En el mundo hay ganadores y perdedores. Para que alguien gane, alguien tiene que perder. Los recursos son limitados, y cuando son ilimitados hay unos mejores que otros. Ciertamente el estado ideal difiere entre distintas personas, algunos querrán mucho dinero, otros querrán una familia feliz y unos hijos ejemplares, que se yo, pero a pesar de estas diferencias y discrepancias, hay rasgos que diferencian a los ganadores de los perdedores.
1.- El ganador es tenaz, el perdedor se rinde.
Sólo los imbéciles creen que los ganadores no sienten dolor y no se frustran. Claro que lo hacen, nada más que el ganador asume ese dolor como algo inevitable por lo que tiene que pasar para llegar a un estadio más fructífero. El perdedor evade el dolor, y como le gusta evadirlo, entonces abandona sus proyectos porque al haber dolor, cree que ya no valen la pena.
2.- El ganador siente dolor, el perdedor sufre.
Una frase atribuida a buda dice, el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. El ganador no gana siempre, más bien pierde varias veces, aprende y gana. El perdedor sólo lo intenta una vez, pierde, y se rinde, y como se rinde se siente frustrado y dentro de su cabeza empieza a diseñar todo un patrón psicológico donde empieza a buscar culpables, se empieza a llenar de resentimiento y termina siendo una persona opaca y poco atractiva.
3.- El ganador busca superarse, el perdedor espera a que las cosas sucedan.
Parece trillada la frase pero es así. Se supone que el ser humano debería siempre buscar ser mejor. Una persona ganadora espera estar mejor en determinado tiempo que lo que está ahora y trabaja por ello. El perdedor espera sentado a que eso pase, creyendo que por justicia divina, o porque «es bueno» las cosas se le van a dar como si hubiera alguna ley natural donde todo se alinea para satisfacer sus necesidades. En el caso fortuito de que eso ocurra, al final la vida, ahí sí, va a poner las cosas en su lugar, y créeme que no te va a gustar.
4.- El ganador nunca se siente satisfecho, el perdedor se siente conformista.
El humano es imperfecto, nunca puede llegar a la perfección ni lo podrá hacer. Eso quiere decir que siempre podemos estar en un punto más alto del que estamos. No estoy hablando de ambiciones desmedidas y enfermizas (a las cuales muchos se abrazan cuando tienen carencias en otras áreas de sus vidas) sino que al lograr una meta, el ganador no se conforma con llegar ahí y trata de ser siempre mejor. Ciertamente los humanos tenemos limitaciones y no podemos obtener el mejor resultado en todo. Pero el ganador sabe que ha hecho el mejor esfuerzo de acuerdo a sus limitaciones. El perdedor se conforma, aunque dentro de él, sabe que no está conforme. Mas bien cree que merece poco y en función de eso, se conforma con poco.
5.- El ganador conoce sus limitaciones, el perdedor no sólo se reprocha por ellas, sino que añade otras nuevas.
El ganador sabe que no es perfecto, que tiene limitaciones y las asume. Sabe que tal vez los números no se le dan pero sí las relaciones sociales o viceversa. Pero trabaja en sus defectos para dejarlos al menos en niveles tolerables mientras potencia sus virtudes. El perdedor no, el perdedor ya se rindió porque lo frustran sus limitaciones que ni siquiera conoce bien y no alcanza a dimensionar. No sólo eso, el perdedor se inventa más defectos o los agranda con el fin de no arriesgarse y luchar.
6.- Los ganadores son atractivos, los perdedores no.
La naturaleza es sabia, y como parte de la naturaleza humana y mecanismo de supervivencia, el individuo busca relacionarse y seguir a personas exitosas en detrimento de las personas fracasadas. Y cuando digo mecanismo de supervivencia, no hablo de ser falderos de otras personas, hablo de que las personas que quieren autorrealizarse buscarán relacionarse con aquellas que se sientan autorrealizadas para aprender. No es difícil identificar si una persona es ganadora o es perdedora, el lenguaje no verbal te delata. Los ganadores son atractivos, aunque no sean sociales o sean introvertidos, suelen ser agradables a los demás, los perdedores no, sólo sus pares (debido a su conformismo) se acercan a ellos.
7.- El ganador es líder, el perdedor con trabajo puede aspirar a ser seguidor.
Los ganadores no le preguntan a los demás que es lo que tienen que hacer con su vida. Ellos toman las decisiones por sí mismos y cuando requieren exhortar a otras personas a su misión, en muchos casos lo logran. No es necesario ser jefe o mandar a un grupo de personas, ni tener tantos dotes de liderazgo en el sentido tradicional de la palabra. Cuando tu opinión importa, cuando las demás personas te preguntan, te piden consejos, estamos ante un líder. Si eres un perdedor, nadie te preguntará tu opinión, nadie tomará en cuenta lo que dices, y con trabajo podrás aspirar a ser un seguidor y más bien actúas para buscar la aprobación de los demás, tu forma de pensar, tu ideología, está determinada para quedar bien con todo el mundo.
8.- El ganador ve al pasado para aprender, el perdedor lo hace para lamentarse.
Tal vez es absurdo invitar a alguien a no ver atrás, sobre todo cundo en el pasado haya mucha sabiduría. Se vale tener un pasado difícil, pero el pasado no debe de condicionarte la vida. El ganador ve atrás para ver las cosas que hizo mal y cambiar la estrategia para obtener resultados diferentes. Puede que su pasado le duela, pero no se queda saboreando el dolor, sino que lo asume. El perdedor se queda estancado en el pasado, en lo que ya fue y cree que el pasado ha condenado su vida para siempre.
9.- El ganador cuida su cuerpo y su mente, el perdedor tiende a no hacerlo.
Me dirán, ¡Este rico es gordito!, ¡Peña no lee y es Presidente! Vamos acomodando todo en su lugar, sí, hay excepciones, también hay gente que tiene problemas con la tiroides y ahí no se puede hacer nada. Pero generalmente la gente triunfadora procura estar saludable, si su trabajo no le da tiempo para el ejercicio (lo cual al final no es bueno) al menos cuida su alimentación y va con el doctor. El ganador lee, se informa, se capacita, trata de mejorar, trata de analizar. El perdedor no, el perdedor descuida su alimentación, no hace ejercicio, y en muchos casos tiende a la ignorancia, porque como no trata de superarse, nunca aspirará a tener un nivel de cultura decente.
10.- El ganador admira a otros ganadores, el perdedor no sólo los envidia, sino que hace lo posible por que otros perdedores no salgan de su condición.
Una persona ganadora siempre tendrá a otras ganadoras como su inspiración. Sólo rivalizará con ellas cuando las circunstancias ameriten una confrontación directa (un deporte, competencia empresarial). Una perdedora las envidiará y tratará de argumentar ilegalidades y faltas a la moral para explicarse por qué esa persona sí ganó y él no. Además el perdedor por miedo a quedarse solo, tratará de que los demás con los cuales comparte su condición de fracasado, se queden ahí.
Eso es todo, espero este decálogo haya servido para algo en este fin de semana.