La victoria de López Obrador se dio de una forma muy tersa y tranquila. José Antonio Meade ni siquiera se esperó al conteo rápido para, en una actitud democrática y ejemplar, reconocer el triunfo de López Obrador. Lo mismo ocurrió con Ricardo Anaya y El Bronco. Muchos líderes de diversos sectores sociales y empresariales (incluidos varios opositores) le desearon suerte y mostraron una actitud de cooperación. Pocos minutos después del cierre de las casillas ya todo se había acabado: la presidencia estaba definida. Por fin, a pesar de los cuestionamientos sobre el INE y el Tribunal Federal Electoral, habíamos tenido unas elecciones que no estuvieron plagadas de irregularidades, dudas o descalificaciones.
Pero ese acto de institucionalidad no solo se vio en los candidatos opositores, sino en el propio Andrés Manuel. A pesar de que Meade y Anaya ya había reconocido su victoria, López Obrador se esperó al conteo rápido para salir y celebrar su victoria. López Obrador dio un discurso conciliatorio que buscó reducir la incertidumbre y sanar la natural oposición ocasionada por la campaña electoral. No sólo eso, dos días después se reunió con Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional para preparar la transición. Los primeros actos de López Obrador como virtual Presidente Electo estuvieron muy lejos del personaje rijoso que se le recuerda.
Por su parte, el papel de la comentocracia y de diversos sectores que siempre habían guardado cierto escepticismo hacia López Obrador es uno que incluye la disposición a cooperar y donde legitiman al próximo Presidente de la República. Tan sólo los más rijosos y extremistas han mantenido una postura adversa hacia el candidato.
Todas las partes han entendido que no es conveniente comenzar un mandato con resentimientos y sin puentes de diálogo. Si bien, no sabemos cómo será la relación entre AMLO y los demás sectores, es una muy buena noticia ver la postura que mantienen las diferentes partes en los primeros días de López Obrador como Presidente Electo. ¿Podrá mantenerse esta actitud conciliadora? ¿Habrá algún momento en el que comiencen las divisiones y las descalificaciones? No lo sé, pero lo cierto es que es más probable que no existan puentes de diálogo si desde un inicio no existen, lo cual no es el caso.
Es completamente natural y entendible la incertidumbre que genera que algún presidente tenga “el carro completo” en las cámaras. Pero que ambas partes se reconozcan me parece muy sano con el fin de generar gobernabilidad. Es muy sano que AMLO se reúna con Peña Nieto, también que dialogue con el Consejo Coordinador Empresarial, o que la Coparmex afirme que será un aliado de AMLO para combatir la corrupción. Eso no implica que tengan que ser críticos o incluso funjan como férreos opositores cuando Andrés Manuel haga más las cosas, pero partir de tabla rasa, donde se dejen del lado rencillas y diferencias, me parece un acierto de ambas partes.
El resultado puede no gustar y hasta preocupar a muchos. Pero al final, en una democracia lo que cuenta es la voluntad de los mexicanos que eligieron a López Obrador como su presidente. Esa es la realidad y, a partir de ahí, es que se debe trabajar, cada ciudadano, sector o político desde su trinchera, para sacar adelante a este país llamado México.