Una vez un amigo puso un comentario cómico en Facebook. Decía que si algo podía decir bien del PRI, es que saben bien como dar atole con el dedo, que los otros partidos (PAN y PRD) eran torpes para hacer eso y se veían mal cuando trataban de hacerlo. No es algo de ninguna forma falso o fuera de la realidad. Tanto tiempo en el poder les dio ese colmillo que otros partidos desearían, y que al tenerlo, se sienten eternamente chamaqueados al punto que después los vuelven a chamaquear.
Paradójicamente «se está haciendo justicia» con el PRI «superando» en efectividad a los dos gobiernos panistas. Mientras que el PAN decepcionó en la impartición de justicia y no hizo lo que esperábamos que hicieran al llegar al poder (sobre todo para castigar a la fila de ratas que quedarían heredadas de gobiernos priístas), el PRI parece causar, sobre todo en los neófitos en temas políticos que es gran parte de la población, la sensación de que ahora ellos sí van a impartir justicia. Si la sociedad condena a un personaje (excepto Salinas, Montiel y cercanos al círculo del Presidente, claro), éste estará pisando la cárcel. Así sucedió con la vilipendiada Elba Esther Gordillo y ahora con Andrés Granier, priísta (buena noticia) pero no cercano al Presidente (entonces no tan buena).
Mi lectura es una postura pragmática por parte del gobierno. Como lo comenté, la legitimidad le da más margen de maniobra al gobierno. El gobierno busca castigar a quienes se brinquen a la justicia (aunque ellos lo hayan hecho como parte de la estrategia electoral). Buscan minimizar la exposición de los defectos que perjudiquen la imagen del Presidente Peña Nieto. El dicho del futbolista Romario a Pelé se podría aplicar. Peña Nieto callado es un poeta, por lo cual buscan minimizar las meteduras de pata, buscarán crear un clima donde hagan parecer que han cambiado aunque vemos cualquier clase de trampas en los procesos electorales de este año.
Pero dentro de esto sí hay buenas noticias, dentro de un aparente maquiavelismo, vemos que para algunos será más difícil salirse con la suya en el arte del robo y la corrupción. No tanto porque exista una sincera voluntad en el gobierno, sino porque aquellos que «tranzan» quedan cada vez más en evidencia y orillan al gobierno a poner cartas en el asunto. Parte tiene que ver con una sociedad que poco a poco se concientiza, y la cual ya no se conforma con cualquier «atole».
Al ver el historial de la persona de Peña Nieto en la política, de su partido, tanto en el pasado en el presente, como gobernador, como candidato, no nos cuadraría mucho que se tratara de un gobierno que cree en la ley, que la hace respetar y la respeta. Por el contrario, su cacareado pragmatismo incluye saltársela cuando es conveniente, tratando de no hacer mucho ruido y aparentando tal cual niño, que ellos no fueron y no hicieron nada. Por eso es donde entra la paradoja. El problema es que sólo quienes están interesados en el tema político y le entienden, la pueden ver. Muchos más, sobre aquellos que solo ven el presente y no analizan el entorno (y que son mayoría todavía) podrán creer que este gobierno «sí va a cambiar las cosas, sí va a hacer justicia».
Entonces también dependería del entorno que tanto esta línea del partido en el gobierno puede ser benéfica, o puede ser contraproducente. Depende de a como, de a cuanto, cuantos, y que tan rápido se traguen las palabras del gobierno. Si ya maduramos lo suficiente como sociedad, posiblemente no podrá haber retorno atrás y se tendrán que sentenciar más figurines que atenten contra la justicia. Si no lo hemos hecho, posiblemente a la hora que nos echemos a dormir, vengan los desfalcos a diestra y siniestra (aunque mediáticamente discretos). Espero que sea de la primer forma, y de alguna manera le puesto a que pueda ser así.
Lo bueno es que Granier, ya está donde va, entambado.