Llevo dos días sin despegar la pestaña desde la computadora para tratar de ayudar desde aquí, sin importar si me tengo que desvelar. A veces angustiado por la situación, otras veces contento por ver todas las manifestaciones de solidaridad. Sólo me levanto para comer, cuando necesito hacer llamadas telefónicas y cuando voy a centros de acopio. Apenas este es uno de mis pocos descansos en que me doy tiempo de escribir.
He tenido una sensación de impotencia, como deseando tener dos cabezas, ocho brazos, o estar en tres partes al mismo tiempo, como si pudiera hacer más, porque llego a ser poco consciente de mis limitaciones. Preocupado por el estado anímico por mis amigos y seres queridos que viven allá, porque si yo estaba shockeado ellos debían estarlo mucho más. Me sentía impotente porque sólo les puedo mandar mensajes de Whatsapp o una llamada (por Internet) y no podía darles un abrazo para ayudar a que bajara un poco la angustia.
Y sé que lo que hago no es nada a comparación de lo que muchos están haciendo, muchos están allá afuera arriesgando su integridad por salvar la de los demás, aquellos héroes que salieron de la nada, aquellos que borran cualquier sentimiento de pesimismo hacia la sociedad mexicana, esos que te dicen que otro México sí es posible, que la materia prima para ello existe y que basta con voluntad, de esa que se ha manifestado en estos difíciles días en la Morelos, Puebla, Oaxaca y la Ciudad de México. Esos que te animan, esos que vale la pena compartir una y otra vez para que las «neuronas espejo» hagan su trabajo e inspiren a otros más.
Y, al menos esta vez, quiero hablar de algo positivo. Ya después habrá tiempo para las críticas y análisis profundos de lo que se puede hacer mejor. Hay cosas que criticar y a quienes señalar, pero este no es el momento.
Hoy quiero hablar de ese México del que me siento orgulloso. Ese que es mucho más grande, tanto en cantidad como en calidad, que aquel México que no deseamos y tanto criticamos:
Ese México que veo en todos mis amigos, seres queridos y conocidos que me preguntan cómo pueden ayudar, con los que le pido ayuda y con todo gusto acceden, con aquellos con los que hacemos equipo, que nos unimos, a pesar de las diferencias o algún conflicto personal reciente.
Ese México que veo en las redes sociales donde todos tratan de hacer algo. Donde el caos no es tanto producto de la improvisación, sino del deseo desbordado de ayudar.
Ese México donde las manos sobran, y si faltan, siempre hay alguien que dice, vamos para allá.
Ese México que demuestra la validez de los estudios neuropsicológicos recientes que afirman que el individuo es altruista por naturaleza. Nuestro impulso fue natural.
Ese México real, ese México que habíamos olvidado en nuestra vida rutinaria, ese México que quiere superarse a sí mismo, que quiere trascender y que sabe que tiene con qué.
Ese México del que ahora los medios extranjeros hablan muy bien por su capacidad para solidarizarse con su prójimo. Ese que no da material para la nota roja sino para la nota de esperanza.
El mexicano, con todos sus talentos, con su ingenio, con su esfuerzo, puso lo que tenía que dar. Se sacrificó por los demás; y buscó, desde su trinchera, hacer lo mejor posible de acuerdo sus capacidades.
Los jóvenes, los millennials tan vilipendiados, tan criticados y señalados de flojos y apáticos, fueron quienes pusieron el mayor esfuerzo, quienes utilizaron la fuerza que les dota su juventud para remover escombros, para rescatar gente, para cargar con víveres, para organizar. La milicia, tan vilipendiada por algunos líderes políticos, fue aplaudida por la gente por su incansable labor. La gran mayoría hizo algo, los que se quedaron atrás, lo que quisieron no participar, hacer memes y reírse de la tragedia fueron pocos, muy pocos.
México no se cayó, todos lo estamos sosteniendo, todos estamos manteniendo esto de pie.
Hoy no nos dueles México, hoy nos sentimos bien orgullosos de ti.
En estos momentos tan difíciles, salió el México bueno al rescate. Ese México del que somos parte tú y yo.
¡Gracias! ¡Gracias por ayudar!
¡Y vamos a seguirle!