En esta imagen se pueden ver dos Peña Nieto diferentes, el aparente y el real. El aparente nos ilustra a un mandatario jovial, que posiblemente con el fin de tratar de aumentar un poco su apoyo por parte de los ciudadanos, se junta con actores de esas series que todos los jóvenes ven, como lo es Kevin Spacey quien interpreta a Frank Underwood en House of Cards. El real es un Peña Nieto que tiene una apariencia preocupante, está mucho más delgado y demasiado desgastado. Ciertamente los presidentes tienden a envejecer más rápido que la gente común por los niveles de actividad y estrés a los que se someten. Pero el caso de Peña es, tal vez sin exagerar, alarmante, porque basta con comparar fotografías con distancia de un año para ver como es que su composición se ha ido desgastando.
Peña trata de mejorar su imagen por encimita, sobre todo ante ese target que tanto lo desprecia. Por eso es común verlo con Kevin Spacey o también el comprar artículos a modo como el de la revista Rolling Stone, donde el escritor relativiza todos sus defectos para minimizarlos (que si no sabe leer, o el incidente de la Ibero) para decirle al joven que Peña Nieto tiene muchas, muchísimas cualidades y logros que no se le están reconociendo. Algo entendible para una revista como Rolling Stone que sufre debido al declive del formato papel y necesita urgentemente ingresos, así como popularidad necesita Peña Nieto.
Pero la apariencia física no se puede ocultar, no importa el maquillaje o las canas superpuestas, el Presidente Peña Nieto no se ve bien y aquí habría que preguntarse si logrará terminar su mandato presidencial. Su estado de salud podría no traer muy buenos augurios, incluso hay quienes se atreven a afirmar que padece de cáncer.
Ese no es el único riesgo. Su muy baja popularidad y el encono extendido en gran parte de la sociedad no es algo que deba tener demasiado tranquilo a Peña Nieto y sus cercanos. Saben que están en una circunstancia donde no pueden dar pasos en falso que puedan hacer estallar el encono de la sociedad o de grupos opositores a su gobierno.
¿Qué pasaría si Peña Nieto tuviera que dejar su cargo? El artículo 84 de la Constitución dice que en el caso de que el Presidente deje su puesto en los dos primeros años, el Congreso tendría que nombrar en escrutinio secreto y por mayoría de votos a un Presidente Interino, para que después de 10 días de que éste haya sido elegido, se convoque a elecciones para elegir al Presidente que deberá terminar el cargo que correspondía al presidente que deje su cargo. En caso de que el Presidente deje su puesto después de dos años de haber ejercido, entonces el Congreso elegiría al Presidente que debería terminar ese periodo.
Es decir, si Peña dejara por alguna razón su cargo antes de que transcurran sus primeros dos años (Diciembre 2014) se nombraría a un Presidente interino que gobernará mientras se realizan elecciones. Pero si lo hace durante los siguientes 4 años, entonces el Presidente interino gobernaría el tiempo restante hasta que concluya el periodo.
Naturalmente como ser humano deseo que Peña Nieto se encuentre bien de salud o la mejore, mi antipatía hacia esta figura no implica que deseé que sufra o deje de vivir, de lo contrario podría cuestionar mi integridad como ser humano. Pero lo real es que se ve que el presidente no está bien, y que la mayoría de los ciudadanos no creemos ni en él ni en su gobierno (que por supuesto desearía que nos mostraran lo contrario y nos dejaron callados).