Hoy fue un día soleado – Jacobo Zabludovsky, 2 de octubre de 1968.
Cuando era chamaco y veía a Jacobo dando las noticias la primera pregunta que me hacía era «¿Cuándo se va a morir este señor? Ya está viejito». Pasaron dos décadas para que eso sucediera, el día de hoy, muere Jacobo Zabludovsky, exactamente 100 años después de la muerte de Porfirio Díaz, por un cáncer en el pancreas. Murió a los 87 años y los colaboradores de Wikipedia actualizaron su artículo tan sólo minutos después de su muerte (no sólo Zabludovsky era rápido para dar las noticias).
Todavía me acuerdo de la música de entrada de 24 horas, todavía me acuerdo del set de transmisión, y todavía recuerdo a Jacobo abrazando al dueño de La Gran Leche desconsolado porque había perdido a sus familiares en el terremoto de 1985. Todavía recuerdo que su noticiero era obligado en la noche, todavía recuerdo que en la escuela se hablaba de él, en las reuniones, en la sobremesa -¿Ya viste lo que dijo Jacobo?. Todos sabíamos que era un soldado del PRI, pero de alguna manera le seguíamos dando autoridad moral como «el informador» que teníamos en México.
Todos crecimos con Jacobo Zabludovsky, no había otra forma de informarse más que viendo su noticiero 24 horas, o por medio de su canal de noticias «Eco» que pretendía ser algo así como un CNN descafeinado. Con él vimos sucesos históricos como la caída del muro de Berlín, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, o su espléndida cobertura del Terremoto de 1985. Jacobo entrevistó a Fidel Castro al triunfar la revolución, y también a Salvador Dalí en una entrevista que fue un tanto lamentable. No había de otra, no habían alternativas para informarse, Zabludovsky tenía prácticamente el monopolio de la información en México, casi todas las noticias pasaban por sus manos.
No se puede negar su innegable talento, pero tampoco se puede negar que fue la cabeza noticiosa de una televisora que solapó al gobierno, no podemos negar su papel dentro de la masacre de 1968:
…en Tlatelolco ocurrió un zafarrancho con algunos heridos.
Jacobo representó al gobierno autoritario emanado del PRI que gobernó éste país durante décadas. Jacobo representó los intereses de los gobernantes en turno y se convirtió en una suerte de vocero oficial, en un conductor oficialista, en el símbolo de la falta de democracia y alternancia en el país. Jacobo dio las noticias «a los jodidos» para quienes Televisa hacía televisión. Pero a pesar de su papel que tuvo en la historia mexicana, fue un conductor talentoso, a pesar de tener el monopolio de las noticias y casi no tener competencia alguna, su trabajo (haciendo a un lado su papel de solapador del Gobierno) tenía calidad y era sumamente profesional. Tal vez no era tan carismático, a veces me dormía su forma de hablar, pero eso era más deseable que los noticieros de hoy cuyo formato no dista mucho de un programa de entretenimiento o de revista cuyos conductores hablan con un tono «cantado» que le quita seriedad a la noticia que emiten.
Es irónica la coincidencia de la muerte de Zabludovsky con el centenario luctuoso de Porfirio Díaz, muchos buscan tejer una relación y encontrar una «no casualidad» en dicha coincidencia; aunque el partido del Gobierno que él defendía a capa y espada por medio de su versión de la historia, mandó a Porfirio al ostracismo y lo vendió como el mayor villano de la historia. Aunque quizá coincidían en el autoritarismo. Díaz fue un mandatario autoritario, los gobiernos que representó Zabludovsky también aunque menos efectivos que Díaz, quien a pesar de todo, de las muertes, de la desigualdad, y la represión, logró desarrollar al México de ese entonces.
Una figura importante se va, no sólo del periodismo sino de la historia de México. Se fue como el «vocero oficial» pero a la vez también se va quien llegó a innovar no sólo en nuestro país. Al final parece que trató de redimirse, se mostró algo lejano de quienes antes defendía e incluso llegó a ser considerado por López Obrador (el proclamado antípodas del régimen) como uno de los «buenos». Para bien y para mal queda su legado. Para bien como un conductor que innovó y que dentro de lo que cabe siempre fue profesional y trató de hacer un muy buen trabajo, para mal porque fue la voz oficial de un gobierno autoritario y antidemocrático.
QEPD