Existe un librito muy interesante y ameno del filósofo Harry Frankfurt llamado On Bullshit, que es básicamente un ensayo sobre cómo se puede manipular la verdad sin tener que mentir de forma explícita (es eso a lo que llama «Bullshit»). No se trata de una mentira como tal, pero es una falsedad. Por ejemplo, cuando una persona opina sobre aquello que no sabe, cuando se habla de un tema del cual no tiene dominio, cuando se dice algo sin prestar a los detalles o de forma descuidada de tal forma que no se toman en cuenta ciertas cuestiones relevantes para emitir una opinión. Posiblemente la intención no sea mentir deliberadamente, pero lo más probable es que aquello que diga sea falso.
Ahora que le presté más atención al proyecto que presentó López Obrador, me vino a la mente ese libro. Algo que es constante son las ocurrencias y las improvisaciones.
Parece algo irrelevante, algo fútil, pero es algo importante y que dice mucho de lo que podría llegar a ser su gobierno. Los analistas de la cosa política, mas que concentrarse en que López Obrador se pueda convertir en el «Chávez mexicano» (afirmación bastante apresurada, a mi parecer), deberían fijarse en estos detalles. No sólo en lo que dice, sino en lo que quiso decir, y sobre todo, en lo que trató de no decir.
Si existe una constante dentro de todos los proyectos de gobierno escritos por los candidatos es que estos suelen ser muy cuidadosos. Se procura que la redacción sea impecable, que se perciba muy técnica e incluso se disfrace aquellas propuestas demagógicas por medio de tecnicismos. Se comprende que quienes leerán los proyectos de gobierno son aquellos que leen, que analizan, que desmenuzan, y que por tanto, son más críticos. Estos textos están dirigidos mayormente a ellos. Se asume que la estructura del proyecto está plasmada de mejor forma ahí que en ninguna otra parte. La demagogia abierta queda para los spots y los discursos callejeros, aquí hay que ser más rigurosos o al menos aparentarlo.
Eso no sucede aquí. El sitio web en el que se presenta, por su desarrollo y acomodo de los elementos, sugiere un trabajo profesional. Pero cuando uno empieza a leer los textos parece estar leyendo uno de esos trabajos en equipo de la preparatoria hechos un día antes de la presentación final. Hay errores de redacción imperdonables y, sobre todo, el texto no es consistente. Parece como si hubiera sido escrito por varias personas.
Basta entrar a ver el planteamiento de las propuestas para darse cuenta que algunas de ellas son muy escuetas e improvisadas y dejan más dudas que respuestas. También se percibe una inconsistencia argumentativa e incluso ideológica: no es un proyecto, más bien parece la suma de varios proyectos diferentes (de entrada, parece una extraña combinación de las disimiles visiones de López Obrador y Alfonso Romo). Así como en los trabajos de preparatoria donde nota que la calidad final es distinta entre sus distintos elementos porque lo llevaron a cabo varias personas y ni siquiera se molestaron en integrarlo bien.
Estos descuidos son muy relevantes porque no sólo hablan del poco profesionalismo, sino que muestran la incongruencia del discurso de López Obrador. Digo que se trata del proyecto de nación de López Obrador porque todos sabemos de antemano que él será el candidato de MORENA (el partido gira en torno a él). Sin embargo, ha prometido que el candidato de MORENA se someterá por encuesta y no por dedazo. Entonces uno se pregunta porqué en el proyecto se dice habla de un «objetivo del gobierno de AMLO» y no un «objetivo de MORENA».
Luego uno encuentra errores de redacción como «abatir la fuga». Parece que ni siquiera se molestaron en que un editor revisara la redacción para que estos errores no aparecieran. Estamos hablando del «proyecto de nación», no es cualquier documento.
También es posible encontrarse con silogismos tramposos y mal cuidados que muestran el poco rigor a la hora de plantear las propuestas. Si «A» y «B» entonces «C».
Este error es más grave aún. No tanto por el «unas sola» sino porque se les olvidó eliminar del texto los comentarios y las anotaciones que se hacían sobre el texto mientras lo estaban trabajando.
Voy a la siguiente. MORENA se había aliado a los demás partidos para evitar que el PRI-Gobierno impusiera al fiscal carnal y de igual forma se opusieron al despido de Santiago Nieto, titular de la FEPADE. El argumento en ambos casos (y con el que concuerdo) es que esto tiene la intención de que el gobierno pueda adquirir más control sobre diferentes dependencias de tal forma que le permitiera ser más opaco y así servirse a su intereses.
La otra incongruencia aquí es que López Obrador propone lo mismo. Quiere nombrar él al fiscal, quiere tener mayor control sobre los asuntos de seguridad:
La improvisación y el descuido son «el sello de la casa» de MORENA y de López Obrador. Hay que recordar que en 2012, cuando intentaron denunciar al PRI por compra de votos (denuncia completamente legítima, dado que aquello que se quería probar sí ocurrió), armaron la demanda de una forma muy descuidada e improvisada. Mientras los priístas cuidaban mucho los detalles para hacer parece que no había delito donde sí lo hubo, los obradoristas fueron lo suficientemente descuidados como para que el equipo de Peña Nieto ni se despeinara. En vez de eso, crearon una suerte de exposición en el Zócalo mostrando las «pruebas del fraude» en las que había burros, objetos de campaña y demás artilugios que como tales no probaban nada.
Este es otro de tantos casos donde la improvisación hace gala de presencia. Y si la improvisación es típica de López Obrador, habría que preguntarnos cómo es que esto incidirá dentro de su hipotético gobierno. ¿Improvisarán cuando tengan que tomar decisiones a corto plazo que puedan afectar el rumbo del país? ¿Improvisarán de la misma forma cuando a la economía se refiere? ¿No pondrán atención a los detalles en las relaciones con otros países como Estados Unidos, o para determinar si una política propuesta es viable económicamente? Responder esas preguntas posiblemente sea más necesario que pronosticar inútilmente si México se convertirá en Venezuela, Cuba o hasta Corea del Norte.
Y no sin olvidar las incongruencias bajo las que se intentan ocultar esos rasgos de López Obrador que son los que generan más temor, como su afán de controlarlo todo (si yo soy honesto, todos van a ser honestos, y por tanto yo voy a decir que se hace en temas de seguridad).
Es importante notarlo, porque si queremos formarnos una idea de lo que sería el gobierno de López Obrador debemos saber que «el diablo está en los detalles», no en las campañas negativas ni en los discursos llenos de lugares comunes que se repiten una y otra vez.