Recuerdo el año 2000 cuando iba a votar por primera vez. Muchos estábamos esperanzados en sacar al PRI de Los Pinos y me sentía afortunado porque solo dos meses de diferencia me dieron la oportunidad para ejercer mi voto. Yo ya había escuchado hablar de Vicente Fox, mis parientes de León Guanajuato nos decían que Fox había gobernado bien, esto cuando todavía casi nadie sabía que iba a ser el candidato del PAN. Tal vez por el hecho de que era un jovencito, de que la mercadotecnia de Fox había sido eficiente y de que si había alcanzado a vivir lo que era el gobierno autoritario del PRI (tenía 12 años, pero recuerdo a la fecha muy bien la crisis del 94, el asesinato de Colosio y muchas otras cosas más), pero la fe en Vicente Fox estaba puesta. Tal vez en ese entonces no conocía bien eso del «populismo», y si creía que Fox iba a hacer crecer el PIB al 7% anual. Recuerdo cuando ganó, estaba viendo TV Azteca y creyendo que podía ganar Labastida (porque eso se comentaba en los medios), aparece en la televisión la primera encuesta de salida que le daba una ventaja considerable a Fox, fue la catarsis, una gran emoción, creí que estábamos haciendo historia, creí que México iba a crecer y mejorar.
Ciertamente, con el PAN cambiaron algunas cosas, hubo mayor libertad de expresión y la represión disminuyó, se manejó bien la macroeconomía y no volvimos a vivir esas crisis autoinflingidas del PRI, hubo mayor transparencia (insuficiente), pero ahí le paramos de contar. El PAN no solo no acabó con el corporativismo del PRI, sino que los panistas incluso lo aprovecharon, una muestra fue cuando Calderón negoció con Elba Esther Gordillo votos a cambio de plazas en su gobierno. El cambio fue decepcionante para muchos, porque si bien hubo algún avance democrático, este no se tradujo en un beneficio palpable para la sociedad. Hay estabilidad pero no hay mucho crecimiento, países como Brasil le han quitado presencia a México en Latinoamérica y de México ya no se habla mucho, no forma parte de las siglas del BRIC.
Lo que hizo Fox al abandonar a Josefina y apoyar explícitamente a Peña Nieto habla de un atentado contra la incipiente democracia mexicana, habla de un atentado a sus principios, a su partido, y a la historia del país. Si había algo todavía más incongruente que esas alianzas PAN-PRD era esto. Es irrisorio ver que quien asumió el gobierno del cambio, esté haciendo todo lo posible por regresar al pasado. Dicen que le molestó que Vázquez Mota se fuera de su equipo para irse con el de Calderón, y sabiendo que Fox maneja sus decisiones que rencores (como el que también le tiene a AMLO), prefiere el regreso de lo que combatió que apoyar a una persona a la cual le tiene resentimientos (y luego por qué unos dicen que Fox se parece tanto al Peje).
Fox no solo no beneficiará a Peña Nieto como el piensa, sino que les dará la razón a aquellos que dicen que la democracia es una simulación. Y es curioso que quien cargó el estandarte de la democracia (o fingió hacerlo) diga que el movimiento #YoSoy132 es un movimiento orquestado, buscando cancelar la posibilidad de todo aquello que el defendió y promovió. Independientemente de que puedan haber intentos de infiltración por parte de algún sector político (la MORENA de AMLO), sabemos que el movimiento es genuino, tan es así que el rector de la Ibero (donde estudió Fox, por cierto), afirmó contundentemente que este movimiento fue organizado por estudiantes legítimamente. ¿Dónde está la congruencia de Vicente Fox?, y0 no la veo. Estos 6 años se dedicó a ponerle piedras en el camino a Felipe Calderón por las rencillas y rencores, y ahora FOX no llama a «sacar al PRI de Los Pinos» sino a traerlos de regreso.
Fox parece un Santa Ana moderno, uno de los traidores de México, una persona que con todo respeto, pero ya no está bien de sus facultades mentales. La historia no lo va a perdonar, de hecho, ya está siendo dura con él. Fox al terminar su sexenio trató de redimirse y consolidar una mediocre gestión al frente del país (o al menos, no lo que muchos creían que iba a ser) fundando el Centro Fox, para supuestamente desde esa trinchera, contribuir al avance del país. Pero esa institución ha cobijado incluso a Enrique Peña Nieto y lo ha asesorado. Y es una pena ver que a 12 años, tiempo en que se debería empezar a ver consolidado el cambio democrático que nos prometieron, quieran regresar al pasado. Ciertamente tendríamos que ver si el PRI será tan autoritario como antes, o no lo será tanto por los cambios generacionales en la sociedad y por las nuevas tecnologías que no permiten un control tan ferreo como antes, pero no deja de ser una traición a los principios y a la historia de México.
Con este movimiento, Vicente Fox busca dañar a tres personas a las que le tiene un profundo rencor (y quien sabe por qué), a Josefina Vázquez Mota, a Felipe Calderón, y a Andrés Manuel López Obrador. Y por cierto, aunque ciertamente Calderón ha sido más respetuoso que Vicente Fox del proceso electoral, pareciera que a Calderón no le quita el sueño el hecho de que el sea el antecesor del posible regreso de «los de antes», parece estar más preocupado por convencer a la sociedad de que su gestión fue buena (para lo cual incluso utiliza la campaña de Josefina Vázquez Mota), tal vez su apuesta es que llegue Peña Nieto, haga un «despeñadero» y en el 2018 al hacer contraste entre los dos gobiernos se diga: -Ah, pero Calderón no fue mal presidente, nomás compárenlo con este-.
Pues Fox es un traidor, y se convirtió en todo lo que criticó, en una alimaña, en una tepocata y víbora prieta.