Es curioso pero es verdad, en un país donde siempre hemos estado acostumbrados a la mentira y al engaño, la gente cae en la paranoia. Empieza a imaginar cosas que no son o suponer cosas que no lo son tampoco, y a veces lo entiendo porque ya es muy difuso saber lo que es real o no, y esta posición paranoide ante las cosas es una especie de mecanismo de defensa, más cuando tenemos que escarbar y escarbar si queremos saber la verdad (y la llegamos a saber si nos va muy bien). Uno de los ejemplos es esa animadversión frente a todo lo que huela a corporativismo, televisoras, PRI, copetes; por parte de las clases medias y altas. Existe tanta manipulación de parte de estas entidades hacia la sociedad que ya nos es difícil o quizá imposible saber cuando algo es verdadero, ya no solo que tenga que ver con esas entidades, sino con algo que «pareciera oler» a ellas.
Algo así me ocurrió a mí. al escribir un artículo sobre el desempeño de AMLO en el debate en un sitio donde colaboro. Al ser este sitio un blog ya relativamente conocido entre los internautas en México, aseguraron (y se lo creyeron de verdad) que este artículo estaba comprado por el equipo de Enrique Peña Nieto, e incluso avisaron a la administración del sitio que yo era un infiltrado del PRI y Televisa. Ni siquiera había «alabado» a Peña Nieto en dicho artículo como dijeron. Esta paranoia creo que termina por no construir, y también es parte de una pereza mental, porque la gente no se dedica a investigar, y si ve que algo es malo, lo generaliza. Por un ejemplo, uno ve a Peña, a Moreira, al Gober Precioso y dice, el PRI es un partido corrupto; pero luego (si usas tu propio criterio) te puedes dar cuenta que incluso dentro del PRI existe gente valiosa, tal vez con no tanto renombre, pero existe; pero debido a las generalizaciones, la gente ya la toma como si fueran personas corruptas también.
A veces las posiciones que se toman ante un tema son un tanto radicales que terminan generando violencia (no necesariamente física aunque si existe el riesgo de), los priístas califican las manifestaciones ciudadanas de fascistas, pero a la vez muchos antipriístas incluso responsabilizan al PRI y al equipo de Peña Nieto de sus errores (un ejemplo, fue la violencia que se vivió en Querétaro, donde muchos dijeron que se trataron de infiltrados priístas y no es que no sea posible eso, conociendo las prácticas del partido, pero por lógica si hubiera sido así, el equipo de campaña de Peña Nieto le hubiera dado una gran difusión y no lo hicieron), como bien afirma León Krauze, hace falta autocrítica. El tema de las posiciones ideológicas no son equipos de futbol, son formas de buscar como sacar al país adelante; y creo que el aferrarse extremamente a una posición termina siendo nocivo.
Es curioso que yo, teniendo una posición más tirada a la izquierda, haya recibido críticas (destructivas) e incluso agresiones por gente que dice ser de izquierda, porque pareciera que una persona no puede opinar libremente y hacer incluso autocrítica, sino que debe estar a fuerzas adherido y atado radicalmente a una posición ideológica. Eso me habla de una poca democratización de la sociedad, y si tenemos una democracia demasiado incipiente que a veces no le podemos llamar así, pues ahí tienen la respuesta de los por qués.
Incluso a muchos les sorprendería el que vaya a votar por López Obrador en estas elecciones. Claramente no me parece de lejos lo que necesita México y defectos y errores tiene muchos. Pero naturalmente ante el hecho de que no quiero que llegue Peña al poder, el hecho de que el PAN se ha degradado a niveles inimaginables que no sabe ya que ofrecer y se dedique a criticar y a denigrar ante falta propuestas, y también para darle la oportunidad a una izquierda que no ha estado en el poder y que a pesar de que no concuerdo en muchas cosas con AMLO pienso que trae un muy buen gabinete, es que he tomado esa decisión. No creo que con Obrador México se catapulte al desarrollo, creo que el mejoramiento del país empieza por la sociedad y no por un político, y me preocupa que los manifestantes se echen a dormir si Obrador gana, cuando este despertar ciudadano debería ser «para siempre».
Aún así, si hay cosas que no me parecen de AMLO igual aquí seguiré haciendo crítica. Si llegara a la presidencia y hace algo mal, igualmente lo mediré con la misma vara que mido a los demás. Porque no me quiero arrinconar y dejarme llevar por emociones que cancelan el uso del raciocinio, que ante un dejo autoritario del PRI la gente generaliza como si ya todo fuera malo, que «todos» los priistas son o ignorantes, acarreados, peñaliebers (las mujeres que votarán por Peña por ser un galán de telenovela), o que buscan hueso. Creo que hace falta más tolerancia, y esa falta de tolerancia es lo que nos hace caer en la paranoia, debido a que la gente se termina confiriendo un halo de superioridad intelectual y moral, viendo desde un falso pedestal a los ciudadanos que están abajo como si estos fueran menos o valieran menos.
Yo manfestaré mis contrariedades hacia Enrique Peña Nieto y lo que representa, y si me parece un peligro lo diré. Pero no por eso buscaré violentar ni dividir a la sociedad. Si por eso, la gente quiere creer que soy un ectivista encubierto, que crean lo que quieran, yo seguiré mis convicciones, y si no les gusta, yo nada puedo hacer.