Me sorprendió un poco el ruido que generaron las «declaraciones», por llamarlo así, de Andrea Legarreta.
Me sorprende, porque primero que nada, no sé que haría una persona con estudios universitarios cuando menos (que representa el grueso de las personas que utilizan las redes sociales) viendo ese programa.
Me sorprende porque no debería de sorprender que Andrea Legarreta y Raúl Araiza hagan infomerciales a favor del Gobierno de Peña Nieto. Ya lo han hecho varias veces, y no sólo eso, también han hecho proselitismo a favor del Partido Verde. ¿O qué? ¿No recuerdas cuando ibas a ver alguna película el cine durante las campañas electorales de 2012 o 2015? ¿O no recuerdas los tweets que publicaron junto con muchas otras celebridades que debió merecer la pérdida del registro del partido al que apoyan?
Legarreta y Araiza son artistas, no son analistas, no son economistas. Es completamente natural que no puedan expresarse bien cuando tratan de hablar de un tema que no dominan en lo absoluto. Ellos siguen un guión y tienen que hacerlo suyo, pero no entienden bien lo que dicen.
Voy a ser franco y lo que voy a decir posiblemente va a molestar a más de uno. Lo que en realidad me viene importando un pepino:
En lo realidad, parte de lo que dijeron Legarreta y Araiza es cierto (esto si quitamos el tufo oficialista y nos remitimos a los meros datos).
Si el Gobierno usa este tipo de estrategias para tratar de engañarnos y para meternos cierta idea en nuestra cabeza, no es como que cuando les asista la verdad vayan a prescindir de este tipo de recursos, al contrario. Mucha gente cree que la «devaluación» (porque hablamos más bien de una depreciación y es importante entender la diferencia) es culpa de Peña Nieto y su Gobierno. Lo relacionan con las devaluaciones del 82 y del 94. Una diferencia importante es que en ese entonces, el Gobierno «devaluaba» la moneda. Ahora, el valor del peso está sujeto a los vaivenes del mercado.
De hecho, como comenté hace unos días, son varias las monedas las que se han depreciado. No soy economista, pero allá afuera en Internet hay muchas fuentes que puedes consultar para entender por qué el peso sufrió una depreciación. En resumen:
- La FED sube sus tasas de interés
- La economía de China
- La caída de los precios del crudo (en parte porque han levantado sanciones a Irán)
Y te preguntarás por qué a pesar de todo no hay crisis. Ciertamente, no es una buena temporada para comprar productos en Amazon ni para adquirir el nuevo iPhone, pero la inflación (que en este caso, sería sintomática de una crisis provocada por una devaluación) se mantiene estable. La mayoría de los productos mantienen sus precios, y las familias casi no han visto reducir su poder adquisitivo. De hecho, los problemas económicos que pueda tener México en la actualidad, algunos sí, derivados de la corrupción de este Gobierno que hace que los inversionistas se la piensen dos veces antes de invertir en nuestro país, junto con reformas fiscales que han estancado nuestra economía.
Y tal vez podrías argumentarme, que si tuviéramos una economía más fuerte, el peso no se devaluaría tanto. Pero este fenómeno como tal no es culpa del Gobierno.
Técnicamente lo que dicen Legarreta y Araiza es cierto, claro, agregando claro, algunos apuntes triunfalistas para ensalzar a este Gobierno: -Quesque la gasolina y la luz bajó. Naturalmente un argumento pierde peso cuando quienes lo emiten no dominan el tema y sólo improvisan siguiendo un guión, como ocurre en el caso de estos actores. Pero basta ver la opinión de gente experta en la materia (muchos de ellos, duros críticos de este Gobierno) para darse cuenta que no están tan alejados de la realidad.
El gobierno de Peña Nieto tiene muchos defectos, y en este blog he hecho sobradas críticas sobre ellos. Pero en el caso de la depreciación del peso frente al dólar, no, no es culpa de Peña, y sí se explica más por medio de fenómenos exógenos como los que ya he mencionado.
Más que el dólar, me preocupa más que veas ese programa por las mañanas.