No entiendo, a mí siempre me narraron la historia de que el Niño Dios había llegado al estómago de la Virgen María sin necesidad de tener relaciones sexuales con José (lo cual se considera un milagro) con el fin de salvar a la humanidad de sí misma. Pero lo que veo en este día, es que el Niño Dios ha decidido duplicarse varias veces, enterrarse en la rosca (casi siempre se le ha encontrado en la parte blanca, dulce y deliciosa que a casi todos les gusta agarrar) y convertirse en un figurín de molde. -No manches Juan, vino a salvarnos y lo tengo en mi mano, ¡Es un milagro!. -Si, que padre, pues te tocan los tamales.
El origen de la Rosca de Reyes es muy peculiar y no mucha gente lo conoce. En realidad su origen no tiene nada que ver con los reyes magos, sino más bien con el Imperio Romano y las saturnales romanas, consideradas como fiestas paganas por el cristianismo; las cuales eran celebradas del 17 al 23 de Septiembre y eran dedicadas al dios Saturno, dios de la agricultura y la cosecha. En estas se repartían entre los esclavos y los plebeyos tortas hechas con higos, dátiles y miel. El propósito era frustrar los malos días invirtiendo los roles jerárquicos entre esclavos y dueños, por lo cual los romanos nombraban a un esclavo como el «rey por un día», y el elegido era aquel que encontraba en su torta, un haba seca.
La fiesta de la Epifanía (conmemoración de la adoración de los Reyes Magos a Jesús) se instauró para sustituyó a estos cultos paganos, y naturalmente ese ritual de los romanos se convirtió en lo que hoy conocemos como la Rosca de Reyes.
Hay testimonios del siglo XII de la existencia de la Rosca de Reyes. En el Reino de Navarra se le designaba Rey de Faba al niño que encontrara el haba en la Rosca. Ésta tiene su forma actual debido a que trata de emular una corona real, cubierta de frutas escarchadas que simulan la joya de la corona.
La Rosca de Reyes forma el punto culminante de nuestro ya tradicional maratón Guadalupe – Reyes, dónde tanto fieles como no fieles, conmemoran el advenimiento de Jesús subiendo de peso (es el único maratón que conozco, que tenga un efecto contrario en el cuerpo) y haciendo miles de promesas que posiblemente no van a cumplir (aunque el primer mes del año es un negocio redondo para los gimnasios).
No cabe duda que no conocemos mucho del origen de nuestras tradiciones; es más, ni siquiera rememoramos aquello para lo que fueron hechas. En la actualidad, una posada puede ser una peda, pero se le llama posada. El mono de la Rosca de Reyes, más que ser Jesús, es un monito, cuyo poseedor tiene la obligación de llevar tamales el día de la Candelaria.
No es que sea religioso y me moleste el asunto (ninguna de las dos cosas), es simplemente que se me hace peculiar como una fiesta tradicional poco a poco va perdiendo su esencia para convertirse en una reunión común y corriente, donde tal vez el único motivo sea «juntarse» para celebrar el fin de año.