Del efectismo y los anti héroes.
¡Capturamos por fin al Chapo Guzmán! ¡Después de que el PAN en 12 años no pudo hacerlo así como tampoco no pudieron hacer las reformas que nosotros si pudimos (no mencionar que nosotros las bloqueamos por 12 años)!
No se puede no estar de acuerdo con la captura del Chapo. Es alguien que como narcotraficante hizo mucho daño al país y debe estar en la cárcel. Pero debemos entender que el Chapo es parte de un problema, y no que representa todo el problema como tal. Entonces no podemos suponer que con la detención del Chapo el problema del narcotráfico habrá terminado. ¿Qué tan buena noticia es? Depende del móvil que orilló a los gobiernos de México y Estados Unidos aprehenderlo. Si el Gobierno de Peña Nieto lo aprehendió como parte de una estrategia para acabar con el narco, podría considerarse buena (aunque se deberá tomar en cuenta lo acertada de la estrategia como un todo), pero si no es así (y es lo que me preocupa) que sea una medida efectista, mediática, entonces no pasará más allá de la detención de un personaje.
Tomamos el caso Elba Esther Gordillo. Cuando la detuvieron, a mucha gente se le vino a la cabeza la idea de que tal vez podría ser el inicio un cambio. Al mismo tiempo que eso ocurre, se propone una Reforma Educativa, con lo cual causan una impresión reformadora. Pasó un año y hemos visto que dicha reforma quedó en nada, que se decidió cancelar la prueba Enlace, la cual con todo y sus múltimples defectos, era la única herramienta para medir el desempeño de los maestros y las escuelas. La decisión de aprensarla tuvo un móvil no sólo efectista, sino de ajuste de cuentas.
En el caso del «Chapo» Guzmán, no se podría descartar un móvil parecido. Pensando mal y maquiavélicamente se puede ver así: Primero como un impacto mediático. Peña Nieto se presenta como el reformador, como el que está moviendo a México. Aparece en la revista Time, lo elogia alguno que otro medio extranjero, y ahora con esta detención, podrán considerarlo como el Roosevelt mexicano, como una suerte de un nuevo Nelson Mandela, nada más que más guapo. Desde nuestra perspectiva maquiavélica, podríamos pensar que esta captura le podrá servir para debilitar aún más a la oposición. El PAN no pudo detener al Chapo ni aprobar las reformas, nosotros sí ¿Quién carajos votaría por el PAN cuando el PRI lo puede todo?. Con el PRD no hay tanto problema, porque AMLO, sin querer, ya le está haciendo el trabajo sucio. Desde esta perspectiva funciona y muy bien. Seguramente Peña Nieto registrará cierta alza en la percepción que la sociedad que tiene de él.
El problema es de forma y fondo, porque tomando en cuenta las formas solamente, analizándolo todo frívolamente, Peña Nieto es el estadista del siglo. Reformador, férreo combatiente del narco, galán, moderno. El problema viene cuando analizamos el fondo, cuando nos damos cuenta que muchas de las reformas aprobadas no cambian el estado actual de las cosas, lo hacen para mal (Reforma Hacendaria), lo hacen para seguir igual (Reforma Educativa), lo hacen a medias (Reforma Política), y de entre todas sólo se puede esperar cierto cambio con la Reforma de Telecomunicaciones (que toca más bien a Slim y no tanto a Azcárraga), y la Reforma Energética, la cual tiene que pasar todavía por esa prueba llamada «leyes secundarias» que podrán hacer la diferencia entre una apertura efectiva y otra que beneficie a ciertas élites cercanas al gobierno.
Puedo aplaudir la detención del Chapo Guzmán, y reconocerle al Gobierno haberlo hecho, es una detención histórica, pero no puedo festejar aún. Sólo se puede festejar cuando veamos una mejora sustancial en la seguridad nacional, sobre todo aquella que está afectada por los cárteles.
Las películas concluyen con la detención y aniquilamiento del villano. La realidad no siempre es igual, es algo mucho más complejo, y el villano solamente representa una parte de la estructura.