El tiempo vuela rápido, y parece que fue ayer cuando Enrique Peña Nieto se convirtió en el Ejecutivo Federal. Llegó al poder en medio de muchos cuestionamientos, y llega a su primer año también muy cuestionado por sectores sociales disimiles. Peña le apostó a realizar muchas decisiones políticas con un gran desplante mediático para afianzarse en el poder. El encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, el Pacto por México, y demás recursos para obtener fuerza, para reducir sus negativos a un nivel tolerable. Pero sus efectos fueron magros, y esa ilusión que llegó a causar en algunos se disipó rápidamente.
Sinceramente es difícil hacer una lista de aspectos positivos de su Presidencia. Sin duda los hay, pero inclusive esos «logros» se encuentran rodeados de errores u omisiones que le pueden robar mérito. Por ejemplo, un logro de su gobierno fue haber encarcelado a Elba Esther Gordillo. Como quiera que se vea, es un acierto por el daño que esta mujer le hacía a la educación. Pero el motivo de su detención (que tiene que ver más con política que con justicia) no da para pensar que se trata de un gobierno que sí va a hacer justicia. Crear el Pacto por México fue otro logro, después de una parálisis legislativa durante los gobiernos del PAN de la cual ellos mismos fueron parte. Pero un pacto que pudo haber facilitado las transformaciones que necesitaba el país, terminó reduciéndose a casi nada. Como dijo Denisse Dresser, se cambió para seguir igual.
La Reforma Educativa se podría considerar un logro. El gobierno volvió a tomar la rectoría de la educación y eso es positivo. Pero esto es sólo una de tantas cosas que se tienen que hacer para mejorar la educación, y si lo demás no se hace posteriormente, esto terminará siendo una llamarada de petate. La Reforma de Telecomunicaciones también implica cierto avance, pero pudo haber sido mucho mejor si se toma en cuenta que sólo se apretó a aquellos monopolistas no alineados (Carlos Slim) mientras que Azcárraga al final terminará más beneficiado.
La Reforma Política va por el mismo camino que todas las demás, de pasar de ser una gran reforma, parece que no se avanzará mucho y conforme continúa negociándose (el PAN condiciona la Reforma Energética a cambio de que se apruebe ésta), va perdiendo fuerza, para convertirse posiblemente en una miscelanea que no cambiará mucho las cosas. El Pacto por México ya estaba de capa caída y ahora con la salida del PRD, este recurso por el cual el Presidente se aplaudía, está condenado a su desaparición.
Y si eso fueron los aspectos positivos. Habrá que mencionar los aspectos negativos que fueron más. Empezando por el tema económico donde no sólo hay estancamiento, sino que el país se está desacelerando al grado que las proyecciones de crecimiento decrecen continuamente. Si bien este problema no es totalmente responsabilidad del Gobierno, sí lo es en gran parte. Sigue el tema de la inseguridad. Las encuestas revelan que los ciudadanos se sienten más inseguros, y el tema del narcotráfico sigue igual que con su antecesor, con la diferencia de que se ha apartado a los medios de este asunto para generar un falso clima de seguridad con respecto a este asunto.
Luego tenemos que hablar de la opacidad. Volvemos a la época en la cual el gobierno omitía información y la disfrazaba. También el PRI ha buscado hacerse del control del IFAI. Así también habrá que recordar que Peña Nieto y su equipo fueron opacos al rendir cuentas sobre sus bienes. Le sigue la corrupción donde vemos como varios criminales han sido exonerados, tal como Florence Cassez, Raúl Salinas de Gortari, Caro Quintero. Para rematar, tenemos la Reforma Hacendaria cuyo planteamiento es demasiado dudoso, demasiado cuestionado, y más que implicar un avance, se podría hablar de un retroceso en la economía, así también podría generar resultados adversos a los esperados, como lo que toca a la economía informal.
Si con Calderón comentaba que no se veía un rumbo definido, al menos se podía decir que en muchos aspectos se encontraba estable. Con Peña Nieto el barco va a la deriva. Ya han agotado muchos de los recursos para dar un golpe de timón (las Reformas) y la aprobación que tiene Peña Nieto en la ciudadanía va cayendo constantemente. Ha sido un año difícil y fatídico para Peña Nieto, las cosas no van bien, y Peña Nieto necesitará tener un as bajo la manga, porque un año más gobernando de esta manera podría ponerlo a él y a su partido, tras las cuerdas. Porque incluso los que hemos sido críticos del Presidente, quedamos en cierta medida decepcionados, porque pensábamos que debido a su experiencia, iban a generarnos la falsa ilusión de que las cosas van bien.
Las luces rojas deben de estar prendidas en Los Pinos. Seguramente hay una estrategia detrás de todo esto y «están haciendo política», pero no se pueden dar el lujo de volver a tener un año tan malo como éste. Y no hay que olvidar la oposición, tanto la oposición institucional (PAN, PRD) como la no institucional (AMLO), no han ayudado en mucho para que las cosas mejoren. Esta mezquina oposición que busca beneficios más propios que para la sociedad, no está exenta de esa calificación reprobatoria que merece el gobierno actual.