En las últimas elecciones, siempre ha contendido una candidata o candidato que intelectualmente destaca sobre los demás y se gana la simpatía de muchos (que generalmente no se convierte en votos) por ser el nuevo, el que parece ser más inteligente y hasta el que parece mostrar un proyecto de gobierno más congruente, pero que no tienen posibilidad alguna de ganar porque fueron nombrado por algún partido pequeño sin estructura alguna. De hecho, ese perfil intelectual tiene una estrecha relación con sus nulas posibilidades de ganar la contienda. Al saber que su trabajo se limita a conservar el registro del partido pequeño al que representa, en vez de convencer a las masas, buscarán promover un programa o poner sobre la mesa una corriente de pensamiento. Ahí está la progresista Patricia Mercado, o el libertario Gabriel Quadri.
El EZLN ha decidido nominar a una indígena para que contienda como candidata independiente por la Presidencia de la República. ¿Va a ganar? A menos que pase algo demasiado extraño y de proporciones históricas, no lo va a hacer.
Pero seguramente esta indígena, arropada claro está, por el EZLN, jugará un papel similar al que han jugado Quadri o Patricia Mercado. ¿Y saben? Esa es una muy buena noticia para México.
¿Por qué?
Según el INEGI, más de 7 millones de mexicanos hablan una lengua indígena, pero su papel dentro de la política mexicana es casi inexistente. El simple hecho de tener una candidata indígena, dará visibilidad a las comunidades que han quedado rezagadas por muchos y utilizadas por el gobierno como accesorio en spots para presumir el país.
Se pondrá el tema de los indígenas, sus derechos, sus comunidades, y sus problemas sobre la mesa. Ahora sí estarán representados.
En un país de simulación, lo políticamente correcto es decir que el racismo no existe. La realidad es que México es un país muy racista. No nos vayamos tan lejos, cuando en el 2006 López Obrador contendió por la presidencia, se oyeron frases hirientes como «los nacos al poder» o «7 de cada 10 gatos prefieren Whiskas». López Obrador, así como gran parte de sus seguidores, son mestizos, no indígenas.
En realidad, los indígenas son quienes más sufren, y son quienes han sido mayormente rezagados.
Una indígena como candidata podrá dar voz a quienes no la tienen, a quienes han quedado en lo oscurito, a ese México que nos representa mucho pero que hemos «escondido» en aras de un México supuestamente más moderno y cosmopolita -término muy irónico-. Ella dará voz a unas comunidades que después del levantamiento zapatista, se encuentran en peores condiciones.
No se trata de simpatizar con el EZLN -no comulgo con el marxismo que ellos pregonan-, sino de darnos cuenta que ésta puede ser una gran oportunidad para la clase social más rezagada y olvidada desde la colonia.
A pesar de ser una «minoría muy numerosa», los indígenas no tienen representación en el Gobierno ni en el Congreso. Los partidos que presumen de dientes pa fuera mayor «preocupación» por estas minorías en el discurso como Morena o hasta el PRI, solamente lucran con su pobreza para ganar votos, para que una vez que lleguen al poder, desplacen a sus comunidades para construir un nuevo «proyectote», una nueva inversión -alguna minera canadiense-, o una obra para presumirla con un bombardeo de spots en televisión.
Naturalmente, el más indignado con esta elección es López Obrador. Sabe que los votos (aunque sean pocos) que ella obtenga, los ganará, posiblemente, a costa de López Obrador. AMLO, al sentirse dueño de la izquierda mexicana, ya ha salido a decir que esto se trata de una estrategia del PRI y la «mafia del poder». Si pensabas que el Peje era quien defendería las causas de los indígenas, aquí te presento al verdadero López Obrador:
El EZLN en 2006: era «el huevo de la serpiente». Luego, muy «radicales» han llamado a no votar y ahora postularán candidata independiente.
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) 16 de octubre de 2016
Decir que el PRI está detrás del EZLN es insultar la inteligencia de muchos. Él mismo, desde el 2006, se ganó la antipatía del Subcomandante Marcos, por no representar tanto a una izquierda verdadera y más bien a un pequeño burgués emanado del PRI. López Obrador se ha dado cuenta que la izquierda no es suya, y que desde ese espectro ideológico, también tiene competencia.
La candidata independiente no ganará la elección, pero seguramente será un gran triunfo y sentará un gran precedente. Más mexicanos, a través de su voz, podrán conocer más a estas comunidades y el rezago que sufren. Espero que esta sea el primer paso para que los indígenas tengan mayor representación en la política. Si los indígenas constituyen una considerable porción de nuestra población, también deberían tener acceso libre a desempeñarse en política para construir un mejor país, donde estén incluidos como ciudadanos y no como accesorios turísticos.
Una candidata indígena y mujer, es un gran reto para romper paradigmas y tabúes en México.