La campaña de las elecciones intermedias fueron las más deslucidas de la historia democrática (por llamarlo de una forma) de México. Guerra sucia, partidos burlándose de la ley, «artistas» promocionando ilegalmente a un partido, videos de propaganda que cayeron en lo chusco, falta de propuestas y demás. No todo fue malo, el surgimiento de candidatos independientes como El Bronco, Clouthier y Pedro Kumamoto que no sólo contendieron, sino que ganaron sus respectivas elecciones. También en las elecciones locales (dentro de las urbes) tuvimos votantes menos apáticos y más informados. Estas fueron las elecciones intermedias donde más gente salió a votar. La clase política, con sus excepciones, no estuvo a la altura. La ciudadanía dio un paso adelante aunque todavía le falta mucho por mejorar.
No sé si la campaña fue mala porque la clase política está más podrida o más bien la ciudadanía se ha vuelto más exigente para con ésta. O posiblemente fue una combinación de las dos cosas: Una clase política más corrompida ante una ciudadanía más exigente, lo cual da como resultado una mayor fricción entre ambas partes y una gran decepción de la segunda ante la primera. También es cierto que la sociedad urbana está más preparada que la sociedad rural y por lo cual al tiempo que las zonas urbanas castigan a quienes han gobernado mal; en las elecciones federales, donde las zonas rurales aportan un considerable número de votos, el partido en el poder salió ganón a pesar del descrédito general y a pesar de su ínfimo índice de popularidad.
Por ejemplo, en Guadalajara el voto duro y las estructuras han dejado de ser una garantía. Partidos tradicionales como el PRI y el PAN fueron barridos por Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), que aunque integrado por ex priístas, ex panistas, ex perredistas y otros indepndientes, ha generado cierta esperanza en la Zona Metropolitana de Guadalajara (sobre todo porque se han sabido vender muy bien), su modus operandi se encuentra en las redes sociales y no en las estructuras y el voto duro. El caso del independiente Kumamoto va todavía más allá. Lo que se vio tanto en la capital de Jalisco como en Nuevo León es aleccionador para los partidos grandes, porque su voto duro y tradicional ya no les da y tendrán que preocuparse por convencer a los inconformes, a esos «que están cansados de PRI y PAN» (en algunos casos el PRI o hasta el PAN llegaron a postular a perfiles valiosos, pero éstos pagaron los platos rotos de otros de sus miembros). Eso obligará a estos dos partidos a gobernar mejor dado que su nivel de votos será proporcional a sus resultados y no a su voto duro, lo cual ayudará a democratizar más al país.
En el ámbito federal la situación es diferente. En este caso las estructuras tienen más peso y por eso se entiende como el partido de un Gobierno con tan bajos índices de aprobación puede conseguir mayoría (aunque no absoluta) en el congreso (La alianza PRI-PVEM tendrá a 327 de 500 diputados). Para el 2018, tendrá que surgir algún líder que por sí sólo pueda jalar votos, un «Bronco» o un Enrique Alfaro a nivel nacional. De lo contrario, si los opositores colocan figuras medianas, el PRI, aunque su gobierno esté muy descalificado, volverá a gobernar este país seis años más.
Lentamente, pero la ciudadanía sigue creciendo, y poco a poco se involucra más; organizaciones no gubernamentales tienen una mayor relevancia como el IMCO y su 3 de 3. Internet y las redes sociales tienen mayor peso. Una Fan Page disfrazada puede ser más efectiva que el encabezado de un periódico comprado. En las grandes urbes, la sociedad ya no se traga la guerra sucia tan fácil, los individuos son más escépticos y exigentes con la información que reciben. En Guadalajara Alfaro entendió esto y ganó, el PRI quizo hacerlo como siempre lo hacía y salió vapuleado. Ésto es sano, porque ésto posiblemente orillará a los tricolores a hacer cambios dentro de su partido, y tanto ellos como panistas, perredistas y demás sabrán que la gente ya no se traga las cosas de forma tan fácil. Alfaro y su equipo saben que si no gobiernan bien, su chiste sólo durará 3 años, y que la confianza que le depositaron su votantes tiene muchas condiciones.
La «conversación» en redes es cada vez más elevada. Vi mucho debate, más argumentaciones, las descalificaciones y las actitudes infantiles todavía abundan pero un poco menos (excepto de candidatos y sus equipos de campaña que inundaron nuestros muros con guerra sucia). Los opinólogos y expertos debaten entre sí, que si el voto nulo, no o sí, una campaña de Denise Dresser promoviéndolo, que con todo el respeto que me merece su persona, esta vez se equivocó. Espero que para 2018 este crecimiento de la calidad de la conversación virtual aumente y no quede en un «peñabots vs pejezombies».
Posiblemente el nuevo líder o la nueva oposición no venga de los partidos, posiblemente sea un independiente, o pertenezca un partido y sea líder a pesar de éste (pudiera ser el caso de Javier Corral en el PAN). PRI, PAN, y PRD no han entendido la lectura. Tan no la entienden que han recurrido al uso de «artistas» o payasos o futbolistas (recurso también de los partidos pequeños que son igual que los grandes) Los últimos dos se sumergen en la desesperanza y esperan el fracaso de sus opositores (y ni así), el PRI piensa que con dividirlos ganará (hasta el momento en algunos casos funciona, en otros ya no). La partidocracia puso candados a la puerta y los ciudadanos vieron que podían entrar por la ventana. Presionaron para que se aprobara una Reforma Política; tal vez los gobernantes subestimaron el papel que podía tener un candidato independiente y a regañadientes le dieron acceso. Hoy Nuevo León será gobernado por «El Bronco».
Las nuevas formas no son una garantía, un candidato independiente también se puede corromper o puede gobernar mal; las redes sociales también pueden desinformar. Pero una mayor apertura y un más amplio abanico de opciones siempre es mejor que un sistema cerrado. En un sistema más democrático, horizontal y abierto, el PRI, por un ejemplo, tendría que despojarse en cierta medida de algunos de sus defectos para poder competir (corrupción, verticalidad) a la vez que conservaría virtudes (su experiencia y oficios), igualmente con el PRD y el PAN; pero para esto necesitan ser críticos (mucho) con ellos mismos; de lo contrario a la larga podrían no sobrevivir y podrían menguar ante nuevas formas de hacer política.
Las elecciones dejan un sabor agridulce, a nivel federal un gobierno que hace mal las cosas puede no ser castigado. A nivel ciudad sucede lo contrario. La sociedad de alguna forma crece y tiene que ver menos con la clase política que gobierna. Porque aunque de alguna forma la sociedad puede tener el gobierno que merece, también la sociedad puede dar un paso adelante, en tanto la clase política sufre una especie de rezago, lo cual ocasiona una fricción, esa fricción entre sociedad y clase política que vivimos actualmente.