Y seguramente la culpa la tendrá la mujer por vestirse así, por «exhibirse», es que andaba hormonal, se les subieron las ubres, no, no te agarré nada o sólo fue poquito, te agarré una chichi, pero apenas. No, no pasa nada.
Puedo casi asegurar que si al conductor se le hace un estudio para calcular su cociente intelectual, los resultados serían bastante lamentables (para él). Basta ver la forma en que el hombre se desenvuelve, la forma en que se ríe y bromea, propio de alguien que no es inteligente. Basta ver su vulgaridad, su falta de cultura (notoria en ese tipo de programas), sus ademanes. Su lenguaje corporal es propio de una persona poco inteligente. Juzgue usted:
Pero independiente de los rasgos intelectuales de un hombre, lo más indignante del caso es que haya quienes piensen que este tipo de actos y ademanes son normales e incluso los vean como graciosos. Televisa (televisora donde te tienes que «sentar» con el productor para hacer carrera) da fe de esto al no despedir al conductor por lo sucedido. De hecho fue la conductora quien no apareció en el siguiente programa.
El machismo es algo que no hemos logrado erradicar de nuestra sociedad, pero hay ambientes donde este tipo de expresiones se notan más. No es casualidad que esto se de en un «programa de revista» con contenidos superfluos y banales, dirigidos a personas ignorantes o con un cociente intelectual bajo.
Los ambientes de cierto tipo de música como la banda o el reaggeton promueven este tipo de comportamientos. Estos presentan al hombre como un ser dominante sobre el otro sexo, que presume de la cantidad de conquistas, con el sombrero y la camisa desabotonada, un lenguaje soez y agresivo muestra de su poca cultura. Las letras de este tipo de música suelen ser misóginas al presentar a la mujer como un trofeo para el hombre. En el reaggeton esto va más allá, las mujeres son explícitamente objetos para los hombres «de reversa mami«.
Ahorita te aclaro, que el tierno se fue. Pienso en desnudarte, y te la voy a pasar. Por tu pecho, tu espalda y de pronto hacer que grites mi nombre una y otra vez. – Calibre 50 – El tierno se fue.
Está comprobado que los hombres que engañan a sus mujeres, o que buscan conquistar mujeres para satisfacer sus necesidades sexuales, son personas con un cociente intelectual menor. El hombre primitivo era promiscuo, en tanto que la monogamia y la fidelidad constituye una novedad evolutiva.
La promiscuidad y la infidelidad son una constante en este tipo de personas que ven a las mujeres como mero objeto. Es cierto, por naturaleza el cuerpo de las mujeres atrae más a los hombres que en el caso contrario, y esto tiene una explicación biológica. Pero la «gran» diferencia que hay es que los hombres menos desarrollados consideran que las mujeres son un objeto para satisfacer sus necesidades genitales (no sexuales), y los más desarrollados e inteligentes tienen más a respetar al sexo femenino, su dignidad y a tratarlas como sus pares (no como personas menos valiosas). Los avances en la equidad de género y la lucha porque las mujeres se encuentren en condición de igualdad con sus pares es parte de la evolución humana.
Pero los humanos como individuos no evolucionamos exactamente al mismo ritmo. Algunos (los más aptos) se mantienen en la vanguardia, y los menos aptos se quedan rezagados. No es coincidencia que este hombre que trata en vivo y a todo a color a su compañera como un objeto, tenga conductas infantiloides y se mueva en ambientes que presentan al hombre como el «macho dominante».
No es casualidad que los fans del reaggeton tengan un cociente intelectual más bajo que el promedio, y no es casualidad que los amantes de este género tiendan a tratar más a las mujeres como objeto. Ni mucho menos es una casualidad la relación entre los dos fenómenos. Las personas menos inteligentes tenderán más a ser promiscuas y a respetar menos al sexo opuesto, en tanto gustan de expresiones musicales como el reaggeton.
Ponme esa nalga que a tí te voy a inyectar, si te duele por detrás te doy el frente. Palomio & Daniel – Pipicilina.
Pero no necesariamente todas las personas misóginas son menos inteligentes y el problema por tanto no es algo que esté completamente ligado a la inteligencia, sino más bien es un problema cultural, y las personas menos inteligentes tardan más en adaptarse a los cambios evolutivos.
Este conductor naturalmente debería de ser despedido. Una empresa no debe permitir de ninguna manera que uno de sus elementos acose sexualmente a una mujer, menos en público, lo cual representa una humillación para ella.