Así, el título. No iba a poner un título técnico, sino un título, atractivo, fresco y hasta populista (Qué me perdone Jordi Rosado por el atrevimiento), porque si no van a empezar a decir que Cerebro quiere verse pretencioso con su terminología. La reforma a las telecomunicaciones suena demasiado buena para ser verdad. ¿Qué le picó a Peña Nieto, qué piojo se le metió en medio del copete? Sí, es un avance, un progreso ¿De qué tamaño? No sé, el tiempo lo dirá. Pero aquí pongo una listilla de preguntas (un FAQ) de lo que tú, individuo de a pie, debes de tomar en cuenta.
1.- ¿Por qué después de que Televisa «presuntamente» hizo campaña a Peña Nieto por 6 años, ahora es «obligada» a ceder espacio en la televisión?
No hay incoherencia alguna en realidad. Emilio Azcárraga de hecho no sale perjudicado, debido a que cedió poder en un medio que está en vías de extinción, al menos en capacidad de influencia como es la televisión abierta. Hace un año se le condicionó a Azcárraga su participación en la telefonía (Iusacell) mientras él permitiera la entrada de nuevos canales. Es decir, se podrá debilitar en la TV, pero en telefonía (donde el futuro es más promisorio, y con lo cual puede ofrecer servicios de Triple Play) se hará más grande.
2.- ¿Quién gana y quién pierde? ¿Hubo motivos políticos?
El tiempo lo dirá, pero parece que los ciudadanos saldremos más bien beneficiados. Los especialistas dicen que el impacto para Azcárraga va a ser neutral. Pero que Carlos Slim se verá más bien afectado. Pierde más (en telefonía) de lo que gana (incursando en TV, en caso de que gane una licitación). ¿Podrá haber motivo político? Uno podría correlacionar esto con el hecho de que Azcárraga ha estado muy del lado del «copetes» mientras que Slim pareció estar más del lado del que tiene «un gallito». Pero también se puede pensar que esto es así dada la naturaleza de la reforma. También es cierto que esto es uno de tantos actos que ha tenido el régimen presidencialista del PRI para mostrar su «eficacia» por lo cual habrá que ver esto con un poco más de detenimiento, y ver si en realidad se está dispuesto a ceder un espacio importante, o solo se avanza un poco para ganar credibilidad ante la población.
3.- ¿Se acabaron los poderes fácticos?
En realidad no, al menos en el corto plazo. Los mandamases en la televisión y las telecomunicaciones seguirán siendo casi los mismos. Pero la nueva configuración les pone algunas limitaciones y se logra un estado mayor de competencia, tal vez no el idóneo, pero si existe un progreso de tamaño considerable como para que poco a poco el mercado se vaya diversificando. Deberemos de ver quien incursiona en la televisión y quien en la telefonía. También se han impuesto mecanismos para que no pueda existir tanta concentración de mercado como antes.
4.- ¿Se logrará la pluralidad de información tanto deseada en los medios?
Depende de muchos factores. A Priori se puede pensar en un avance, pero debemos de ver de que tamaño va a ser. Para eso hay que ver quienes ganarán las licitaciones de las nuevas cadenas. Es necesario que las cadenas que entren logren ser un real contrapeso a las que ya existen. El escenario pesimista sería la entrada de Milenio y de Vázquez Raña. Estos dos medios han mostrado una afinidad política al partido que también apoyan Televisa y TV Azteca por lo cual existe el riesgo de que la línea sea la misma, e incluso de la formación de algo así como un «tetrapolio». En cambio sería mejor que entraran MVS o Slim, quienes mantendrán otra tendencia y por lo tanto, se generará una mayor pluralidad. También debemos de ver la calidad de los contenidos que ofrezcan estas nuevas cadenas.
5.- ¿Entonces, es positiva la reforma de telecomunicaciones o es una llamarada de petate?
El avance es innegable. Como está planteada, seguramente veremos progresos. Como comentaba, la cuestión está en qué tanto se avanza. Las estructuras ahora incitan más a generar una mayor competencia, lo que puede significar una mejora en la calidad de los servicios y el precio (en el caso de la telefonía). El tiempo nos dirá de que tamaño es el cambio.
6.- ¿Debería ponerme de pie y aplaudirle a el Señor Presidente Licenciado Enrique Peña Nieto por esta reforma?
Naturalmente el Presidente tiene méritos, y creo que debemos reconocérselos. También hay que entender que estas decisiones no se tomen porque los políticos, y menos Peña son santas de la caridad. La decisión es buena, pero veo que con todo este ruido y concenso que está creando con tantas decisiones está generando mucho poder (ya no por la credibilidad que pueda ganar, sino porque su gobierno ha puesto a todos parados en fila como soldaditos) y el exceso de poder es malo. Recuerden que su intención es restaurar el presidencialismo, y así como aquí tomó una decisión que significa un avance innegable. Darle mucho poder, significaría darle pie a crear retrocesos. Yo diría, cuidado, mucho cuidado.
7.- ¿Con esto el gobierno calló a los revoltosos, comunistas-nazis del #YoSoy132?
Con todo y que este movimiento se degeneró y se degradó (cansancio, coqueteo de algún político, infiltración del contrario bla bla), creo que se debería estar agradecido con este movimiento porque puso en la mesa el tema de las telecomunicaciones, y es un hecho que de alguna manera incidieron para que esta reforma se llevara a cabo. Si el gobierno quiere verse «eficaz» necesita actuar en aquellas áreas donde el desperfecto quede a la vista de todos, y #YoSoy132 logró hacerlo evidente.
Y por cierto, que bien instrumentaron la reforma, con alfileres para provocar el menor ruido posible y mantener quietecitos a los poderes fácticos. Reconozco el oficio del partido actual. Si una reforma igual hubiera sido lanzada por AMLO, todos estarían gritando ¡Cuidado, el nuevo Hugo Chávez, un peligro, Kim Jung-il resucitó!.