En su libro, «Mate: Become the Man Women Want», el psicólogo evolucionista Geoffrey Miller menciona que el mayor miedo de una mujer es llegar ser víctima de un abuso por parte de un hombre. Varias de las características que una mujer busca en un hombre cuando se trata de buscar una pareja van en este sentido. Por ejemplo, un hombre que la hace reír y se ríe de sí mismo es atractivo para ella, porque eso muestra que no tiene algún trastorno psicológico grave, y por lo tanto, el riesgo para ella es muy bajo.
A veces a nosotros los hombres nos es difícil entender por qué es tan grande ese miedo. Para ellas, un hombre tratando de flirtear es como si se nos acercara un negro fornido de más de dos metros cuya fuerza es mayúscula; saben que físicamente se encuentran en desventaja, por lo tanto tienen que asegurarse que el hombre sea emocionalmente estable para que dicha fortaleza no represente un riesgo para ellas y puedan involucrarse en una relación con aquel. Gran parte de este trabajo mental que hace la mujer se desarrolla a nivel inconsciente, pero tiene sentido.
Y a ello hay que agregar que ser víctima de una violación no sólo tiene que ver con la agresión física, también tenemos que hablar de la humillación que para ellas implica ser violada o abusada. Las consecuencias psicológicas para ellas son desastrosas, una violación puede arruinar su vida, puede implicar que ya no vuelvan a tener relaciones sexuales en su vida como consecuencia del trama, y además pueden ser víctimas de críticas injustas. No es poco común que después de ser víctimas de un abuso, reciban insultos como «te lo buscaste por puta», «tú lo provocaste por la forma en que ibas vestida». En México, una mujer tiene que pensar dos veces para hacer una denuncia en las redes sociales porque son proclives a recibir insultos de personas trastornadas. Incluso pueden recibir burlas de aquellos que se supone deberían de velar por sus derechos, como le sucedió a Andrea Noel, quien tuvo que regresar a Estados Unidos, después de ser víctima de un abuso en la Condesa.
Está tan normalizada la violencia hacia la mujer en nuestro país, que un grupo musical puede realizar un video donde el intérprete incinera a una mujer después de que esta lo ha engañado, y luego no entender que fue la parte «que causó desagrado»:
Gerardo Ortiz se defiende diciendo que ama a las mujeres tras el escándalo que rodea a su más reciente video musical. http://uni.vi/1058t1
Posted by Primer Impacto on Wednesday, March 30, 2016
Después de entender todo eso (o al menos intentarlo), después de tratar de entender el impacto físico y psicológico que significa para una mujer ser violada (no es lo mismo leer la opinión de un experto en un libro que sentirlo), entonces puedo tratar de dimensionar el grado de sufrimiento que padece Daphne y toda su familia, les han clavado una estaca. Ella, víctima de una violación por parte de «Los Porkys», una banda «criminal» de mirreyes, jóvenes hijos de empresarios y políticos influyentes de Veracruz cercanos al gobernador Jarvier Duarte, no va a volver a vivir igual. Según palabras de su padre, ella tiene ganas de morirse, no puede recibir contacto físico (abrazos, caricias, apapachos), toda la familia está resquebrajada víctima de los impulsos sexuales de personas con escasos valores y principios.
Me siento triste por que me siento sola, sé que no es así pero así lo siento, muchos de mis ‘amigos’ y muchos de mis ‘conocidos’ dudaron y me juzgaron (antes de que salieran los videos) … Si he tomado, si he salido de fiesta, si he usado faldas cortas, como la gran mayoría, por no decir que todas las niñas de mi edad, ¿por eso me van a juzgar?, ¿por eso me lo merecía?, ¿por eso pasó lo que pasó?, ¿por andar de noche con mis amigas?
No es coincidencia esa relación entre gobiernos autoritarios y mujeres abusadas. No es coincidencia que este tipo de casos se dispare en esta entidad gobernada por un déspota. No sólo es el caso de Los Porkys, otra mujer fue violada por hijos de gente influyente, entre ellos, el hijo del director de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal, Pesca y Alimentación (Sedarpa), y quienes grabaron el acto. Gente bien parada que busca mover sus influencias en las altas esferas para que sus hijos no pisen la cárcel. Ahí donde está el gobernador déspota que presume de dientes para afuera que se hará justicia, como ahí están también demagogos autoritarios en diversas latitudes del mundo como Donald Trump hablando despectivamente de las mujeres.
Esta cultura del mirrey, de las élites podridas y echadas a perder, hijos de políticos o empresarios cercanos a la clase política, aforados de facto, que están en una posición social privilegiada lo suficiente como para no ser castigados por sus actos. Esos mismos que mandan a sus güaruras a golpear a quien se les atravesó en la calle, esos mismos que levantan a quienes les incomodan. Esos hijos muy mal educados, en familias de mucho dinero y poder, pero escasas de valores. Violadores y enfermos sexuales que se dicen «gente bien» y aparecen en revistas de la élite porque llevan su camisa desabotonada, su reloj de marca y manejan auto de lujo.
Y a pesar de todo esto que he explicado, hay quienes se atreven a decir que la culpa es de las mujeres, que «ella los provocó con su vestimenta», que si fuera «más decente», eso no le ocurriría, como si los hombres fueran animales víctimas de sus propios instintos. Si una mujer hace una denuncia es una «feminazi», si una mujer es violada, ella es la «puta». No basta que a la mujer se le haya hecho realidad su más grande pesadilla, hay que «rematarla», señalarla y humillarla.
Basta ver el video del padre de Daphne para entender el coraje, el dolor y la desolación que siente al ver sufrir a su hija. El padre, Javier Fernández, fue lo suficientemente compasivo como para no denunciarlos penalmente mientras los hijos se alejaran de ella, le pidieran disculpas y aceptaran iniciar terapia psicológica (como se muestra en el video, pensó en matarlos). A pesar de sus promesas, los padres de los violadores no cumplieron y Javier Fernández los ha demandado, no sin antes encontrar un montón de trabas, presuntamente gracias a la posición privilegiada de los padres de los violadores, y un vendaval de críticas hacia Daphne en redes:
Es aterrorizante y muy deprimente para mi el hecho de que ahora digan que es «político», que «nos dieron dinero», que estamos «extorsionando»… yo no quería quedar expuesta como paso ahorita, yo no quería ser juzgada o señalada por la sociedad, yo lo único que quería era un porque?
Si eres padre, o fueras padre ¿qué sentirías si violaran a tu hija? ¿Cuál sería tu reacción? ¿Qué sentirías al verla destrozada, encerrada en su cuarto, sin ganas de vivir? ¿Acaso te gustaría que dijeran que tu hija se lo buscó por la ropa que llevaba o porque se fue «de peda» a un antro? Aunque las respuestas parecen muy obvias, para muchos no los son, como aquellas personas que siguen creyendo que una mujer es un objeto a su disposición.
https://www.youtube.com/watch?v=4YwQtY4H_T8