Los revolucionarios buscan romper con el estado de las cosas para establecer uno nuevo. Mientras que una evolución implica una transformación gradual de un proceso y una involución es el retroceso de éste (lo contrario que lo primero), una revolución, consistiría entonces, en romper un proceso para sustituirlo por otro. En este entendido, una revolución solo se podría justificar cuando el proceso anterior (el que se quiere romper) está lo suficientemente viciado como para que éste ya no tenga posibilidades de mejorarse en el trayecto. Es decir, cuando cierto estado de las cosas ya no puede ser mejorado sobre la marcha.
En este sentido, Zapata era un revolucionario, también el «Che» Güevara. Pero también a los integrantes del Estado Islámico se les podría considerar revolucionarios, en tanto buscan romper un proceso para iniciar otro.
El México pre-revolucionario no era perfecto. Nuestro país tenía un dictador llamado Porfirio Díaz, quien logró transformar económicamente a un país sumido en la miseria debido a un sin fin de conflictos. Aunque esta figura fue condenada al ostracismo de la Historia Mexicana (escrito precisamente por la familia revolucionaria) muchas de sus obras perduran hasta la fecha. Los pecados de Porfirio Díaz básicamente fueron dos, ser un dictador (que vaya, tampoco esperes en esa época la existencia de mandatarios democráticos sujetos a mecanismos de transparencia) y que el crecimiento económico que logró se distribuyó en unos pocos, manteniendo a gran parte de la población en la miseria, en condiciones infrahumanas y sin derechos.
Que las épocas también se entienden. Lo que hoy es inconcebible, antes era más tolerado.
Es decir, el estado de las cosas de esa época tenía defectos; pero era perfectible, no estaba condenado al fracaso. Una apertura democrática (en términos de principios del siglo XX) y una mejor distribución de la riqueza que ya existía habrían podido cambiar la historia de nuestro país. De hecho, a principios de siglo, ésta a nivel mundial estaba muy mal distribuida; no era una condición exclusiva de nuestro país; en la belle epoque, unos cuantos poseían la mayoría de toda la riqueza y la mayoría vivían en la pobreza. Las guerras mundiales, al destruir las grandes posesiones y haciendas de los ricos, junto con el ascenso de políticas redistributivas (en algunos casos creadas para alejar a las poblaciones de la tentación del comunismo) crearon una sociedad más igualitaria.
Las guerras mundiales destruyeron a Europa, en tanto los revolucionarios destruyeron gran parte de las riquezas que existían en México. La diferencia estriba en que las naciones fueron destruidas por sus adversarios. En cambio, México fue destruido por quienes después ascendieron al poder.
Y ese es el problema de la Revolución Mexicana, no corrigió los problemas del México de Porfirio Díaz, sino que destruyó todo lo que había, fuera bueno o malo. De hecho, con la Revolución surgió una dictadura disfrazada de democracia simulada que duró 70 años.
El Monumento a la Revolución es para mí, uno de los monumentos más representativos en cuanto a su significado. Porfirio Díaz mandó a construir un palacio legislativo que tendría dimensiones mayores a las del Capitolio de Washington D.C. y que albergaría a las cámaras de senadores y diputados. Porfirio Díaz puso la primera piedra, después Madero intentó continuar el proyecto, pero éste se frustró gracias a la Revolución. Al final, sólo se aprovechó una parte de la obra que sirvió para erigir el monumento actual: Una obra mocha e incompleta.
Es peculiar que un dictador haya propuesto crear un parlamento, mientras que los revolucionarios nos trajeron la dictadura.
En ese sentido, la Revolución Mexicana fue algo mocho, incompleto. No trajo la democracia al país, destruyó gran parte de la riqueza que Díaz se guardó para unos pocos, en lugar de distribuirla mejor. Si bien ciertos sectores de la población vieron beneficios y la educación pública (inexistente en tiempos de Don Porfirio) se desarrolló (el cual es prácticamente es el único derecho social que nuestro país obtuvo gracias a este evento); los revolucionarios al institucionalizarse, crearon organizaciones que más que promover la igualdad. promovieron la dependencia del individuo con el aparato gubernamental. Varias de estas instituciones siguen funcionando después de medio siglo (ejemplo, la CTM, la CROC o el SNTE).
En realidad, la igualdad era sólo para quienes estaban dentro de la familia revolucionaria. Los más beneficiados eran quienes pertenecían a algunas de estas organizaciones:
No vivir del presupuesto es vivir en el error: César Garizurieta Erenzweig «El Tlacuache».
La familia revolucionaria creó lo que Mario Vargas Llosa llamó la dictadura perfecta. Nuestro país fue uno de los últimos de América Latina en transitar a una democracia, porque se nos hacía creer (y también al mundo) que éramos una democracia. Posiblemente ese sea uno de sus más grandes legados, y no es algo que podamos presumir.
Los beneficios de la Revolución Mexicana son cuestionables. Pero a pesar de eso, en pleno siglo XXI se sigue celebrando, y el Presidente Peña Nieto, militante del partido creado por la familia revolucionaria, realiza una ceremonia pomposa en el Campo Marte para conmemorar su aniversario.
El PRI, a pesar de llevar tatuado en su nombre a la Revolución Mexicana (Revolucionario Institucional es un contrasentido por sí mísmo, de hecho es casi un oximorón) ha sido cuestionado por las izquierdas quienes se consideran los auténticos revolucionarios; y cuyos miembros salieron del PRI, porque dicen, éstos traicionaron sus valores para venderse a lo que llaman «el neoliberalismo». El PRD y López Obrador pelean por ser los herederos legítimos de una revolución fallida, que no creó riqueza, trajo autoritarismo, monopolios públicos (Pemex y un sin fin de empresas que fueron torpemente privatizadas hace pocas décadas) y privados (Televisa, la televisión de la familia revolucionaria). Dichos monopolios, hederedos (de forma directa o muy indirecta) de la Revolución Mexicana, son los que ahora tienen a un país sumamente desigual donde el 50% de la población es pobre.
Esa es la paradoja de la Revolución Mexicana, trajo todo eso que habían prometido combatir.
Y lo más paradójico es que la sigamos celebrando.
P.D. Por cierto, creo que casi no mencioné a ningún personaje de la familia revolucionaria. No hubo necesidad.