Hace unos años iba a entrar a trabajar a una empresa. Para esto el primer día tuve una capacitación con un vendedor, el cual, valga la redundancia, me enseñaría vender el producto; dicho vendedor me enseñaría sus «novedosas estrategias de venta» (como si se tratara de un Dale Carnegie tropicalizado) para convertirme yo también en un gran vendedor. En realidad esta persona no tenía personalidad, era aburrido, no tenía conversación ni tenía una vida propia. Me pregunté como le hacía (si es que sí vendía porque nunca lo supe) porque cuando conversaba con los clientes era lo más desesperante, yo tenía ganas de irme de ahí. Platicaba mucho pero aburría, aburría ¡Ya cállate!
En toda la mañana en la que estuve en el coche (yo manejaba, él hablaba, yo tenía ganas de estrellar mi coche), él no dejó de platicar, pero ¿de qué platicaba? Ah sí, me presumía que conocía a todo el mundo, conocía a toda la crema y nata del poder de Jalisco. Entonces me pregunté (ganas de preguntarle a él no me faltaron) ¿Por qué si conoces a toda la crema y nata del poder no eres nadie? ¿Por qué si estás «bien parado», eres un vendedor promedio de una empresa promedio con un sueldo genérico y que nadie conoce (ni a él ni a la empresa)? Que conoce a tales empresarios ¿Y por qué no te han dado trabajo? Qué conoce al alcalde, a tales políticos, que son amigos suyos.
Es irrisorio que un individuo viva de los logros y de la fama de otros.
Es lo que yo llamo «la friendzone del poder«. aquellas personas que dicen conocer y tener relaciones cercanas con personas reconocidas pero cuyos lazos no hacen ni el más mínimo efecto en la persona ni le otorgan el más mínimo beneficio. Vaya que estar bien parado siempre otorga algún beneficio en cualquier parte del planeta. Pero este tipo de personas son lo suficientemente poco talentosas para que eso no influya en lo más mínimo al punto en que parte de su autoestima se basa en conocerlos.
Lo presumen a los cuatro vientos, como si eso los llegara a convertir en alguien importante, pero a nadie le importa, por el contrario, es desagradable que la gente te presuma «sus contactos» en tu cara, como si tratara de aparentar algo que no es (que en realidad es lo que está haciendo).
Quienes están en la friendzone del poder no se dan cuenta de su desgracia (o no se quieren dar cuenta de ello), creen que se encuentran en un lugar privilegiado, pero no son nadie. Su supuesto honor depende de los logros de los demás y no de los logros propios. Pueden exponerse ante muchas personas, pero nadie les dará importancia. Ah, el amiguito del artista, el amiguito del gobernador, el amiguito del ex Presidente de Colombia, sí es buena onda. Algo así como un -Sí, eres muy lindo y ojalá conociera alguien como tú pero no me gustas y no me importas.
Creo firmemente en que el ser humano tiene la necesidad natural de trascender, dicha necesidad es importante para la supervivencia de la especie humana. Todos deseamos dejar algún tipo de huella para cuando partamos de este mundo, con nuestra familia, hijos, con la sociedad etc. Los que están en la friendzone del poder se creen incapaces de hacerlo, y espera que alguien más lo haga por ellos.
Aquí yace una persona cuyo nombre no recordamos ni sabemos por qué murió; entre sus aportaciones más importantes se encuentran haber sido amigo del alcalde, haber conocido a una cierta cantidad de artista famoso y haber subido su foto con el Presidente a Facebook.