Sé que quienes critiquen lo que a continuación diré, me dirán que no sé que es ser padre. Efectivamente soy soltero, pero creo no necesitar ser una padre de familia para afirmar lo que a continuación diré, y es que es simplemente sentido común, sólo se necesita observar, no se necesita nada más.
Se está perdiendo la autoridad del padre.
Es cierto que un nivel fuerte de autoritarismo no es bueno para los hijos. Un padre represor posiblemente criará un hijo timorato, mojigato, sin criterio propio, sin capacidad de buscar lo que quiere y sí buscar lo que el padre quiere de él. Limitará su desarrollo en ciertos aspectos.
Pero lo opuesto también es nocivo. ¿De cuando a acá, los padres ya no son padres, sino amigos? Muchas madres y padres fungen como «amigos» de sus hijos, y tratan de tomar ese papel, porque así piensan que «comprenderán» más a sus hijos. Pero seguramente hay un temor, el temor a que el hijo lo pueda rechazar al fungir como lo que debe de ser, como un padre, como un guía, como quien deberá de forjar una persona, para que cuando adquiera su libertad, tenga una estructura y una escala de valores para conducirse rectamente en su vida. Sea cual sea la ideología que decida seguir, el pensamiento que desarrolle.
Esa figura de padre-amigo mengua la autoridad paterna. Sucede y mucho, el hijo llega con tres materias reprobadas, y el padre asume el papel de «amigo-psicólogo» al hablar con el chico y preguntarle si está bien, si no está deprimido, si el ambiente escolar no le afecta. Si no tiene una respuesta positiva irá a culpar a la maestra o a la directora del colegio. -¿Por qué mi hijo está reprobando y recibiendo reportes de mala conducta si es un pan de Dios?-.
El que el padre logre desarrollar una relación cercana no significa que deba de dejar de ser padre. El padre al actuar como amigo, termina perdiendo el respeto de su hijo. El crío de secundaria se acuesta con sus compañeras: -Ah no importa, le diré a mi papá que estoy pasando por una depresión porque la tele viejita se descompuso-. El hijo ve pornografía: -Ah, no importa, mi papá dirá que es parte de mi desarrollo, que el también vio y tal vez se venga a echar unas chaquetas conmigo con la revista padre e hijos juntos-. Simplemente el hijo vivirá en la anarquía porque sabe que al llegar a casa nadie le reprenderá, nadie le pedirá explicaciones y nadie le dirá por qué no debe de actuar de esa forma.
La figura del «amigo» es representativo de padres timoratos, padres que tienen miedo a tomar el rol que deben de tomar. Y esto toca a ambos sexos, padre y madre. Programas como La Rosa de Guadalupe colaboran para destruir la figura paterna, al presentar en muchos de sus programas, a padres empapados de temor,que no saben que hacer, que les falta determinación, y como no tienen capacidad de educar a sus hijos, necesitan que venga «la virgencita» a solucionar todo.
La figura del padre no va en contra de la libertad. Por el contrario, ayuda a formar a los hijos para que sean libres. ¿De que sirve un individuo libre al cual no se educó para trabajar, no se educó para estudiar, no se educó para respetar a su prójimo, no se educó para pensar? ¿Cómo el hijo podrá aprender a defender sus creencias cuando nadie le enseñó a pensar? Un individuo así no es libre, es presa de sus fuertes limitaciones.
Así de simple. Y si no tienes el valor para ser padre, no lo seas y punto.