Lo que sucedió en el debate no fue fortuito, el que el candidato arrojara mucha incertidumbre sobre su política económica no se debió a las críticas de Josefina Vázquez Mota, a AMLO no le cuadraban las cuentas y tuvo que venir Fernando Turner a rescatarlo, pero aún así no lograron paliar toda la incertidumbre, y es que el talón de aquiles de AMLO no es que se vaya a volver un Hugo Chávez (nunca lo he creído en lo más remoto) ni que vaya a establecer un gobierno autoritario como dicen sus adversarios; su talón de aquiles es la economía, y es que sinceramente si bien dentro de su propuesta económica hay puntos interesantes, como un todo a mí no me acaban de cuadrar, y en otras cosas simplemente no estoy de acuerdo.
No soy un economista ni un experto en la materia, pero creo que tampoco hay que ser expertos para ver esas contradicciones. AMLO cree en el falso supuesto de que el estavo debe de ser el impulsor de la economía, si bien no desdeña a la iniciativa privada (como parecía hacerlo antes), si le presta menos importancia de lo que debería. Su política económica no es chavista, ni comunista ni nada por el estilo; suena un poco como a keynesiano, pero independientemente de la doctrina a la que más se acerque, le falta sustento. Por ejemplo, López Obrador dice que al reducir los sueldos de la burocracia, los privilegios fiscales, y acabar con la corrupción, México tendrá lo suficiente para invertir y dispararse al desarrollo; las dos primeras propuestas son buenísimas, los burócratas ganan mucho en México, incluso más que en algunos países desarrollados y no desquitan su sueldo; acabar con los privilegios fiscales también, porque todos debemos de pagar el mismo porcentaje de lo que ganamos, lo de eliminar la corrupción es fantasioso además de que el DF fue la entidad con mayor percepción de corrupción (aquí debo aclarar también que en estos estudios, en las entidades con mayor concentración poblacional la gente termina percibiendo más corrupción que en una entidad con la población dispersa, por eso no es nada raro que Jalisco y Nuevo León aparezcan también dentro de los primeros 10 lugares).
El problema de estas propuestas es cuando vemos para que son, no creo ni remotamente que con la reducción de sueldo a burócratas se pueda obtener el suficiente dinero para impulsar al país, y menos con buenas intenciones de acabar la corrupción. Tal vez lo que si podría recaudar más dinero es la eliminación de privilegios fiscales, aunque aquí yo también incluiría al sector informal (porque vaya que no pagar impuestos es un privilegio fiscal), pero de ahí en más todo esto me suena fantasioso. Además yo nunca he sido partidario de que el gobierno sea el impulsor de la economía, incluso gente de izquierda como el candidato por Jalisco Enrique Alfaro (quien acompaña a López Obrador en sus mítines en Jalisco) comenta que el gobierno no es quien deba crear empleo, sino que debe generar las condiciones para que existan más empleos. La intención de AMLO es que el gobierno genere esos empleos, y para eso tendría que invertir por ejemplo en infraestructura (que a fin de cuentas serían empleos temporales aunque tiene como beneficio el impulsar el mercado interno) y como son temporales la única otra forma sería el aumentar la burocracia. AMLO también habla de crear más secretarías, que digo, es muy importante tanto la cultura, como la ciencia y tecnología (dos temas totalmente olvidados por el PAN) pero si ya de por sí tenemos muchas secretarías, esto engrosaría la burocracia (cuando dice buscar lo contrario).
Tampoco entiendo la postura de AMLO frente a los subsidios y los impuestos, quiere recaudar más, pero quiere subsidiar la gasolina para que sea más barata y quiere reducir impuestos, ¿así como?. Curiosamente los subsidios a quien más benefician son a el sector más rico del país. ¿No sería más bien buscar sanear a Pemex y hacerla más eficiente?. Digo, AMLO quiere bajar impuestos, aumentar subsidios, y crear más secretarías; y si eso lo ponemos en frente contra su plan de reducir los ingresos de la alta burocracia, y eliminar privilegios fiscales; pues no creo que se vaya a recaudar mucho más de lo que se recauda actualmente, la verdad es que no me cuadra.
Sobre el gobierno impulsor de la economía, creo que ya está probado que es contraproducente. Más bien creo yo, que el gobierno debe crear condiciones para que se generen empleos, la iniciativa privada debe de ser quien produzca y genere empleos, y el gobierno debe encargarse de crear medidas redistributivas para que esa creación de la riqueza sea beneficiosa para muchos y no para unos cuantos, para esto debe de haber ahora sí tomando la palabra de AMLO, una reforma fiscal para que todos paguen, se aumente la recaudación y se puedan fortalecer los programas sociales, que para este tipo de programas AMLO tiene mucha sensibilidad; tanto que esos programas por los cuales fue acusado de populista en el DF, ahora son replicados por el PAN y el PRI. La política social de AMLO es muy buena, pero debe estar sustentada económicamente. Lula da Silva, expresidente de Brasil, consiguió reducir la pobreza de su país al lograr una mayor recaudación, ciertamente también bajó sueldos de funcionarios, e incluso aumentó el salario mínimo; pero Lula nunca concibió al gobierno como motor de la economía, y si como un distribuidor de ella, por eso a pesar de su éxito en Brasil, la izquierda más dura le guarda recelos porque como Lula perteneció a ella, ahora estos se sienten traicionados porque implementó algunas políticas económicas quesque derechistas.
¿AMLO destruirá la economía del país? creo que es irresponsable anticiparse (y tampoco debemos exagerar), y más cuando muchos izquierdistas de la calaña de AMLO que han llegado al poder en otros países han sido pragmáticos en esta cuestión y han logrado más triunfos que incertidumbres en sus países. Dependera de cuanta demagogia tiene esta política económica (es decir, que lo promete y sabe que no va a cumplir) o también la capacidad de darse cuenta que sus políticas no estén funcionando y rectificar. Pero no es un secreto que lo que causa más incertidumbre en López Obrador es la economía, y creo que de llegar a la presidencia sería bueno que replanteara sus propuestas, a menos que, traiga un as bajo la manga.
Sinceramente Rogelio Ramírez de la O nunca me ha terminado de agradar, no lo siento muy capaz. Mejor AMLO debería regresarse al 2006 cuando quiso que su secretario de Hacienda fuera, sí, Agustín Carstens. No sería nada malo una mancuerna de un presidente socialista con un economista que raya en lo neoliberal (aunque de pronto tiene sus toques keynesianos).