Imaginemos que los partidos políticos fueran galanes que quieren cortejar mujeres. ¿Cómo serían? Sigue leyendo este artículo y lo descubrirás:
El galán priísta:
El galán priísta sería un macho alfa clásico, no importa que lo critiquen, que lo odien, pero con las mujeres, siempre se va a salir con la suya. «¿Qué le verán a este cabrón? Es bien carita, pero está re pendejo, habla y habla pero dice puras tonterías». El galán priísta tiene buena labia, tiene mucho, pero mucho dinero, porque saben que un galán pobre es un pobre galán. Pero a pesar de ser quien destaca sobre los demás, es tremendamente celoso, es mentiroso, tiene una gran habilidad para ocultar sus amoríos y engaños, pero aunque lo descubran, con su gran labia hacen que su novia o esposa siga con él, no importa que les peguen, que las repriman. Eso sí, a pesar de eso, le gustan las relaciones duraderas, para toda la vida, no le gusta mucho la idea de que se vaya con otro a los 6 años. A pesar de ser mujeriegos, no les gusta que nadie trate de «desestabilizar» su relación, cualquier amago o sospecha (aunque sea falsa) es motivo para agarrarse a «madrazos» a esa otra persona.
El galán panista:
El galán panista es serio, conservador, trabajador, caballeroso, pero no muy hábil para ligar. Es de esas personas que cuando estaban solteras eran muy cotizadas, pero a la hora de entrar a una relación, se descuidan, engordan, y si bien hablan de valores, de principios, pueden llegar también a ser golpeadores y tener una relación extramarital. Eso sí, van todos los domingos a misa, y son muy celosos. Cada rato hablan a sus parejas para saber donde están y a qué horas llegan, no les gusta que sus novias salgan con escote a la calle y mucho menos con faldas cortas. Cuando van a cenar les gusta siempre pagar la cuenta y nunca la dividen por partes iguales.
El galán perredista:
El galán perredista alguna vez trató de ser como el priísta pero afirma haber cambiado y aprendido a valorar a las mujeres. Es un galán no muy trabajador, con poca iniciativa y se monta en cólera ante algo que cree que puede ser muy injusto. Algunos dicen que es bipolar y otros que tiene personalidad múltiple. Reniega del galán priísta pero muy en el fondo desearía parecerse a él para atraer mujeres que están fuera de su alcance por su falta de iniciativa. Siempre que sale a ligar, logra dar los primeros pasos con una mujer, pero cuando por fin decide sacarle el teléfono para invitarla a salir, ella se está besando con otro.
El galán morenista.
Es todavía más mandilón que el perredista y bueno para nada, pero jura ser un buen individuo y con buenos sentimientos. Nunca trae dinero en la cartera que costó $10,000 pesos en una boutique de lujo. A pesar de su evidente ineptitud, muchas personas con problemas para conseguir pareja creen que es un Don Juan, pero en realidad es igual o más torpe para ligar. Las muy pocas veces que logra hacerse de una novia, termina frustrando su relación porque en su delirio cree que todo el mundo está tratando de quitársela, y el trata de convencer a ella que todos esos supuestos pretendientes son malos, y lo único que quieren hacerle es despojarla de su soberana virginidad.
El galán del partido verde.
Su dieta para verse bien consiste en comer la ensalada que venden en el McDonalds, pero también come Big Mac porque la hamburguesa tiene lechuga. Éste galán simplemente acompaña al galán priísta al antro, trata de imitar sus formas y se queda con las que al priísta no le interesan.
El galán ciudadano.
Él jura y rejura ser diferente a los otros galanes, por eso un día es patán como el priísta, el siguiente va a misa, el otro se convierte un bueno para nada y así.
El galán petista.
Digamos que… es gay.