Ahora están de moda los pactos, el Pacto por México, el pacto por Jalisco, el pacto por los estudiantes. Mediáticamente funciona. El tiempo dirá si en la práctica es efectivo para generar bienestar en las ciudadanía. De lo ya ejecutado hasta hoy, podemos pensar que el Pacto por México podría traer algunos beneficios, debido a que el ejercicio del poder ahora es diferente, donde en vez de tener una partidocracia que bloquea las propuestas, se tiene a un poder fuerte que toma las decisiones, absorbe las de los demás, y logra consenso con la oposición. Mediáticamente funciona, posiblemente inspirado en un libro de branding y en otro de Maquiavelo.
El PRI es un partido colmilludo, bastante. El Pacto por México es el claro ejemplo. Les dicen a los partidos de la oposición, -vamos a hacer un pacto donde se incluyan sus propuestas-. El PRI al ser un partido ideológicamente ambiguo, no tiene problema en incluir propuestas derechistas e izquierdistas a la vez, al tiempo que incluye las suyas. La estrategia funciona, tantean que hay grandes posibilidades de que la oposición acceda a firmarlos, porque ellos dicen: -Nosotros no vamos a bloquear las propuestas y reformas que propusimos en 12 años, nosotros no vamos a ser tan interesados como el PRI-. Pero los partidos de oposición no previeron el expertise mediático del PRI. Se otorgan «laj dejpensas para loj viejitos», programa propuesto por el PRD ¿Quién se lleva los aplausos? Enrique Peña Nieto. El PAN propone una reforma fiscal y la mete al Pacto por México ¿Quién se lleva los aplausos? Enrique Peña Nieto. Después la prensa internacional elogia a Peña Nieto por tener la disposición para sacar las reformas. El País, The New York Times. Le dan el crédito a Peña Nieto (aunque luego entra el sospechosismo en algunos de que si estos elogios son parte de una «campaña»), Peña Nieto «el reformador». Y luego se sube a un pedestal a anunciar que su partido sí tiene la disposición de sacar a México adelante cuando en realidad bloquearon esas reformas que tanto proponen durante 12 años. El mexicano es de memoria corta, y olvida, así que no hay problema.
Incluso para el ciudadano es difícil pensar que sería mejor. Durante mucho tiempo «nos quejamos» de los partidos, que nunca se ponen de acuerdo, que solo velan por sus intereses. Ahora la queja es de la inexistencia de la oposición. No hay, porque al firmar el pacto se amarraron (en gran parte por la poca perspicacia y su ineptitud), porque se los chamaquearon, y se podrán mencionar varios beneficios para el país que se pudieran dar, y que sí creo que existan. Pero en términos políticos, la oposición se condenó, y empieza a ser cada vez más notorio ese hecho, que las divisiones generadas internamente debido a la firma de ese pacto, empiezan a ser más hostiles. Los ciudadanos querían que las cosas «se movieran», ahora se mueven, pero ahora se cuestionan el regreso de un posible autoritarismo.
El PRI ha logrado apuntar las cámaras a su favor. Hasta en el Congreso de Estados Unidos les aplauden por hacer lo que ni ellos pueden hacer. La cuestión es que lo mediático es inmediato y tenemos que ver las implicaciones que tengan estas políticas a futuro. Se puede afirmar que algunas de las políticas propuestas, como la Reforma de Telecomunicaciones, podrá traer beneficios por poner un ejemplo. Pero la pregunta que algunos hacen es ¿A cambio de qué? Y lo que cabe esperar es que lo primero (los beneficios de las políticas pregonadas en el Pacto por México) tenga un mayor peso que esta última pregunta.
Curioso que solo el 50% de los ciudadanos (después de Gordillo, después de reformas) apruebe la gestión de Peña Nieto, mientras que el 78% de los «líderes de opinión» lo aprueba. No es difícil el análisis, los líderes de opinión están mejor informados y tienen más contacto con el poder. Los ciudadanos evalúan al Presidente tomando como referencia su bienestar actual, el presente. Los líderes evalúan un poco más hacia futuro, que si van a hacer las reformas, x o y cosa (e insisto, los aplausos son para Peña, no para la oposición). Yo iría un poco más allá para hacer una evaluación atinada, porque en realidad tendríamos que ver el futuro, las consecuencias, para hacer una buena evaluación.
Al final cabe la pregunta ¿Entonces la democracia no funcionó y es más rentable un sistema híbrido dónde el gobierno tenga más fuerza y autoridad para «mover a México»? Siempre insisto en que una democracia no solo es un privilegio, es una responsabilidad que hay que asumir, y no asumimos.
Y hay algunos otros que se hacen «Pato por México».