Posiblemente, estés leyendo esto cuando Enrique Peña Nieto ya haya tomado posesión de la silla presidencial. Posiblemente le llames alternancia, o posiblemente le llames restauración, el tiempo (y no se necesitará mucho) dirá que fue en realidad. Llegó cuestionado por la forma en que se dieron las elecciones, pero a fin de cuentas el y su gente cercana tendrán el poder durante seis años si nada extraño pasa.
Comprendo el miedo que genera en muchas personas el regreso del PRI al poder. El columnista en El Informador (diario de Guadalajara), Diego Petersen, afirma que si bien el PRI no es exactamente el mismo de antes y han habido gobiernos eficaces en los estados comandados por este partido, el gen ahí sigue, y afirma que el PRI se siente más cómodo dialogando con clientelas que con ciudadanos, a diferencia del PAN y PRD que se han mostrado abiertos. Yo no veo a un PRI muy diferente al que se fue, más bien se me hace muy parecido. Empero, la diferencia radicará en que el PRI gobernará a una sociedad que no es la misma de hace 18 años, cuando ganaron por última vez.
El gabinete parece explicar lo que podría ser su gobierno, el cual puede tener anhelos de reformación, pero que añora a su vez, el pasado autoritario y antidemocrático. En el gabinete ciertamente existe gente capaz y preparada como José Antonio Meade, un destacado economista que suplió a Ernesto Cordero cuando este buscó fallidamente ser candidato del PAN. El problema es que Meade no será encargado de la Secretaría de Economía o Hacienda, sino de Relaciones Exteriores. Pedro Joaquín Coldwell es un político con una amplia trayectoria y experiencia, pero estudió lo que la mayoría de los políticos: Derecho. Además de ser un personaje intolerante (sobre todo por los comentarios dirigidos a los estudiantes de la Ibero a los que calificó de infiltrados) es un político muy capaz. Pero no tiene los conocimientos para desempeñar un cargo como Secretario de Energía y aún así, ahí estará. Manuel Mondragón fue Secretario de Seguridad Pública en el Gobierno de Marcelo Ebrard donde se lograron reducir los índices de inseguridad, y estará en el gabinete como subsecretario de planeación.
Además de hombres capaces, que los hay, vemos también la fuerte influencia de Salinas, y también, claro está, la presencia del Grupo Atlacomulco, emanado del más rancio PRI y del cual formó parte Enrique Peña Nieto. Al menos algunos del Grupo Atlacomulco parecen sí, tener alguna capacidad, y no es un secreto escuchar que Chuayfett no tiene buena relación con Elba Esther Gordillo, lo cual podría ser uno de los puntos positivos del «peñanietismo». Hay otros personajes que en lo particular me preocupan, como Murillo Karam (PGR) y Osorio Chong (SEGOB) que no se me hacen personas precisamente con vocación democrática y de los cuales no me sorprendería ver salir a ese PRI que todos conocimos (desde Ordaz hasta Salinas).
El gabinete de Calderón fue uno rodeado de sus más cercanos pero no de los más capaces. Con Peña Nieto es una mezcla, de los más cercanos, de los intereses satisfechos, y también de algunas personas con capacidad para desempeñarse bien, aunque algunos no estén en los puestos donde podrían desempeñarse mejor. Algo así como un equipo de futbol donde Messi fuera portero y Cech medio de contención. Hay otros nombres que sinceramente no los conozco, por lo cual me abstengo de opinar.
Sea como sea, Peña Nieto es el Presidente de la República. Ante la inconformidad de muchos, los ciudadanos debemos tomar un papel más activo en la sociedad, que forma un contrapeso que más que oponerse y negar, busque construir a partir de los cuestionamientos que se hagan y se deben de hacer al gobierno en turno. Creo que parte del «regreso autoritario» o no, tendrá que ver con la posición que juegue la sociedad, y he aquí donde tenemos una responsabilidad. Donde el fin más que atacar al oponente, debe de ser el mejoramiento de nuestro país, aunque esto tenga que ser «a pesar de ese oponente».
Confío, a pesar de todas mis preocupaciones (el gabinete más que gustarme, me preocupa), que este sexenio será de mucho aprendizaje. El PRI llega ante una sociedad distinta y una realidad distinta, con más acceso a la información y una mayor pluralidad para un gran sector de ella (sobre todo la conectada a Internet). Eso hará a la sociedad más responsable también de su destino. No puedo de alguna manera cerrar filas con un gobierno en el que no creo, pero si deseo que como sea, este sea un buen sexenio. Prefiero que me callen la boca, a decirle a los demás desde las ruinas ¿Vieron? ¡se los dije!.