La propaganda es algo inherente a los gobiernos. Estos necesitan comunicar sus propuestas, sus actividades y sus logros de manera efectiva a la población. La inexistencia de la propaganda sería algo suicida, porque sin ella, la gran mayoría de los habitantes no sabría bien lo que se está haciendo y el gobierno quedaría a merced de la población y los medios no alineados, lo cual desembocaría en una severa crisis.
Los gobiernos compran espacios, o bien, por un decreto o ley, los medios tienen la obligación de transmitir en un determinado número de tiempo, la propaganda del gobierno, o bien de los partidos que son parte de éste (como en el caso de las elecciones). Pero quienes conocemos el mundo de la mercadotecnia y la publicidad, sabemos que cuando se quiere sobrevender un producto, posiblemente se haga en compensación de la falta de calidad de éste.
Cuando los gobiernos usan demasiada propaganda, es porque han sido incapaces de ganar de forma natural la cohesión y credibilidad que necesitan. Nicolás Maduro, el Presidente de Venezuela, que tiene al país en un estado crítico y donde las manifestaciones con su consecuente censura típica de los gobiernos autoritarios han empezado a crecer, recurrió al mito de Hugo Chávez debido a su falta de carisma y resultados. El carisma de Chávez por sí mismo ayudaba a crear esa cohesión que necesitaba para llevar su gobierno adelante, cosa que no ha sucedido con maduro, lo cual pone en riesgo al chavismo.
Si Chávez usaba la propaganda para alentar su carisma, y si Maduro la usa para tratar de encausar el carisma el otro hacia él. Peña Nieto al no tener un referente carismático, no le queda de otra que vender una idea falsa de lo que es su Presidencia, y como dentro de México muchos ya no le creen, a pesar de la millonaria inversión en spots y su imagen, entonces se publicita en el extranjero, esperando que al crear una buena percepción afuera del país, esta, como alguna suerte de rebote, influencie a la opinión pública mexicana. Si Juanito Kirilov o Pedrito Mertesaker, europeos de primer mundo, desarrollados, afirman que Peña Nieto es el estadista que va a salvar a México, entonces la opinión pública en México podrá cambiar un poco su percepción sobre nuestro querido camarada Presidente Enrique Peña Nieto.
La publicidad y la propaganda (cuya única diferencia es que la primera es aplicada a productos y servicios, y la segunda a ideologías, creencias o política) son útiles y de cierta forma necesarias. Pero cuando se sobrevenden, es porque se han convertido en un síntoma de que un producto o gobierno, no entrega los resultados que se esperaban, y entonces se usa el recurso de la publicidad para lograr lo que la calidad o la credibilidad no puede hacer.