Guadalajara es una ciudad donde se está sembrando, y se está sembrando muy bien, un futuro promisorio. Por un lado tenemos que hablar de su apuesta como hub tecnológico, donde una comunidad enfocada en tecnologías IT está creciendo de tal forma que está consolidando a nuestra ciudad como pionera en el ramo en Latinoamérica. Colectivos como Hackers & Founders donde cada vez más mujeres y hombres se reúnen, comparten sus iniciativas y crean redes, eventos como Campus Party o iniciativas del propio gobierno estatal que ha entendido muy bien su papel al crear la Secretaría de Innovación y festivales como Epicentro, son un claro ejemplo.
Pero también, si hablamos de Guadalajara, tenemos que hablar de su «despertar ciudadano». Junto con la Ciudad de México, Guadalajara es una de las ciudades con una mayor cultura de participación ciudadana en nuestro país. Esto hay que decirlo, porque si queremos entender qué es #LaOcupación debemos entender el contexto en el que se lleva a cabo.
El crecimiento de la participación ciudadana no sólo consta del surgimiento de ciudadanos que deciden involucrarse en el activismo o aquellas personas que crean organizaciones civiles o empresas sociales, sino de su articulación; para que así, todos aquellos individuos que participan activamente sean capaces de generar redes para fortalecer sus causas u organizaciones y puedan ir juntos consolidando una fuerza ciudadana que funja como un nuevo sector que se diferencie del público (gobierno) y del privado (empresas), de tal forma que tenga una mayor incidencia dentro del quehacer público. El tamaño de la fuerza ciudadana no sólo consta del número, sino de la forma en que está organizada.
Así como Hackers and Founders, Campus Party y Epicentro buscan amalgamar a toda la comunidad tecnológica de la ciudad para consolidarla como tal, el propósito de La Ocupación tiene el mismo propósito dentro de la participación ciudadana.
Algunos podrán cuestionar si dicha iniciativa es completamente ciudadana o no porque entre los organizadores se encuentra Wikipolítica (una organización que aspira ser un partido) y Pedro Kumamoto (quien es diputado independiente) quien se ha ganado un respeto dentro de la sociedad tapatía (y nacional) por su forma horizontal de hacer política. Y podrán cuestionar si dichas organizaciones, al llegar al poder o tener más relevancia dentro de la política, seguirán manteniendo su carácter ciudadano, cuestionamientos muy válidos y necesarios. Pero lo que es incuestionable es que este tipo de eventos es resultado de una comunidad (o más bien una ciudad) que ya ha comenzado a consolidar cierta fuerza dentro del «tercer sector», una comunidad que ya tiene la capacidad de articularse y que ya no se trata de meras iniciativas aisladas o ciudadanos participando cada uno por su propio lado.
¿Qué es La Ocupación? Básicamente es una especie de festival o evento que tiene ese fin: articular mejor a la ciudadanía participativa para hacerla más fuerte; y donde pueda, dice en su página web, construir nuevo conocimiento, compartir experiencias de la participación social y diseñar nuevas formas de colaboración. En este evento participan no sólo la sociedad organizada de la ciudad, sino que han sido invitadas organizaciones de todo el país e incluso de otros países de América Latina, de tal forma que los ciudadanos puedan adquirir conocimiento y compartir experiencias no sólo con sus pares, sino con aquellos que están haciendo cosas interesantes dentro de todo nuestro continente.
En La Ocupación, por medio de talleres y mesas de trabajo, los participantes pueden hablar, compartir sus experiencias y darse a conocer. Las temáticas son muy variadas: desde la educación, la libertad de expresión, la participación ciudadana, el rol de la mujer, emprendimiento, cultura, economía y muchos otros temas que van encaminados a fortalecer a la sociedad misma. Así, los ciudadanos pueden compartir y escuchar experiencias de personas que trabajan en diversos sectores, de tal forma que pueden enriquecerse al conocer diferentes puntos de vista.
Por ejemplo, yo tuve la oportunidad de asistir a una mesa de trabajo de la educación, ahí me tocó escuchar experiencias de personas involucradas en muchos sectores de quienes aprendí mucho: los diversos y a veces contrastantes puntos de vista y perspectivas muy diferentes de abordar un problema me ayudaron a pensar sobre el problema de la educación desde una perspectiva más amplia. Muchos vieron en ésta, una gran oportunidad para tejer redes e incluso hacer alianzas.
México necesita una ciudadanía más activa y menos apática si se quieren ver cambios sustanciales dentro de nuestro país. Cuando la ciudadanía se fortalece, las mismas instituciones se democratizan e incluso los actores políticos empiezan a entender de mejor forma su rol y a desempeñarse mejor. Ya no sólo porque los políticos saben que el sector ciudadano actúa como contrapeso, sino porque una ciudad más activa, participativa y desarrollada es capaz de engendrar una mejor clase política.
Al igual que el desarrollo de una comunidad tecnológica dentro de la ciudad ha derivado en políticas públicas orientadas al desarrollo tecnológico, la participación ciudadana engendra una clase política que entiende, cada vez más, que no puede ignorarla. A pesar de que en Guadalajara el nivel de satisfacción que tiene la ciudadanía con la clase política no es la mejor, es muy difícil ver la presencia de regímenes tan despóticos como sucede en entidades como Veracruz o Chihuahua. Incluso, si tomamos como referencia a un mismo partido, el PRI por ejemplo, vemos que su forma de hacer política en Jalisco es un tanto diferente y más abierta que la de otras entidades (donde es más vertical y opaca).
La Ocupación es una manifestación de eso, de una «clase ciudadana» que comienza a fortalecerse y a ganar relevancia. Por eso es que hay que festejarlo y hacerlo notar, porque estos eventos no sólo fortalecen a la sociedad, sino que son consecuencia, a la vez, de los años de desarrollo de la ciudadanía participativa.