La intelectualidad opositora en tiempos de la 4T

Feb 19, 2019

A la falta de una oposición se suman también columnas viscerales y llenas de lugares comunes de quienes dicen ser "intelectuales opositores" y que abonan muy poco a la opinión pública.

Algo que también me da tristeza ver es el papel de muchas de las plumas, opinólogos e intelectuales durante este sexenio. Y de ambos bandos.

A veces es buen ejercicio ver el papel que juegan dichos intelectuales ante un cambio de régimen. Evidentemente, su postura no tiene por qué ser exactamente la misma ya que, por lo general, tendrán más afinidad ideológica con un régimen que con el otro. Pero ello no implica privarse de cualquier tipo de crítica ni comprometer su calidad como intelectuales que son o dicen ser por medio de críticas superfluas y viscerales.

Por un lado, son evidentes aquellas plumas que eran férreas críticas del gobierno hasta diciembre, ahora callan y hacen mutis ante medidas o decisiones que hubieran criticado ferozmente si hubiesen sido tomadas por un político del otro bando.

Pero en esta ocasión me quiero enfocar en la oposición.

Muchos de los artículos escritos contra la Cuarta Transformación me parecen viscerales y solo recurren a lugares comunes, me atrevo a decir que la mayoría son así. Pareciera que están escritos para que circulen con éxito en los chats familiares de Whatsapp.

Un claro ejemplo de este «intelectualismo» mediocre es el artículo de «Neosovietismo» de Isabel Turrent. El mismo título es muy descriptivo sobre lo que este texto trata y el cual contiene más que nada analogías muy forzadas para convencer al lector, apelando al comunismo soviético, del peligro de López Obrador como un izquierdista radical que está en contra de la iniciativa privada y que desea estatizar todo.

En estos artículos no hay un análisis serio, son superficiales, suenan forzados, viscerales y pasan sin ver porque los consumen los férreos opositores de AMLO , son rechazados de forma contundente por los pejistas e ignorados por quienes tienen una postura ambigua por su falta de seriedad. Estos artículos solo sirven para reforzar posturas y caen en el mismo juego del gobierno al que critican, ya que contribuyen a la polarización. No generan opinión pública.

No estoy diciendo que no se hagan opiniones duras y callen. Por el contrario, ojalá se hagan y muchas. Pero es necesario que esa dureza, esa contundencia, tenga sustancia, análisis, que diseccionen y deconstruyan las decisiones políticas que realmente son de interés para la gente. Artículos así podrían poner aunque sea a reflexionar a más de uno.

Una de las excepciones de las que hablo es Jesús Silva-Herzog, quien ha escrito artículos contundentes y demoledores contra este gobierno, pero sus artículos son bien pensados, es contundente y ecuánime a la vez, no se convierte en esclavo de sus pasiones: piensa, profundiza, analiza. Es contundente, porque después de un análisis dentro de su fuero interno, sabe poner el dedo en la llaga, ahí donde duele. No por nada sus artículos, a diferencia de otros, viscerales y predecibles, han merecido críticas del propio Andrés Manuel López Obrador. Escribir un artículo con las vísceras es fácil, y no ofrece nada muy distinto a los comentarios y los memes de la gente común en las redes sociales. Escribir un buen artículo es más complicado y requiere de mucha reflexión.

Si los que se dicen ser «intelectuales de oposición» creen que van a combatir a este régimen por medio de columnas viscerales llenas de lugares comunes, siento decirles que están equivocados. Si hay algo que beneficia a regímenes como los de López Obrador es la polarización, y en tanto polaricen con este tipo de artículos, le van a dar más herramientas a AMLO para separar entre el «pueblo bueno» y la «élite fifí de la mafia del poder».