Los Godínez, sentados desde el escritorio de la opresiva oficina que se encuentra a un lado del garrafón con sus conos de agua reutilizables, afirman que quienes trabajamos como freelance (condición que no me durará mucho al estar montando una agencia con otros socios), somos algo así como «ninis» no asumidos. Los entiendo, yo fui Godínez en un buen tiempo de mi vida. Recuerdo esos momentos en que tenía que despertarme temprano para empezar a trabajar de 9 a 7 (aunque técnicamente lo sigo haciendo), pero a pesar de que la carga de trabajo es la misma, o incluso puede llegar a ser más, no tengo esa sensación de opresión, de «debo de ir a trabajar».
Creo que tener un ingreso fijo le quita un poco de diversión al trabajo, y si a eso le sumas tener que depender de un único jefe y tener horarios y normas preestablecidas (aunque los que freelanceamos debemos autoimponerlas) entonces se comprende esa atmósfera opresiva que a veces se siente en una oficina. A algunos les gusta ser empleados, a otros como a mí no tanto, es cuestión de personalidades. A nosotros tal vez no nos pese tanto levantarnos a trabajar, porque al no tener ingreso fijo y a sabiendas que volumen de trabajo significa nivel de ingresos, nos preocupamos por sacar la chamba, por hacerla lo más rápido posible. Que pagar el viaje, que los impuestos, los gastos fijos, es un mundo.
Esta parte que yo veo como divertida, otras personas lo verán como algo indeseable. Los freelance no tenemos tanta seguridad, si queremos ahorrar para un carro, para un viaje caro, o queremos pagar un departamento, tenemos que ser muy meticulosos con nuestras finanzas, y debemos de rogar que «nos caiga una iguala». Los ingresos dependen directamente de nosotros, lo cual conlleva una mayor responsabilidad, tenemos que estar cobrando, lidiando con clientes. No basta con «tener contento al jefe» para asegurar tu quincena.
A nosotros nos da mucho ese sentimiento de «trabajar mucho y andar de pobres» que luego es recompensado con varios pagos en un mismo mes cuyo monto total podrá superar por bastante el sueldo de un Godínez. Eso nos obliga a administrar nuestro dinero, en saber en que lo vamos a gastar porque no sabemos cuanto nos llegará después.
Pero lo disfrutamos, el tener que lidiar, que pensar, que crear estrategias, mantiene ocupada tu cabeza. Las opciones para que un Godínez aumente su ingreso se reducen a dos: Pedir un aumento (lo cual con la situación actual no es algo fácil) o buscar otro trabajo. Nosotros pensamos continuamente en diversas estrategias, en hacer networking, en comprar publicidad, en ir a fiestas, eventos, en capacitarnos continuamente u ofrecer nuevos servicios, lo cual lo hace todo más divertido.
Hay una falsa creencia de que los freelancers tenemos mucho tiempo libre. Es falso. Es cierto, tenemos mayor flexibilidad de horarios. Pero en mi caso, tiendo a trabajar las mismas horas que trabajaría en una oficina. A veces puedo «salir antes» porque cuando no hay trabajo, no necesito quedarme a calentar la silla. En otras ocasiones debo trabajar hasta tarde, o trabajar sábado o domingo. Muchas veces las juntas con los clientes son en sábado o incluso domingo en la tarde. Aunque administres tu tiempo, el número de horas que trabajas son más o menos las mismas, e incluso más.
Lo que sí es cierto es que al tener una mayor flexibilidad de horarios podemos hacer más cosas. ¿Queremos salir a comer con una amiga? No hay problema, puedo organizar mis horarios. ¿Queremos salir de viaje sin tener que pedir permiso? Vemos cuando es más prudente irnos (hay que tomar en cuenta la carga de trabajo) nos organizamos y lo hacemos. Por eso es que nosotros tenemos esa sensación de libertad que no se tiene en una oficina, porque el trabajo y el tiempo es nuestro.
Pero conlleva autodisciplina, como no tienes jefe (aunque digan que tus clientes son tus jefes, al final no juegan el rol de jefe de empresa tal cual) entonces debes de organizarte tú solo. En mi caso, suelo levantarme a las 8, suelo correr (cuando no, corro al finalizar la jornada), regreso a las 9, desayuno rápido, a las 9:20 ya estoy en mi computadora trabajando y así hasta pasadas las 2:00. A esa hora hago alguna actividad lúdica como leer o escribir un artículo en mi blog, a las 3:00 como, a las 3:20 tomo una pequeña siesta y algo así como a las 3:45 ya estoy de vuelta trabajando, hasta las 6:30 – 7:00. Esto es un día normal. Cuando el trabajo es mucho, suelo terminar más tarde, en algunos casos hasta la madrugada. Cuando hay días en que casi no hay trabajo (muchas veces los proyectos que estás realizando quedan en stand by por uno o dos días porque tienes que juntarte con tu cliente para ver avances y dudas) uso el «horario de oficina» en algo productivo, como salir a correr (si no lo hice en la mañana), leer, o capacitarme en cosas relacionadas con mi trabajo.
Mi trabajo (desarrollo web) hace que te concentres tanto que abusar de ello te puede llegar a desgastar. Como en mi caso trabajo solo y no tengo compañeros con los cuales bromear, me doy pequeños recesos en los que voy a la tienda, veo redes sociales o leo artículos (de política o interés general). el 70% del tiempo de mi trabajo transcurre frente a una computadora y el 30% en la calle (hay que visitar clientes, ver avances y demás). Como les comentaba, una cita puede ser desde un lunes a las 12:00 hasta un sábado en la tarde.
Procuro siempre manejar este horario. Tengo suerte de no tener un jefe que me jale las orejas si me levanto tarde, pero en este caso lo hago yo solo, aunque es muy raro que llegue a levantarme tarde por cuestiones de mi organismo.
Luego aparte del trabajo normal, hay que pensar en pagar impuestos, si no hay tanto trabajo hay que ir a prospectar, hay que ir a tejer relaciones (si no confías en ti mismo, posiblemente te quede mejor un trabajo de oficina donde no tienes que tomar muchas decisiones). Hay que ir planeando el futuro, hay que ir tomando muchas decisiones, unas no van a salir, otras sí. No te puedes quedar estático ni haciendo lo mismo todo el rato.
¿Y que decir de saber que el proyecto es tuyo, que la aventura es tuya y no estás trabajando en la aventura de alguien más? Este punto para mí es el que hace la diferencia entre trabajar por tu cuenta y trabajar para una empresa.
No es que trabajar por tu cuenta sea mejor. Depende de tu personalidad, posiblemente estás contento yendo a una oficina. Pero en mi caso trabajar por mi propia cuenta es gratificante, y sé que cuando termine de dar el siguiente paso (montar una agencia), el número de responsabilidades aumentarán, y el volumen de trabajo también, habrá todavía más trabajo duro y sacrificios.