¿Recuerdas este video, verdad?
Hasta por meras cuestiones diplomáticas, un mandatario nunca sería grosero con otro. Pero el lenguaje corporal delata lo que no se quiere decir, y al menos en mi particular opinión, es de notar que para Obama y Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá, Enrique Peña Nieto se encuentra «un peldaño abajo». El video es un tanto penoso por lo que delata.
Peña con su mano (en un gesto de amabilidad, con esas formas tan particulares del PRI) invita a sus homólogos a bajar las escaleras. De forma inconsciente, Obama y Trudeau lo ignoran, siguen platicando, y Peña vuelve a subir las escaleras para integrarse a una conversación de la que no es parte. Posiblemente su poco dominio del inglés tenga algo que ver ahí y no termine de entender bien lo que están hablando. Es de notar que Peña se siente muy incómodo, y lo primero que viene a la mente es ese niño de la escuela que es rechazado por sus compañeros, y aún así, intenta integrarse al grupo.
Muchos se preguntan que dirán los demás presidentes de Peña Nieto tras bambalinas. Si Obama y Angela Merkel sueltan algunas risitas por las ocurrencias de Peña Nieto. Eso no lo sabemos, y posiblemente en el gobierno no lo sepan tampoco. Cuando se trata de diplomacia hay que aprender a cuidar las formas y a ser muy respetuoso con los mandatarios de otros países. Dentro de un apretón de manos entre dos presidentes hay muchos intereses de por medio, tratados, acuerdos, intereses económicos y geopolíticos. Por eso es este tipo de relaciones tienen que ser muy cuidadosas. Esto hay que tomarlo en cuenta porque a veces se ignora rotundamente cuando se trata de analizar una situación donde dos mandatarios o dos gobiernos forman parte.
Estoy seguro que la imagen de Enrique Peña Nieto allá afuera no es muy benéfica para México. Creo que es un lastre, tanto en los medios de comunicación (cosa de la que sí tenemos pruebas) como dentro de muchos otros gobiernos (donde no las tenemos del todo). Podemos inferir lo último cuando otros organismos (como la ONU) emiten una dura crítica, o con videos como el que acabo de publicar. Peña Nieto no da una buena imagen al país.
Y me preocupa que nuestra intención como ciudadanos sea ridiculizarlo más. Que se note que es un bufón, que es un idiota. No importa que efectos tenga esto en la imagen de nuestro país.
Porque una cosa es la crítica a su gobierno, y otra cosa es la burla. La crítica no sólo es válida, es necesaria en un país democrático (o que trata de serlo). La burla superficial no abona, porque no lleva a nada, es un mero acto de catarsis en el mejor de los casos.
Pero a veces la burla se hace sin informarse antes. Todo sea por ver a Peña fracasar. Si fracasa, si muere, si se estrella el avión que «no tiene ni Obama» será el mejor día de nuestra vidas. Un ejemplo claro es aquella conferencia de prensa donde muchos afirmaron que «Obama calló a Peña Nieto».
Peña Nieto criticó y alertó el creciente populismo (con clara referencia a López Obrador) mientras que Obama se autonombró populista. Pero Obama nunca respondió a Peña Nieto, sino a la prensa (los únicos que afirmaron que «Obama respondió a Peña» fueron algunos medios mexicanos, ningún extranjero). Además el término populismo tiene una connotación diferente en Estados Unidos (un tanto más benigna y moderada que en América Latina donde se usa de forma peyorativa), lo suficiente como para que Obama pueda describirse como populista.
Por ejemplo, para nuestro concepto de populista, López Obrador sería un populista, Donald Trump también, pero Obama no. Para el concepto estadounidense, que es un tanto más moderado, Donald Trump no es un populista y Obama sí.
https://www.youtube.com/watch?v=nzPS-UpRfy4
Pero esto se ignoró, el chiste era ver a Peña Nieto caer y sangrar.
¿Y sabes por qué me preocupa?
Por el nivel de discurso. En lugar de hacer críticas más profundas (que vaya que el gobierno de Peña tiene mucho material) que abonen a la construcción de una nación fuerte, estás se limitan a burlas, a memes, a anécdotas, y demás. La crítica profunda queda en un segundo plano.
Parece que la premisa no es esta: Estoy muy molesto con la forma en que se está gobernando el país; por lo tanto, estoy muy molesto con Peña Nieto.
Sino más bien a la inversa: Como me cae mal Peña Nieto, entonces quiero que meta la pata; por más veces, mejor.
No importa que se ignore el entorno. Retomando el tema de la diplomacia, sería absurdo que Obama contradijera y expusiera en público a Peña Nieto por el mero uso de un término. México es lo suficientemente importante para Estados Unidos como para que Obama se de el lujo de deteriorar una relación contradiciendo a Peña Nieto frente a las cámaras, cuyo gobierno (el de Peña) es lo suficientemente esquizofrénico como para limitar el número de preguntas que se le podían hacer al mandatario en esa cumbre.
Pero lo que importa es lo fácil, lo superficial:
Por ejemplo, pocos están hablando de la #Ley3de3 donde el gobierno de Peña perdonó a los empresarios, pero no vetó los artículos donde no se obliga a los políticos presentar sus declaraciones.
Y todos hacen memes de Peña Nieto siendo ignorado por Obama y Trudeau.