Una selección de futbol con motivos políticos

Jul 13, 2014

En América Latina las selecciones nacionales suelen ser utilizadas por sus gobiernos para tratar de generar cohesión social, o bien para que esta cohesión signifique la permanencia en el poder del gobierno en turno, la mejora de la percepción de los mandatarios en las encuestas o la aspiración de políticos a cargos importantes. En América Latina a su vez, la gente tiene más dificultades para separar al equipo de futbol de su país, y de alguna forma piensan que si a su selección le va bien, al país le va bien. Países como Brasil, México, Argentina, Colombia, incluso otros países menores como Guatemala.

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A diferencia de las Olimpiadas donde técnicamente los participantes sí representan a su país como tal (los organismos nacionales tienen dependencia con el Gobierno), en los mundiales no sucede exactamente lo mismo. En realidad quienes van a competir son las federaciones de cada país, que suelen ser más bien privadas. Por eso es que a diferencia de las olimpiadas, en los diseños utilizados en las transmisiones se utilizan los escudos de las federaciones y no las banderas de los países. Igualmente en los jerseys de los equipos se utilizan dichos escudos.

Esto es importante notarlo porque una selección nacional no es producto de las políticas de algún gobierno de un país. Más bien es un ente formado por instituciones privadas y los resultados de una selección tienen que ver con el manejo que estas le hagan. Entonces tratar de relacionar los triunfos y los fracasos de una selección con los de un país, haciendo una analogía, sería como relacionar la economía de México con los números de la empresa Bimbo.

Pero al final los gobiernos en los países subdesarrollados tratan de utilizar mediáticamente el futbol para su beneficio. Y el problema es que no siempre sale bien, como les ha ocurrido a los brasileños. El gobierno de Dilma Rousseff lo sabe, porque desde un principio, la organización del mundial le trajo muchas críticas y dolores de cabeza, y lo sabe porque las goleadas que la selección brasileña sufrió por parte de Alemania y Holanda seguramente serán una goleada para sus aspiraciones de reelección. Esa intentona por relacionar al futbol con la política hace que los brasileños sientan que no fue el fracaso de su selección, sino de todo su país. Al pensar en la palabra Brasil, no pensarán en el BRIC, ni en Lula, ni en las playas de Copacabana, sino en la goleada ante Alemania.

Los alemanes se sienten orgullosos por la aplanadora que su su selección fue en semifinales, y tal vez lo recordarán por muchos años. Pero los alemanes no sienten que su país esté mucho mejor por dicha goleada. Incluso las caras de los jugadores en la semifinal lo dice mucho. Los alemanes saben que es un juego de futbol, muy apasionante sí, por eso es que lanzan cánticos con sus tarros de cerveza, pero saben que el futbol es una cosa y el país es otra cosa. En cambio para los brasileños, esa derrota de alguna forma hablará sobre el dudoso futuro de Brasil después de varios años de ilusiones y promesas.

El Gobierno de México no tiene tantas cosas que lamentar puesto que la Selección Nacional salió avante después de que todos pronosticaron (o más bien pronosticamos) que harían el ridículo y serían despachados en la primera fase. Peña Nieto se podrá sentir tranquilo, porque su apuesta de hacer un pomposo homenaje a la selección y portar su corbata verde, no resultó contraproducente. Aunque el tratar de colgarse de la selección para aumentar sus números tampoco le trajo muy buenos dividendos, sobre todo por su editada y ensayada llamada a Miguel Herrera para felicitarlo por su calificación a la siguiente ronda.

Tal vez esto puede explicar un poco esa percepción que existe en países como en México de que el futbol es un distractor, mientras que en los países desarrollados los aficionados saben separar su desbordante pasión por el futbol, de la política y de su país. Y también tiene que ver con que en países donde hay carencias y falta de esperanzas, el futbol es un aliciente para que la gente se sienta, al menos, un poco mejor.