-Cerebro, no somos productos de consumo para tratar de aplicar leyes de la oferta y la demanda, los seres humanos queremos amor y queremos estar con quien nos ame. Naomi Calvin Klein.
-¿Qué te pasa? La otra vez una niña bien guapa, rubia y atractiva me dijo que aunque está con otro soy una persona linda y valiosa, y que faltan hombres como yo. -Fred Zone Foreverton.
Los seres humanos se comportan con los productos y servicios de forma similar que con ellos mismos, al menos de forma más similar de lo que muchos piensan. Al final del día, los seres humanos nos relacionamos para satisfacer necesidades, y hemos llegado a la conclusión de que trabajando en conjunto podremos satisfacer nuestras necesidades de forma óptima. El hombre, como dice Hobbes, renunció a algunos de sus derechos para de esta forma agruparse y satisfacer sus necesidades de forma más plena. El hombre creó las relaciones, creó el Estado y creó diversos tipos de instituciones y agrupaciones.
La ecuación es sencilla. Cuando la demanda excede la oferta, el precio tiende a aumentar. Por el contrario, cuando la oferta excede la demanda, el precio tiende a disminuir. Cuando un producto es escaso, el consumidor está dispuesto a pagar más, cuando ocurre lo contrario, se malbarata. Cualquier persona puede ser un chico bueno, cualquier persona puede tratar de complacer a las demás personas (aunque tenga que pasar por encima de sí mismo). Entonces como cualquiera puede serlo, el niño bueno se vuelve poco atractivo (lo cual contraría la falsa creencia de que por más trates de complacer a alguien, más caso te va a hacer).
Los Bad Boys (que no son necesariamente malos porque no se trata de una cuestión de bondad o maldad, sino de fortaleza y debilidad), quienes son seguros (o seguras) de sí mismos y son menos complacientes, son más escasos, por lo cual son más atractivos. Por eso el niño bueno se lamenta cuando alguien que aparentemente hizo menos por alguien más (y no sólo hablo de relaciones sentimentales, aplica para negocios y muchos ámbitos más), porque cree que él merecía más con base en lo que le quiso dar a la otra persona.
Como comenté la otra vez, en la vida real no gana más el que «merece más», sino el que mejor se pudo adaptar a su entorno. ¿Qué es lo que se merece? Es algo muy subjetivo. Tu puedes pensar que mereciste a una mujer porque le diste toda tu alma, yo puedo pensar que eres un pendejo y que no mereces nada por pisotear tu dignidad en el transcurso.
En las relaciones pasa algo muy chistoso (eso que algunos interpretan erróneamente como, trátalas o trátalos mal, y estarán a tus pies). Cuando tu haces todo por otra persona, le estás dando el mensaje de que esa persona no tiene que hacer mucho para tenerte. ¿Captan? Lo explico de otra forma. Si quiero atraer a una mujer por ejemplo, podré pensar en darle todo y ser complaciente con ella esperando a que de esta forma ella caiga. Pero en realidad, si yo le gustara a ella, ella tendría que hacer algo para atraerme a mí. Yo al complacerla le estoy diciendo que ella no tiene que hacer absolutamente nada. Entonces ella esperará que yo haga todo y ella haga nada. Con esto si tengo la suerte (muy poca) de tener una relación con ella (porque recordemos que los niños buenos abundan tanto que se malbaratan y por ende son poco atractivos) tendremos una relación completamente desbalanceada.
En realidad no se trata de usar una estrategia como tal. Porque las estrategias artificiales (sobre todo cuando no se entienden) en algún momento fallan y dejan al individuo en evidencia. ¿Qué es lo que tienes que hacer?: ¡Fácil! Dejar de hacerte pendejo y dejar de pensar que como eres un niño bueno, lindo y tierno, mereces todo, mereces que te vaya bien en la vida, mereces la mujer de tu sueños, mereces el empleo o negocio que siempre quisiste tener. No se trata de usar estrategias rígidas inventadas por pick up artists que lo único que quieren es sacarte el dinero. Se trata de adquirir seguridad en ti mismo y dejar de depender emocionalmente de otra persona al punto que la haces el centro de tu universo.
Yo sé que las relaciones pueden ser frustrantes, que la mujer u hombre que te gusta no te haga caso y te duela. Pero en el momento en que ese dolor no interfiera con tu vida diaria ni con tus objetivos de vida, habrás dado un gran paso. No, no significa que no te deba de doler, ni que digas -ah, esa persona que me encantaba me bateó, no pasa nada-. Pero debes de dejar de esperar que las demás te hagan caso por todo lo que tratas de darle, en vez de tratar de ser tú la mejor versión de ti mismo, y esperar que a partir de ahí, la suerte empiece a llegar sin que tengas que forzar las cosas.
Y no, yo no estoy sugiriendo que seas una mala persona. El título de este artículo es «El mito del chico bueno» debido a que muchas piensan que la bondad per sé les va a traer lo que ellos quieren. No tienes que dejar de lado tus principios, tu honestidad y tu humildad, por el contrario; cuando te conviertes en una persona fuerte y segura, entonces sí, esos rasgos pueden jugar a tu favor. No, no se trata de ser un cabrón o patán ni de jugar con los sentimientos de las demás personas. Ni trates de aparentar ser un chico bueno porque además es hipócrita. La verdadera gente buena es buena por convicción y no por esperar algo a cambio.