Siempre que veo alguna intervención de Peña Nieto me pregunto cómo puede ser posible, cómo es que no pueden salir de la burbuja en la que se encuentran, cómo es que no pueden tener empatía alguna con la ciudadanía, cómo es que sigue apareciendo ese ente alienado con una mirada perdida, sin expresión alguna, y con un lenguaje corporal lamentable. Esta no es la excepción, pero ciertamente he hecho este ejercicio tantas veces (el de asombrarme de mala gana) que ya me acostumbré.
Empiezo por decir que el problema no es tanto lo que dijo, sino lo que dejó de decir, que le resta mérito a eso que sí dijo y que convierte a sus palabras en un acto de cinismo puro. Por ejemplo, el diagnóstico que hace Peña no es del todo falso, de hecho podría decir que es acertado pero convenientemente incompleto.
Es decir, es cierto que la Reforma Energética como tal no es la culpable, sino que el precio internacional del petróleo se incrementó, y ante la liberalización de precios al mercado, el precio aumentó un 20%. Es cierto también que no se puede dar el lujo de eliminar el IEPS porque tendría que hacer un duro recorte en el gasto, cuyas consecuencias también indignarían a la gente; y es cierto también por lo que no dice, que el país está cada vez más endeudado y que su gobierno ha manejado muy mal las finanzas. Ese impuesto es el que naturalmente hace que el petróleo sea más caro que en Estados Unidos y otras latitudes del mundo.
El error de su discurso está en la omisión. ¿Cómo llegamos a este escenario donde Peña no se puede dar el lujo de quitar a este impuesto? Lo explica la pésima forma en que ha administrado las finanzas, la corrupción, el saqueo de Pemex, las pésimas decisiones. Eso Peña no lo dijo, más bien se dedicó a buscar culpables. Criticó al gobierno de Calderón, porque dice, el expresidente tiró el dinero en subsidiar a la gasolina, dinero que hubiera podido servir para construir infraestructuras y escuelas. La realidad es que el PRI le bloqueó la Reforma Energética a Calderón.
Pero luego, después tratar de aparentar ser una suerte de héroe nacional que hace las cosas por nuestro bien, nos preguntó qué hubiéramos hecho nosotros, como esperando que le dieran la razón al argumentar por qué tuvo que tomar la decisión, porque posiblemente alguna persona sensata en su lugar, ya con todo el daño hecho -el país endeudado, las finanzas destrozadas-, hubiera hecho lo mismo; pero entonces tendríamos que hablar de todo lo que no se hizo antes. Ahí yo tendría muchas respuestas para su pregunta, tales como:
- Yo no hubiera endeudado al país como él y su gobierno lo están haciendo.
- Yo no hubiera permitido tanta corrupción, ni hubiera sido partícipe de esta, ni mucho menos hubiera permitido que políticos y gobernadores como Javier Duarte, quien desvió recursos de Veracruz a la campaña de Peña, saquearan sus entidades.
- Yo no hubiera permitido que saquearan Pemex, como lo hicieron algunos compañeros de partido como Romero Deschamps.
- Yo no hubiera tirado el dinero en programas dizque sociales pero que tienen un propósito asistencialista-electoral como Prospera.
- Yo hubiera reducido el gasto público.
- No hubiera hecho derroches frívolos como llevar familiares y comitivas de viaje, o comprarle vestidos lujosos a mis hijas. Aunque el impacto económico de eso sea casi nulo, sí manda el mensaje de que su gobierno sería capaz de derrochar dinero en cualquier cosa.
- Yo me hubiera preocupado por ser empático con mis gobernados y hubiera acompañado el «gasolinazo» con políticas de austeridad dentro de mi gobierno en vez de permitir que se otorguen bonos y se regalen iPhones -aunque la suma monetaria sea simbólica-. Tal vez así, la gente hubiera comprendido un poco más la medida y hubiera sentido que el gobierno también está dispuesto a hacer sacrificios.
- Yo no me hubiera involucrado en conflictos de interés, hubiera tomado el liderazgo para hacer justicia en Ayotzinapa y tomaría una postura más digna ante Donald Trump, así tendría más respeto por parte de mis gobernados, gracias a lo cual tendría más margen de acción para aplicar medidas impopulares.
- Yo no le hubiera mentido a la gente diciendo que el costo de la gasolina iba a bajar con la Reforma Energética y la luz, porque el precio depende de muchas variables que le son ajenas -es el mercado quien determina si está más barato o no-.
Estas son las cosas que hubiera o no hubiera hecho que se me vienen a la cabeza, seguramente hay muchas más.
Para terminar, debo decir que entendido esto, deberíamos replantear las protestas y manifestaciones, porque el gasolinazo no sólo no es la causa, sino que los paliativos para eliminar el impacto podrían ser contraproducentes. Esa energía se debería utilizar para impulsar una Reforma Política de gran calado que reestructure nuestras instituciones, donde nuestros políticos no tengan fuero, donde se exija que estén aptos para su cargo, que tengan estudios, que hayan probado que son gente honesta y confiable, que se les haga exámenes psicológicos y de conocimientos; que la #Ley3de3 se aplique como está concebida originalmente y sin parches, entre muchas otras propuestas. Ya hay varios organismos con un gran expertise en el tema que podrían ayudar a formular la propuesta, como ya se intentó anteriormente. Necesitamos reestructurar de raíz un sistema que ya está decadente para que sea más democrático y esté sujeto a la rendición de cuentas.
Ojalá que en las manifestaciones que vienen se solicite eso. Las cosas no van a cambiar mientras no modifiquemos las estructuras bajo las cuales nos gobernamos.