Vamos a ver como es, el reino del revés – Xavier López Chabelo.
Que un corredor (sea Usain Bolt o Enrique Peña Nieto) lleve los calcetines al revés es algo chistoso, que Peña supuestamente se los haya puesto de esa forma es algo gracioso y se presta a burlas, pero el tema es completamente irrelevante y se olvida en algunos días. Llama más la atención la foto en donde se le ve muy demacrado y tiene un mayor significado (en el mismo contexto de los 10 kilómetros que corrió). Pero resulta que Peña Nieto no se puso mal los calcetines, el modelo de su par es así. Generalmente la parte gris (que es más acolchonada y que sirve para proteger el talón) va atrás, pero estos tienen un diseño gris al frente, ya entendimos. En realidad a nadie le importa resolver esa duda ni la reputación tan lacerada del Presidente se recuperará al aclarar que sí se había puesto bien los calcetines.
Pero su community manager, o social media strategist (o como le quieran llamar) sugirió que había que aclarar el asunto que ellos bautizaron como #Calcetagate (véase lo absurdo del hashtag, fuera de contexto). Es curioso que hayan sido ágiles y efectivos para comunicar el mensaje, se molestaron más en aclarar ese pequeño chascarrillo que en explicarnos qué pasó con los 43 de Ayotzinapa, que en explicarnos el asunto de la Casa Blanca, la fuga del Chapo, la malograda economía, la corrupción, o el asesinato de Rubén Espinosa, que como comenté en el artículo pasado, un conglomerado de 500 personas (entre ellas Alfonso Cuarón, Denise Dresser y Guillermo del Toro) dirigió una carta al Presidente para que tomara cartas en el asunto sobre los periodistas que han sido asesinados y quien respondió dicha misiva fue de un funcionario de la Segob, de ese tamaño la burla.
Un tema tan delicado como el asesinato de periodistas es tan poco importante que envían a un funcionario de segundo nivel, y las calcetas son tan importantes que la cuenta oficial del Presidente explica de forma clara y con celeridad como es que el mandatario no se puso las calcetas al revés.
La foto exhibía supuestamente a Peña con las calcetas al revés, pero la respuesta fue peor, porque mostró que lo que está al revés es todo lo demás. Lo que está al revés es su gobierno, lo que está al revés es el mismo Presidente. Lo que está invertido es su relación con los ciudadanos, con quienes aparenta estar cerca subiéndose al tren de Periscope, pero está tan lejos que tiene que ir a inaugurar un estadio vacío porque al hacerlo lleno de gente, recibiría todo tipo de improperios e insultos. De ese tamaño es la simulación a la que están acostumbrados y de la cual no logran salir.
Cuando lo de Ayotzinapa, Peña Nieto no tuvo el valor de pararse en Iguala, calló y sólo habló cuando la presión lo estaba ahogando; no tuvo los pantalones para aclararnos a los ciudadanos el tema de la Casa Blanca y nos mandó a su esposa, Angélica Rivera para que casi casi nos reprendiera en televisión abierta. Tardó en hacer declaración alguna sobre la fuga del Chapo y tardó todavía más en mencionar siquiera su nombre.
¿A quien le importan unas malditas calcetas?, si están al revés, si están infectadas con el hongo del pie de atleta, si tienen hoyos, si son un par de calcetines diferentes. La anécdota te puede sacar una momentanea carcajada y ya. No sé si él, su gobierno y sus estrategas digitales entienden la dimensión de todo, si entienden en donde están parados. Parece que creen que los malos somos los ciudadanos, los malagradecidos que lo criticamos sin tomar en cuenta su «espíritu reformador», los malagradecidos que «queremos que a México le vaya mal» o que lo criticamos por un «fanático odio a su partido que creó el México institucional», que estamos influenciados por unos pequeños medios constestatarios que tratan de manipularnos (panfletitos como The New York Times, The Economist, The Guardian y demás medios que no conocen ni en su casa).
Ya, Peña ya nos aclaró el asunto de las calcetas, ya me puedo ir tranquilo a dormir con la fe en que México se está transformando. Ahora a esperar la positiva reacción de la Bolsa de Valores ante esta oportuna aclaración. Soy positivo.