Muchos jóvenes están lamentando profundamente la inminente salida del Reino Unido. La culpa la tienen los grandes, dicen.
Y en efecto, la gente mayor que fue quien votó mayoritariamente por el «leave«. Se entiende, los grandes tienden a ser más conservadores, tienen su vida hecha, prefieren vivir en un lugar tranquilo en vez de convivir con gente de otros países. También la nostalgia influye, los mayores conocieron al Reino Unido antes de 1973, el año en que ingresó a la Unión Europea. No vivieron toda su vida dentro de ella como los jóvenes.
Para los grandes, las fronteras abiertas atraen individuos que les quitan empleo. Para los millennials es al revés, las fronteras abiertas es una oportunidad para trabajar en otros países. Cuestión de enfoques.
Pero al parecer, los jóvenes no se lo tomaron muy en serio. Primero, por la apatía política de algunos. Segundo, por exceso de confianza de otros. Porque al igual que creían los mercados, algunos analistas y la mayoría de las encuestas, el Brexit no iba a prosperar.
Mejor vámonos a Glastonbury. Va a cantar Adele. Coldplay y Muse van a tocar, son los estelares. 200,000 jóvenes fueron al evento. Los organizadores de Glastonbury promovieron el lema «si vienes, vota» para que el evento no fuera excusa (los asistentes tenían tiempo de votar antes de ir al evento). Pero los jóvenes no se interesaron con todo y que los organizadores promovieron el voto a distancia. Quienquiera que quisiera votar e ir al concierto, podía hacerlo. Algunos culpan a Glastonbury, pero si tomáramos como caso hipotético que ninguno de los 200,000 asistente votaron y que todos ellos simpatizaban con el remain, esto no representaría ni la quinta parte de la diferencia entre el remain y el leave (1,300,000)
Ahora los Millennials son los que más lamentan el triunfo del Brexit. Y culpan a los grandes porque ellos, quienes no tienen futuro por su avanzada edad, castigaron a los que sí tenían futuro.
Pero los principales responsables fueron los propios Millennials. Sus papás y abuelos, tendientes más a simpatizar con el leave, se interesaron más y salieron a votar. Los jóvenes no. Los jóvenes fueron indiferentes porque aseguraban que no ganaría el leave, o porque, les valió un pepino.
Y esta es una gran lección para México. El Reino Unido nos mostró como la indiferencia de los jóvenes sí puede generar una gran diferencia.
Muchos jóvenes en México son muy apáticos. Los argumentos son los mismos de siempre: que todos los partidos son lo mismo, que no me interesa la política porque las series de Netflix son más divertidas, que no le entiendo a eso de la política y que sólo se me hacen graciosas las ocurrencias de Peña Nieto.
Y peor aún. La apatía juvenil puede tener un mayor peso. El Reino Unido es más viejo (refiriéndome a las relaciones de edad), mientras que México está viviendo un bono demográfico donde hay más jóvenes en edad productiva que antes y que después. Los jóvenes son los más independientes a la hora de votar. Difícilmente simpatizan marcadamente con un partido político. Los jóvenes son un antídoto para los partidos que ganan con base en sus estructuras.
La mayoría de los jóvenes no tiene interés alguno en participar dentro de temas sociales y políticos. Si bien, la participación ciudadana ha venido a la alza en las últimas décadas, todavía hay un gran sector de jóvenes apáticos que no se interesa por la política. Como relacionan términos como «corrupción» y «ambición de poder», entonces tratan de mantenerse lejos de ella, cuando casi por obligación moral (por el mero hecho de ser ciudadanos mexicanos) deberían de interesarse.
Los jóvenes deberían estar muy interesados en la política. De hecho, por la edad, suelen ser los más afectados por las decisiones políticas por las repercusiones que pueden tener hasta en el largo plazo. Los jóvenes deberían entender que su futuro no sólo es buscar un trabajo donde se sientan autorrealizados, sino involucrarse en lo público, porque esas estructuras políticas y sociales son las que al final moldean el entorno donde el joven puede diseñar su proyecto de vida.
La política no es un hobbie, es algo que impacta más en tu vida de lo que crees.
Y no se trata de que te guste, se trata de algo más importante, se trata de tu comunidad, de tu nación.