Dicen que las comparaciones son odiosas, pero bien que son necesarias. Algunos dicen que las comparaciones pueden estar sesgadas porque los objetos que se comparan pueden estar inmersos en realidades diferentes. Pero de alguna forma pueden servir para hacer algún tipo de evaluación. Comparar a Peña Nieto con Felipe Calderón podría ser un buen ejercicio para darnos una idea de como es que han gobernado estos dos personajes.
Alguna vez dije que Calderón fue un Presidente mediocre, refiriéndome con mediocridad a sus resultados. Hubo algunas cosas buenas, otras donde quedó a deber y otras tantas absolutamente criticables. La buena noticia para la conciencia de Calderón, es que prácticamente todos los números son mejores (o menos peores) que los de Enrique Peña Nieto. Aunque no fueron lo suficientemente positivos como para evitar el regreso del PRI y que la gente pidiera un cambio (ya sea por decepción, por una torta o tarjeta electrónica).
Si bien se ha mostrado un leve descenso en los homicidios por año, las cifras continúan siendo brutales. Comparando el primer año de Felipe Calderón (donde hubo 804 homicidios mensuales según el Sistema Nacional de Seguridad Pública) con el de Peña Nieto (1,532 homicidios mensuales) tenemos entonces la cifra es más del doble. Cierto que Calderón recibió un país menos violento, pero no se ve como es que Peña Nieto pueda reducir considerablemente esos números. Por eso han apostado a callar y no hablar del tema mientras México se sume en sangre.
Pero hay datos más alarmantes. Con Calderón hubieron 118 secuestros mensuales en 2011, ahora hay 135. Con Peña Nieto México es más inseguro a pesar de que los medios nos hacen creer lo contrario. Pero vamos a los temas económicos donde Peña Nieto sale más mal parado. Después de la crisis mundial, según el INEGI, Calderón mantuvo un crecimiento desde el 4% al 5% del Producto Interno Bruto. Llegó Peña Nieto y sin tener un panorama más adverso que Calderón en sus sexenios post-crisis, sólo hizo crecer al país el 1.1%. En 2014 la historia se repite, cada vez tienen que bajar sus predicciones. Ahora se estima que el crecimiento será de 2.4% (según el FMI) cuando mucho, es decir, nada.
Después tendremos que ver el efecto de las reformas prometidas. El que ya estamos viviendo es el de la Reforma Hacendaria y la Reforma Financiera que deprimieron la economía. La Reforma Energética mostrará sus efectos en varios años, pero dentro de esta se convirtieron los pasivos de Pemex en deuda pública, lo cual ha causado mucha polémica por ser alguna suerte de «Fobaproa».
El gobierno actual se presentó como el reformador y quien iba a «mover a México». Pero hasta ahora, sus números han sido más malos que los de su antecesor a quien criticaron tanto por su incapacidad de reformar al país (gracias a que el partido del gobierno actual los bloqueó). Peña Nieto tiene los números de aprobación más bajos de la historia reciente de México como lo afirmo el diario The New York Times, números que Felipe Calderón, con todo y las cuestiones a su legitimidad o la «guerra contra el narco» nunca ostentó.
Para muchos queda claro que el gobierno de Peña Nieto no va nada bien. Calderón tuvo demasiados críticos, pero parece que ahora algunos de ellos han empezado a extrañarle un poco. Y es que Peña Nieto no sólo no ha corregido los defectos que tuvo Calderón en su mandato, sino que los ha exacerbado.