Decía Simone de Beauvoir que la mujer ha sido considerada históricamente como el segundo sexo, como el otro, como un subproducto del hombre, como la «costilla de Adán». La mujer, entonces no podía entenderse sin el hombre: el hombre es el todo y la mujer es un derivado de éste. Y aunque muchos hombres ya han aprendido a ver a las mujeres como sus iguales, muchos otros no, y en muchas ocasiones se encuentran dentro de puestos de poder o decisión.
Una sobrecargo de la aerolínea Interjet subió un video estremecedor. Envuelta en llanto, narra cómo uno de los pilotos la acosó sexualmente e intentó violarla sin éxito (gracias al segurito de la puerta de hotel de su cuarto). Lo más doloroso e inquietante de la historia es la cadena de complicidades que han dejado el caso impune. No sólo las otras azafatas o los pilotos, sino el personal de la aerolínea. En lugar de defenderla, la han acusado de difamación, e incluso le han pedido que se someta a exámenes psicométricos porque creen que es esquizofrénica o tiene algún otro padecimiento mental.
Pero a juzgar por el video, dudo mucho que se trate de un montaje o que la sobrecargo, de nombre Isabela Otero, esté mintiendo. Tendría que ser una actriz excepcional para grabar ese video y aparecer tal como apareció. Primero, porque de hacerlo (suponiendo que quisiera acabar con la reputación del piloto o algo así) tendría muy poco que ganar y mucho que perder (porque no tendría pruebas y porque podría ser despedida de su trabajo). Segundo, porque a juzgar por el video, yo no percibo actuación alguna, no existe un discurso armado (porque si vas a mentir, debes estructurar la mentira para que parezca verdad, no la puedes improvisar, menos en el transcurso de una hora) y basta analizar su llanto: Isabela empieza llorando fuertemente, con el tiempo parece calmarse, pero cuando recuerda alguno de aquellos momentos difíciles, vuelve a romper en llanto. Dudo muchísimo que una persona que tenga la intención de mentir gaste una hora llorando narrando algo que podría tomarse cinco o diez minutos en hacer.
En efecto, es un video muy largo que ver. Y es notorio que lo hace después de ser ignorada por el personal de la aerolínea, de darse cuenta que se encuentra sola y que nadie la va ayudar. Es notorio que se encuentra en un trance, y bajo esos efectos es muy difícil ordenar bien aquello que se quiere decir.
Como suele ocurrir, no todas las personas en Internet la apoyaron. Unos, como su servidor, se indignaron ante lo sucedido, otros están solicitando firmas para hacer justicia; pero algunos otros (no muy pocos) se han burlado de ella, la han insultado. Desde el clásico «eres una feminazi», «tú te lo buscaste», o el «¿y no te gustó»?, al «aprende a hablar bien, no te entendí nada, pónganle subtítulos».
No quiero pensar por lo que está pasando Isabela. Son cuatro cosas las que la tienen sumida en la angustia: El hecho de que hayan intentado abusar de ella, el hecho de que no se haga justicia, el hecho de que podría perder su puesto de trabajo, y el miedo que ella tiene de que el piloto ejerza represalias contra ella.
Su condición de mujer la deja en desventaja, porque muchos son incapaces de ponerse en sus zapatos. Para muchas personas, ella es culpable hasta que muestre pruebas contundentes de que fue acosada sexualmente (lo cual suele ser muy difícil de probar en muchas ocasiones), ella es la difamadora, la esquizofrénica, la que necesita terapia. La aerolínea, así como muchas empresas mexicanas, parece que no tienen siquiera algún mecanismo para evitar el acoso sexual entre sus empleados, siendo que es un problema muy grave. Lo que sufre Isabela no es la excepción, es algo que viven muchas mujeres en nuestro país.
Me apena que ante un video de un ser humano que sufre, bañado en lágrimas, devastado, muchas personas no puedan ser sensibles: aquellas que ven a la mujer como «el otro», como el subproducto, aquellas personas en redes que responden con imágenes de mujeres semidesnudas para joder, aquellas personas que se burlan para tratar de paliar sus frustraciones psicológicas.
Triste que muchas mujeres puedan ser abusadas sexualmente y que el acosador quede impune, y hasta protegido.