Ya ha pasado algo de tiempo, y la verdad es que si algo me ha molestado bastante es el uso que le han dado a las encuestas en las elecciones pasadas. Ciertamente los candidatos siempre nos van a decir que van más arriba de lo que van en realidad, AMLO al final nos dijo que «sus números» le decían que ya había rebasado a Peña Nieto, Josefina decía que solo estaba a 4 puntos cuando en realidad estaba a más de diez. Pero en estos casos, las afirmaciones solo salieron de la boca de los candidatos. Pero lo que hicieron las encuestas a favor del PRI y que si estaban copeteadas no tiene… madre. La primera imagen que les traigo es la tabla de los resultados que arrojaron las encuestas, antes de entrada la veda electoral (unos días antes de las elecciones), donde se comparan los resultados que dan con los resultados del PREP.
Digo, quien niegue que están copeteadas es que vive en el error, y cualquier persona con nociones en estudios cuantitativos sabe que las encuestas de GEA-ISA (Milenio), Grupo Fórmula, El Universal, Excelsior, Parametría y Mitofsky estuvieron cuchareadas y manipuladas a favor de Enrique Peña Nieto. Afirmar que la distancia entre EPN y AMLO fue de 18.4% y que el resultado oficial sea del 7% termina siendo una mentira insultante.
Ciertamente una encuesta no puede afirmar el resultado real y sirven para ver tendencias, más no para dar por un hecho algo; esto se debe sobre todo al margen de error. Cuando se hace un estudio de este tipo, lo primero que se hace es tomar una muestra de tantas personas que representen al universo (que en este caso es la población de México), es decir si en México hay no sé 50 millones de hombres, 50 millones de mujeres, de tal edad, tantos ricos y tantos pobres, esos mismos porcentajes extrapolarlos a la muestra, que en este caso rondaba las mil personas. Al ser una muestra del universo, esta tiene un margen de error, por más grande sea la muestra el margen de error se reduce y por más pequeña aumenta. En este caso, el margen de error de las encuestadoras fue de aproximadamente el 3%, ¿Qué quiere decir esto?, que el resultado arrojado puede variar en tres puntos porcentuales (positivos o negativos), es decir, si el resultado de las elecciones arrojó un 7% de diferencia entre los candidatos, para afirmar que las encuestadoras hicieron bien su trabajo, debieron sacar una diferencia de entre 4% y 10%. Generalmente cuando dos candidatos (que pasó en dado momento con Obrador y Vázquez Mota) tienen una diferencia menor al 3%, se dice que están en empate técnico.
Entonces, si 10% es la mayor ventaja que le debían dar a Peña Nieto, ¿Por qué las primeras cinco encuestadoras, las copeteadas, rebasan por más de 5 puntos ese umbral?, simplemente, porque están manipuladas. Aquí hay que hacer una aclaración, existen las preferencias brutas y las efectivas. Las brutas incluyen a los indecisos, y las efectivas no los incluyen, por lo cual estas últimas tienden a hacer más grande la ventaja de lo que en realidad es. En esta gráfica todos los datos son de preferencias brutas, solo en el caso de Milenio son efectivas, pero aún así, con números brutos el resultado sigue estando arriba de 15%. En el 2006 prácticamente todas las encuestas le daban la victoria a AMLO (menos GEA-ISA), pero aún así caían dentro del margen de error y el que Calderón hubiera ganado por menos de 1% estaba dentro del rango, por lo cual sabemos que en ese entonces las encuestas estaban bien hechas. Ahora no ocurre así, incluso rebasan este rango por 5%, que son más de dos millones de habitantes.
Las encuestas se convirtieron en propaganda electoral a favor de Enrique Peña Nieto. Es más, las encuestas que podríamos considerar cercanas a AMLO (Covarrubias – SDP Noticias y Uno TV – María de las Heras, esta última de Carlos Slim) hicieron un buen trabajo y no sesgaron los números a favor de López Obrador. Incluso la encuesta «atípica de Reforma» como la llamaron eufemísticamente las demás casas encuestadoras, la cual en mayo le dio a Peña solo 4 puntos de ventaja, alcanzaba a caer dentro del rango permitido. Ahora, no solo están los números manipulados, sino como estos fueron presentados. Casi todas las casas encuestadoras (sobre todo las fidedignas) presentaban sus resultados cada mes o cada dos semanas, pero las copeteadas se mostraban más seguido, y que decir de GEA-ISA quien presentaba su encuesta diaria. Milenio, quien contrató a esta casa encuestadora, se dejó guiar por la máxima de Goebbels: «Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad». Casi todo lo que veía la gente respecto a encuestas era GEA-ISA (aún así muchos no se la creyeron) quienes se encargaron de crear la percepción de que Peña Nieto ya ganó.
Lo peor es que las encuestas llegan a incidir en cierto punto a las votaciones, cuando se presenta a un candidato con una ventaja exagerada, desincentiva a la gente que quiere votar por la oposición. Y podríamos pensar que los afines a Peña se podrían confiar, pero si analizamos el grueso de los votantes de Peña (gente con poca educación, compra de votos, gente que es parte del PRI de alguna u otra forma) pues no le afecta mucho en realidad.
No solo de esta manera podemos ver la evidente manipulación, sólo hay que ver el ejercicio que hizo adnpolitico.com donde se concentran los resultados de las encuestas. Vamos a hacer dos ejercicios, primero pondremos a las «copeteadas» y luego a las «no copeteadas, verán ustedes que en la primera, después de marzo, Peña mantiene una ventaja constante, pero las otras, dicen que fue cayendo. Vean como en las primeras EPN aplasta a los opositores y en la segunda se ve que los tres están en la pelea. Digo, esta es una de las tantas razones por las cuales estas elecciones se tienen que volver a hacer.