El Partido Verde Ecologista es el ejemplo perfecto de la incongruencia ideológica y de la lucha del poder por el poder y/o el dinero (el dinero como generador de poder). También habla mal de los ciudadanos, porque ante esta obvia contradicción, les alcanza para mantener por mucho su registro para después limitarse a servir como un partido satélite del PRI.
Es un poco molesto ver la creación de tres partidos nuevos que sólo vienen a dividir más a las corrientes actuales. El Partido Encuentro Social y el Partido Humanista lo harán con la derecha y MORENA con las izquierdas. Pero es más molesto ver a un partido tan hipócrita en sus convicciones (o más bien es que en realidad no las tiene). El Partido Verde nos sorprendió a muchos hace 5 años cuando, en una afán más de recolectar votos que de otra cosa, propusieron la Pena de Muerte. ¿Un partido verde proponiendo la pena capital? Sí, y eso les valió la expulsión de la comunidad internacional de partidos verdes.
Pero si queremos encontrar contradicciones más graves, habría que darse cuenta que el Partido Verde votó a favor del fracking dentro de la Reforma Energética. El fracking es algo que es condenado por todas las asociaciones ecologistas en el mundo, porque se considera que es nocivo y contaminante. ¿Entonces, como apoyar a un partido ecologista que no es ecologista? Simplemente porque al Partido Verde no le preocupa tanto lo verde de la naturaleza, y sí el verde de los billetes. Porque el Verde Ecologista es un negocio familiar, donde sus miembros como Jorge Emilio González han vivido por medio de su partido como reyes, del dinero del erario.
Se dice que los términos izquierda – derecha ya están caducos, que el debate estado – mercado ya está terminado. Pero independientemente de eso, un partido debe tener una ideología, porque esta es un orden de normas y creencias que le da una congruencia. Cuando esta no existe, se puede hacer cualquier cosa para obtener beneficios a cosa de los demás como sucede con este partido.
Y por cierto, sobre el tema de Mamá Rosa, el tema es sensible, algunos la ven como poco menos que una santa, y otros como una villana. Lo que me queda claro es que todo esto tiene que ver más bien con una incapacidad del estado por velar por quienes menos tienen. Y sí, este tema queda muy ad hoc para tratar de relegar a un segundo plano, las fuertes críticas por la aprehensión del Doctor Mireles.