Después de ver lo que aconteció el día de los «famosos XV años de Rubí», me veo obligado a escribir un segundo artículo. En el primero de alguna forma concluí que no consideraba tan reprobable el «mame» en el cual la gente le dio difusión a este evento y lo hizo suyo, y en ese sentido sigo pensando lo mismo. Hay manifestaciones que son mucho más degradantes y que no reciben el mar de críticas que recibió este fenómeno.
Pero aquí yo sí quisiera hacer una distinción. Por un lado, el puro fenómeno de las redes sociales, que no se me hace algo diferente a todos los demás fenòmenos que en redes ocurren; y por otro lado, el tratamiento que este fenómeno ha recibido por parte de medios de comunicación, empresas, políticos, y demás personas, que desde el oportunismo, buscaron obtener un provecho. Ya de inicio, arruinaron el festejo de la pobre joven.
Parecerá algo demasiado frívolo hablar del tema, pero no lo es, porque refleja mucho sobre el papel que los medios de comunicación y la clase política tienen dentro de la sociedad mexicana.
Me impresiona, y de mala manera, la cobertura mediática que ha recibido este acontecimiento. Es cierto que es un fenómeno viral, pero sin trascendencia alguna más que la enorme difusión que recibió. Bastaba tal vez algún reportaje sobre como éste fenómeno social tuvo impacto en redes sociales. Pero los medios se empotraron en el evento como si se tratara del evento del año, dejando al lado cualquier manifestación de ética periodística a un lado.
Vimos coberturas en vivo, entrevistas a Rubí, a quien junto con #LadyWuu, trataron como fenómenos de circo. Hasta algunos de esos medios «más serios» le dieron más importancia de lo que el evento debería de tener. A un fenómeno inocuo lo banalizaron hasta al cansancio, crearon una telenovela a partir de lo que era una simple trivialidad. Fue una vergüenza lo que vi ayer.
La prensa, por ejemplo, acosó a Rubí hasta arruinarle su festejo. ¿Dónde está la ética periodística? ¿Qué no pueden entender los medios de comunicación que se trata de una joven de 15 años que no tiene experiencia alguna con medios y que deseaba pasarla bien en sus 15 años? ¿Esa es la calidad de prensa que tenemos en México?
Pero el papel de los políticos fue lo más lamentable, no sólo por tratar de colgarse de la imagen de la joven para ganar fama, sino porque recurrieron al erario público para poder hacerlo. Desplantes vergonzosos que explican por qué la clase política mexicana se encuentra en una profunda decadencia. Ahí están los gobernadores y alcaldes de pacotilla, ofreciendo transporte a los curiosos, asistiendo al evento mientras que su entidad sufre por el desabasto de gasolina; ahí está el infame Layín, el que «roba poquito», regalando un automóvil a la quinceañera. Oportunistas que pueden caer bajo con el único fin de amasar poder.
¿Esas son las estructuras que sostienen al país? ¿Esa es nuestra prensa? ¿Ese es nuestro gobierno? ¿De verdad?
Por eso digo que lo menos malo de todo esto es el fenómeno en sí, el de los usuarios que se «subieron al tren del mame», no los aplaudo, pero fenómenos como estos ocurren en muchas latitudes del mundo. Esto, la otra cara de la moneda, y lo que sí parece distinguirnos, es lo más lamentable. Medios sin rating y políticos sin legitimidad que tienen que prostituirse de esta forma tan penosa. Empresas sacando provecho de la joven para hacer campañas de marketing.
Dentro de todo este fenómeno viral, lo más trascendental, por decirlo, era que la quinceañera pasara un buen día, y ni siquiera se preocuparon por eso; usaron a la joven y a su familia, en algunos casos se burlaron de ella y la ridiculizaron. Que uno de los que concursaron por la chiva haya muerto resultó ser una trivialidad; que Rubí estuviera espantada por todo lo que ocurrió también lo fue.
Y hay que hablar de esto, aunque estemos hasta la madre de Rubí, porque ésta es nuestra realidad, éste es nuestro país. A mí me da lástima, quienes tienen poder -sea político o mediático- a la mano sean tan carentes de principios y puedan caer tan bajo.
A nadie le importó que los padres le dieran a su hija un festejo de 15 años gloriosos, con todas esas costumbres que el hipster-urbano-comelikes puede no terminar de entender, pero que para ellos significan mucho y le dan mucho sentido a su festejo. No, esos carros o esos boletos no tuvieron ese fin, sino el del colgarse de un evento que para Rubí significaba mucho…
… y ese es México.