La consulta: mi primer fraude. AMLO

Oct 24, 2018

En teoría, la consulta ciudadana tiene el propósito de preguntarle a la gente qué opción prefieren. La realidad es que es un instrumento para legitimar una decisión que ya ha tomado.

La consulta: mi primer fraude. AMLO

¿Cómo va a gobernar López Obrador? Su consulta sobre el aeropuerto es un muy buen referente. Todo lo va a consultar (o más bien lo que le convenga consultar), le va a preguntar al pueblo sobre las decisiones importantes.

Pero en realidad, quien va a tomar las decisiones va a ser él. El voto del pueblo siempre irá en función de lo que él quiere y las consultas estarán creadas con ese propósito. Así, López Obrador buscará legitimar sus decisiones. Él podrá decir que el pueblo fue el que eligió, que el pueblo estuvo de acuerdo con él y, de esa forma, se deslindará de la responsabilidad y del costo político que puedan tomar sus decisiones: ¡a mí no me reclamen, ustedes fueron los que eligieron!

Las consultas también serán selectivas. Si a López Obrador no le conviene hacer una consulta porque los resultados le serán necesariamente adversos, simplemente no la hará. Las consultas solo le funcionarán siempre y cuando sus resultados puedan empatarse con la decisión que ya haya tomado. Dentro de esta apariencia de «ejercicio democrático» se esconde un instrumento demagógico con el cual AMLO busca congratularse ante el pueblo.

Dicho esto, la metodología de las consultas no pretenderán representar a la población en su conjunto, sino que estarán diseñadas de tal forma que se pueda garantizar el resultado que López Obrador espera. Esto ha quedado muy claro en la consulta por el aeropuerto y la forma con la que se asignado la ubicación de las casillas. Para comenzar, este artículo ya muestra un fuerte escepticismo hacia la metodología utilizada, la cual, dice Sebastián Garrido, es inconsistente y siembra muchas dudas. 

Pero basta con «echar una ojeada» a la ubicación de las casillas para percatarnos de las inconsistencias y de la arbitrariedad que hay detrás del método de selección. Llama la atención que dentro de todo el corredor Polanco – Lomas – Interlomas Santa Fe, cuya población es la que suele viajar de forma más frecuente, no habrá una sola casilla. Algo parecido ocurre en Guadalajara (donde evidentemente hay menos casillas por habitante que en CDMX, donde AMLO obtuvo una mayor cantidad de votos) en donde en el corredor Country – Providencia – San Javier – Puerta de Hierro, donde vive la mayor parte de la clase alta de la ciudad, tan solo podemos ubicar una casilla cercana pero cuyo acceso no es fácil ya que se encuentra al otro lado de avenida Patria y esa está ubicada en un barrio popular cerca de la cabecera municipal de Zapopan.

Fuente: http://mexicodecide.com.mx/urnas-de-consulta/

Si se le quiere consultar al «pueblo», deberíamos entender como pueblo a todo ciudadano cualquiera que sea su posición económica. Pero lo que estoy viendo es que las personas de clase alta, que son las que más utilizan el avión como transporte, están siendo casi excluidos de esta consulta y se les está obligando a viajar distancias mayores para poder participar. 

Sesgos como éste no solo se ven dentro de las ciudades, sino también en la selección de municipios. De acuerdo con un ejercicio que hizo el profesor del CIDE Javier Aparicio, la probabilidad de que un municipio participe en la consulta aumenta de forma considerable si en la elección municipal del 2018 ganó MORENA:

Fuente: https://twitter.com/javieraparicio/status/1054965764694949893

Es decir, el ejercicio ya está viciado porque parece que se le está dando cierta preferencia a los simpatizantes de López Obrador y a los municipios donde MORENA tiene una mayor capacidad de movilizar gente. De acuerdo a los estudios demoscópicos como el realizado por Consulta Mitofsky o El Universal, una mayoría se inclina por continuar la construcción del aeropuerto de Texcoco. Pero los estudios demoscópicos toman una muestra del universo de la población (lo que debería hacer la consulta ciudadana para establecer la ubicación de las casillas y que no hace), mientras que la metodología de la consulta selecciona la ubicación de forma arbitraria de tal forma que los simpatizantes de AMLO tengan más peso en dicha votación.

Bien se podría decir que en el estudio demoscópico se le está preguntando a la gente qué opción prefiere y no si va a salir a votar por tal opción (como lo hacen en las encuestas electorales), ya que una consulta no mide la mera preferencia, sino el acto de ir a votar por esa preferencia. Pero en este caso, si los estudios hicieran esa pregunta se verían afectados por el sesgo propio de la consulta, ya que muchas personas que viven en colonias donde no habrá una casilla cercana o quienes viven en municipios donde ni siquiera habrá una casilla probablemente dirán que no acudirán a votar. Lo que refleja el estudio demoscópico es la preferencia de los ciudadanos mexicanos con respecto del aeropuerto con base en una muestra que representa a toda la población.

Además, en una consulta los organizadores deberían mantener una postura neutral y no deberían incitar a la población a votar por alguna opción. Eso no ha sucedido. Jiménez Espriú está en campaña a favor del aeropuerto de Santa Lucía, mientras que algunos diputados y senadores de MORENA se han mostrado a favor del aeropuerto de Texcoco.  

No nos hagamos bolas, el propósito último de esta consulta no es dejar que la ciudadanía elija, sino legitimar la decisión que haya tomado el Presidente Electo. La consulta está diseñada para ese propósito, y por más insistan en que nos han presentado los puntos a favor y los puntos en contra, la metodología lo delata. Y no hablar de su innata inconstitucionalidad.

Y así seguramente ocurrirá durante los próximos seis años, donde López Obrador buscará legitimar sus decisiones a través de consultas aparentemente ciudadanas, dejando recaer la responsabilidad en el pueblo y no en él mismo.