Seguramente me van a llover críticas por este artículo, no me importa, al revés, si esto sucede, es que he logrado ser concreto y claro. Y seguro ocurrirá porque para escribir esto, tengo que hacer un lado cualquier pretensión idealista. Y porque en el mundo real, no sólo bastan las buenas intenciones para lograr cosas buenas, más bien se trata de hacer un análisis meticuloso de esas buenas intenciones para determinar si son viables, si se deben modificar o adaptar al entorno. Eso que llaman pragmatismo. Y no es que el fin deba justificar los medios, pero tampoco lo opuesto, donde los medios son tan torpes que no pueden aspirar a un fin.
Algunos admiran a López Obrador, otros lo ven como un populista chabacano. Andrés Manuel es objeto de polarización. Andrés Manuel es el líder político más importante que tiene México, pero sin duda no es un buen estratega. Y es que su necedad no sólo no puede con Peña Nieto y esa «mafia en el poder», sino que logra lo contrario, refuerza a aquello que critica.
Me explico. El PRI quiere acabar con la oposición, quiere regresar al poder como lo poseía en el siglo pasado, eso es algo que ya ha quedado muy claro, y debido a que vivimos en otros tiempos, se tienen que ir con más calma y tienen que ser más prudentes. Tal vez mucha gente «ni de loca» votará por el PRI, lo cual automáticamente le da poder a la oposición. Pero si el PRI no puede convencer a mucha gente que vote por ellos, si puede dividir y fracturar a la oposición (divide y vencerás). Todos estos escándalos que afectan a los opositores les convienen al PRI para desprestigiarlos (Oceanografía, los diputados del PAN, la línea 12 etc.), pero si no es suficiente, entonces hay que dividirlos, y aquí quien hace la tarea al PRI es López Obrador.
Cierto que el PRD actual es poco menos que basura. Pero el principal factor para que las izquierdas estén fracturadas es el tabasqueño. Él quiere ir solo con su barco llamado Morena. Insisto en que AMLO es pésimo estratega porque con ese barco solamente no va a llegar a ningún lado. Él cree que recorriendo todos los municipios y haciendo mítines con templetes muy austeros de los cuales nadie se entera, va a obtener los votantes que necesita para 2018. Esa fórmula pareció casi funcionarle en el 2012, pero López Obrador tenía a toda la izquierda con él, y como sea, era un personaje vigente. Ahora con los priístas que son más inteligentes que el PAN y que con su control mayor sobre los medios puede quitarle mucha exposición mediática a López Obrador, se ve casi imposible como es que pueda llegar a hacer algo solo.
Posiblemente muchos aseguren que el PRD y Andrés Manuel no se llevan bien ya y el partido amarillo ya no lo postularía, pero lo mismo se pensó en el sexenio pasado y el PRD de alguna manera, como esa vez, necesita a AMLO. La negativa de ir juntos en la consulta contra la Reforma Energética le beneficia al PRI, la negativa a ir juntos en las elecciones le beneficia al PRI. El ganador es el PRI.
No es la primera vez que sucede. El triunfo de Eruviel Ávila en el Estado de México se debe técnicamente también a López Obrador quien logró que el PAN y el PRD no se aliaran en ese estado, con lo cual el PRI mantuvo su principal bastión, su centro de operaciones. ¿Qué hubiera sido del PRI sin el Estado de México?
Y también si en las elecciones AMLO hubiera cedido a Marcelo Ebrard la candidatura y dándole su apoyo (y por lo tanto sus votos), posiblemente hubiera tenido la capacidad de vencer a Peña Nieto, porque Marcelo hubiera podido atraer más votos útiles.
Entonces, de alguna manera, los priístas, y sobre todo Peña Nieto, estarán muy agradecidos con López Obrador, quien sin querer, les hizo el trabajo.