fue denunciada por su exnovia, quien aprovechó la campaña #MeToo para decir que, en los dos años que duró su relación, él abusó psicológicamente de ella. No fue una mentira ni una difamación, la misma persona reconoció que había abusado de ella y pidió disculpas. Esos abusos estaban ocurriendo justo en el tiempo en que aprovechó las redes para llamarme sexista y misógino. En redes se presumía como un aliado, en la vida real era un machista, él era eso que yo decía que era.
En otra historia, mucho más fuerte, el día de hoy Alexia confesó (aprovechando también la campaña #MeToo) que había sido violada sexualmente por una persona llamada Luis Hernán Landivar Pimentel que pertenecía a Wikipolítica. Su declaración es escalofriante y confieso que terminé muy enojado y angustiado al terminar de leerla.
Recuerdo también que me dijo “te la metí hasta el fondo, bien duro, para hacerte un favor; le platiqué a un taxista y coincidimos en que así ya no te va a doler después porque te la hice grande metiéndotela toda.”
— xía 🌻 (@AlexiaSoch) March 26, 2019
Pero lo que más me llamó la atención fue este escrito de Luis Hernán hecho hace apenas unas pocas semanas donde hablaba cómo es que estaba deconstruyéndose y reconociendo sus machismos (naturalmente muchísimo menores a esa violación y acoso sistemático que hizo a Alexia). En el texto parece hacer mención de lo sucedido pero tergiversando toda la historia para que quedara en algo menor, además de que se refirió a ella como su pareja (cosa que no fueron en la vida real):
Me enfrasqué en una dinámica destructiva en la que era incapaz de responder a las necesidades y justos reclamos que me hacía; en cambio le llamaba inmadura, acusaba su falta de experiencia porque era menor que yo.
¿De qué sirve a una mujer tener a un grupo de hombres diciéndose aliados o feministas cuando solo quieren quedar bien? Por eso es que yo prefiero desligarme de esos términos.
Prefiero mil veces que una feminista me critique porque discrepa con aquello que dije en mi libertad de expresión que volverme un hombre nocivo, acosador o violador. Presumir ser aliado para ganar unos likes o aplausos es bien fácil, reconocer que somos imperfectos y que podemos tener problemas en nuestra conducta para trabajar en ellos es muy difícil. Yo mismo me atrevo a reconocer que en algún momento he tenido conductas machistas y admito que puedo llegar tener algunas conductas internalizadas y debería estar alerta de ello, pero si uno quiere cambiar la realidad de las cosas, las reconoce y las trabaja, no se pone a presumir en todas sus redes que es un aliado y que está del lado de las mujeres. No se presume, se actúa.
Es triste escuchar estos relatos de mujeres que fueron violadas y abusadas. Es peor escuchar que los violadores se ocultaron bajo su manto de aliados feministas y que con él, engañaron a las mujeres para seguir abusando impunemente de ellas.