Algunos me van a decir «Te tardaste Cerebro». No me tardé, simplemente en algún momento sentí que algunos líderes de izquierda como López Obrador promovían convenientemente la renuncia de Peña y quise tomar precaución, siendo consciente también de que mucha gente, la mayoría de hecho, lo solicitaba genuinamente. Pero lo de Ayotzinapa no era una razón suficiente para que se fuera, porque era un crimen que él no había cometido, aunque manejó el problema con mucha ineptitud, demasiada. Y muchos se fueron contra él porque ya tenían acumuladas diversas razones para estar enojados con su gobierno (compra de votos, Reforma Fiscal, intento de censura en la Ley de Telecomunicaciones).
Posiblemente quien propagó la información de la Casa Blanca de Angélica Rivera tenía alguna intención, así como ocurrió con el famoso watergate (que mencioné en el artículo pasado). El problema es que lo que se exhibe es real, no se trata de invento alguno, y deja al descubierto la corrupción e impunidad sobre la que está gobernando. Sobre estos márgenes de ilegalidad no se puede esperar que un Presidente pueda gobernar bien, por más reformas que nos prometan, por más compromisos que se cumplan.
El descaro ha llegado a un punto en que no se puede tolerar. La violencia fruto del encono es injustificada pero era previsible. Dirán que hay quienes están manipulando a ciertos grupos, deseosos de poder, y paradójicamente esa es una de las razones por las que Peña Nieto debería de renunciar al poder.
¿Por qué tiene que renunciar Peña Nieto?
México está sumido en una crisis de ilegalidad, impunidad, inseguridad, encono, y el gobierno se ha mostrado muy torpe para manejarla, en muchos casos displicente rayando incluso en el cinismo. No se ve de donde Peña Nieto pueda retomar el barco, su figura no es respetada por la gran mayoría de la población (independientemente de sus posturas ideológicas) y tiene apoyo de cada vez menos sectores. El desgaste de su figura es progresiva y ya tanto él como su gobierno, no saben como dar marcha atrás.
No es personal ni contra el Presidente, ni contra su partido, ni contra sus seguidores. No es ningún deseo de revancha ni se trata de una postura fanática. Simplemente pienso en que sería lo mejor para México, para mi país.
Vi el video donde Angélica Rivera explicaba el asunto de su casa, y más que aclararme la situación, terminé lleno de coraje. Más que tratar de aclarar, parecía querer presumir sus riquezas ante el pueblo (la prole), afirmó que Televisa le pagó 88 millones de pesos como finiquito (algo que nadie en sus cinco sentidos puede creer), parecía regañar a todos los que «dudamos» de ella. Indignada, en un acto donde ella (está arriba) se dirigía en modo histriónico (producto de su experiencia como actriz) hacia los demás (acá abajo) en un tono duro, sancionador, No habló del conflicto de interés con quien había ganado la licitación de la construcción del tren, lo cual era más grave, más grave que el costo de su casa. Salió, como suele suceder con el control de daños de este gobierno, el tiro por la culata.
Peña Nieto se ve desesperado (así lo reflejan sus últimos actos), y su condición de salud empeora. Ha quedado claro que no tiene la capacidad de dirigir este país. Incluso articulistas que pertenecen a la casa que supuestamente lo colocó en la silla presidencial (Televisa) han comenzado a criticarlo duramente, como es el caso de Ciro Gómez Leyva. Incluso figuras como Paty Chapoy, con mucha influencia en TV Azteca, ha emitido críticas a la pareja presidencial. El encono en México crece, la indignación también. Crece de formas dispares, algunos, sobre todo en zonas urbanas, piden civilidad y acuden a protestas pacíficas. Otros, quienes viven en zonas marginadas, se alzan con violencia.
Creo que lo mas sano es que Peña renuncie y se convoque a elecciones (lo que ocurriría en los primeros tres años de gobierno), que se trate de una transición pacífica y apegada a la ley. Si el encono sigue creciendo, estaremos en graves aprietos, no sólo por los grupos radicales, sino por el narcotráfico, que son quienes tienen armas y podrían llevar a este país a un lugar indeseable e ingobernable.
Con la renuncia de Peña no se acabarán los problemas, tienen razón quienes hacen esa aseveración, y tienen razón cuando afirman que tenemos que mejorar mucho como sociedad. La renuncia serviría para poder tener un poco de mayor certeza y legalidad bajo la cual los mexicanos podamos trabajar y tratar de mejorar como país. Es cierto que en la actualidad no hay muchos políticos a los cuales tener fe (de hecho casi ninguno) pero sí podría haber un gobierno que tenga una mayor capacidad de manejar al país y en el cual nos podamos desenvolver mejor como sociedad.
Me duele lo que está pasando con mi país, me duele mucho, me da coraje ver lo que está sucediendo con el gobierno (que de alguna forma es representativo del mexicano promedio), me da rabia ver como hacen oídos sordos, como no nos escuchan, como no les importamos. Esto no puede seguir así, se necesitan cambios correctivos a corto plazo para empezar a trabajar en los cambios importantes, los que vienen a largo plazo.
Más de uno se indignará con lo que he escrito, pero insisto, no es venganza, no es odio, es mi más sincero sentir, y es mi opinión basado en mi razón, en mi criterio. Deseo lo mejor para México, ojalá algún día podamos ver esto como algo que ya pasó a la historia, ojalá podamos transitar a otros estadios, podamos ser un orgullo. Pero sé que nos falta mucho, que tenemos que trabajar duro. Quiero que se esclarezca lo de Ayotzinapa, quiero que México cambie, que todos cambiemos, ¡carajo!