Ser un ávido lector no te garantizará ser un buen presidente, pero ser lo opuesto si hará que las posibilidades de que seas un mal presidente se incremente. No se puede dirigir un país sin tener las suficientes nociones de tu entorno.
Por curiosidad, me puse a analizar los discursos de nuestro nuevo Presidente de la República, y la verdad es que me parece un poco preocupante todo esto. Peña Nieto es un hombre muy bien entrenado, muy disciplinado, y sí, esa es una virtud en él. Habla de una manera clara, concisa, se presenta como un hombre conciliador (aunque cuando le das rienda suelta muestra tintes autoritarios en su persona). Peña Nieto tiene buen porte, parece ser un hombre de buen gusto, habla con propiedad. Sabe mover bien las manos, su presentación es impecable, sabe usar bien la mirada, tiene buena oratoria. El problema es que está tan entrenado que parece haber perdido toda espontaneidad. Pero en realidad no es un problema, porque un Peña Nieto espontaneo, exhibiéndose tal cual es, preocuparía a muchos.
En estos discursos veo una muy preocupante incapacidad de su parte para profundizar de los temas de los cuales está hablando. Sí, algunas de sus propuestas parecen buenas, pero Peña muestra una profunda ignorancia sobre estas. Parece no saber de lo que está hablando. Había comentado anteriormente que parece que el PRI sabe más que es lo que quiere hacer que el PAN en el gobierno, y tiene una agenda mejor estructurada. Pero naturalmente esta no es diseñada por el próximo presidente, de esta se encargan asesores suyos y gente detrás.
En las elecciones pasadas, López Obrador supo cubrir sus limitaciones con su gabinete dream team. Sabemos que hay temas que AMLO no domina (empezando por la economía y como generar riqueza), y a pesar de su terquedad, se dio cuenta que necesitaba ayuda urgente en algunas áreas. Las limitaciones en Peña Nieto son más profundas, porque son de forma y fondo. López podía ser el creador de las ideas y delegar a su gabinete su diseño. Peña Nieto no tiene siquiera ideales. Por lo tanto lo recomendable es que se limite a ser el ejecutor de la agenda diseñada por sus asesores. Pero esto puede ser preocupante a la hora que se tenga que tomar una decisión de último minuto y donde no pueda consultarlo ni con Videgaray o alguno de sus otros asesores.
El PRI siempre se empecinó en ofrecer presidentes fuertes, con don de mando. Esta vez busca generar esa misma percepción sobre alguien que no tiene esas cualidades. Porque si bien a los panistas se les vio como presidentes de menos peso, con Peña Nieto incluso podemos ver a un presidente más débil por su falta de autonomía. Un Presidente al cual se le aplaudirán sus logros y se le criticará por sus errores, el es quien dará la cara, pero posiblemente no quien tomó las decisiones para lograr x o y percepción sobre su trabajo. Si Peña fracasa, los que toman las decisiones no saldrán tan afectados, porque el primero es el que tendrá que dar la cara.
Peña y su equipo tienen una tarea difícil. Ante la inconformidad de un sector de la sociedad no podrá flaquear o mostrarse como débil. Se han preocupado por cuidar mucho esa imagen, pero el que la gente se de cuenta de que no es Peña Nieto el que se encarga de hacer todo podría terminar afectándole, porque le restará poder a su figura. Aquí aplica el dicho de que la mona aunque se vista de seda mona se queda. Peña está demasiado bien entrenado, pero parece que no hay forma de disimular sus capacidades intelectuales, que son bajas para lo que se esperaría de un mandatario.
Para el PRI y los intereses allegados a él, su perfil fue una ventaja para regresar al poder, pero será una desventaja para ejercerlo. Cierto que un Presidente no tiene que ser un experto en todas las áreas, pero debe tener ciertos conocimientos sobre ellas. Peña en su visita a Alemania demostró desconocimiento sobre lo que sucede en la Unión Europea. Es de notar que en las visitas a los mandatarios siempre están Luis Videgaray y sus asesores más cercanos. Posiblemente las expectativas que pueda tener uno sobre su presidencia recaerá más sobre el gabinete y sus asesores, que sobre él mismo.