Hay cosas increíbles que pasan en nuestro país, cosas que uno no se explica. Pero esas mismas cosas son las que nos explican por qué México está sumido en la corrupción.
Y no es que uno no se las pueda explicar, más bien no se deberían de concebir, pero suceden. Son esas cosas que demuestran que la corrupción no sólo está en el gobierno. Más bien, el gobierno es una extensión de la sociedad, y por consecuencia, es así de corrupto.
Pero esto sucede en un país donde todo mundo se queja de Peña Nieto, del gobierno, de Ayotzinapa, de los Panamá Papers, los hackers, el Partido Verde, el Piojo Herrera, y un infinito etcétera.
Increíble es el trato que le ha dado la sociedad al video donde una joven de 18 años, quien después de conducir en estado de ebriedad, trató de sobornar a unos policías con 100 pesos. Los policías, en un acto que hasta parece patriótico (porque en México eso parece ser cuando lo común es que acepten la mordida), rechazaron el soborno y la retuvieron.
En un país civilizado, lo relevante del tema debió de ser lo siguiente: Una niña tratando de sobornar, y un policía que no acepta dicho soborno.
Pero en México, lo relevante fue que la niña estaba guapa. Lo relevante fue lo «cómico» del asunto, que la niña no podía articular muy bien sus argumentos.
– Ay, pero está bien buena, mamacita. Te ves como quieres. A ti te lo perdono todo.
Si no estuviera «hermosa», la sociedad no hubiera abordado el incidente de igual forma. Es decir, las mujeres hermosas tienen preferencia para corromper, las que «tienen buena pierna» y son de buen ver. Y muchos de ellos al mismo tiempo se quejan de la discriminación y el racismo. Peor aún, hablan de los derechos de la mujer, cuando aquí «la mujer como objeto de deseo sexual» (porque así la abordan y contemplan), tiene preferencia sobre quienes no son atractivas.
Todavía más grave es que la hayan convertido en heroína. No está demás decir que la niña no ha expresado remordimiento alguno, y que agradece el apoyo y las oportunidades que le van a brindar ciertos medios de comunicación, lo cual ya es patético.
Pero lo más vergonzoso del asunto, es que muchos le aplauden. Ya han creado Fan Pages para alabar a nuestra nueva heroína nacional.
Y le dan palabras de aliento. Claro, también se debe señalar a quien grabó el video. Pero la joven no es víctima, en tanto puso en riesgo la vida de los demás al conducir así.
Algunas personas consideradas «feministas» la defienden por el simple hecho de ser mujer, otros dicen que no es para tanto, que no hay que hacer tanto escándalo, que los 100 pesos no se comparan con las casas blancas de Peña Nieto, que hay que ver lo que pasa allá arriba y que no hay que escandalizarse por lo que pasa acá abajo.
¡Pero es lo mismo! Sólo que ambos actos están colocados en una distinta dimensión. Las mordidas del hoy son las casas blancas del mañana.
Otros me dicen, «estás promocionando a esa chava, gracias a ti, yo ya le di like«, que esta niña quiere ganar fama y caí. Y por esa misma estrechez de miras, sólo logran ver el efecto y no la causa. Si su Fan Page tiene 100,000 likes, me vale un reverendo cacahuate. El problema es la causa, es por qué la gente aplaude ese tipo de actos. Aunque el efecto (que la joven se haga famosa) no ocurriera, la causa (la relativización de la corrupción) seguiría latente. Esta joven nos recordó el embrollo en el que estamos metidos como sociedad.
Es decir, si contrato a un hacker para tumbar sus páginas, que la gente ya no la siga y no se vuelva famosa (efecto), no habré logrado nada para combatir la relatividad y consentimiento de la corrupción (causa).
Esta joven en estado de ebriedad, sin querer hizo que lo invisible (o que no queríamos ver) quedara evidenciado, «la caca salió a flote».
Nadie se percata de ello. Prueba de que la corrupción en nuestro país está normalizada, muy normalizada.
Incluso por aquellos que suben memes de Peña Nieto, usan hasthags de #MeDuelesMéxico y gritan ¡Cuántos más Peña!
No es un tema sin importancia, el incidente del cual fue partícipe la joven por sí mismo puede ser o parecer irrelevante (porque al final conducir en estado de ebriedad y sobornar es algo reprobable), la forma en que la sociedad ha abordado el incidente es relevante, es importante y preocupante por lo que expresa.
Si gracias a este post, 20 personas más conocieron a Lorena Daniela Aguirre, me importa un comino. Lo que pretendo es que la gente se de cuenta de cómo hemos normalizado la corrupción. Cómo es que sobornar, dar mordidas y conducir en estado de ebriedad, es algo normal.
Ojalá la gente pueda entender esto. Porque lo que he visto en estos últimos días me ha dado a entender bien por qué México está como está. Me dio a entender bien por qué hay tanta corrupción.
Y habrá quien me diga que le baje, y no lo voy a hacer.
Porque a un tema tan preocupante «no se le puede bajar», a un tema que comparte la misma raíz de las casas blancas, de Ayotzinapa o de los porky’s.
Y si la gente no lo puede ver, entonces no sé que hacer.
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