A veces me cansa escribir de Peña Nieto, no soy de la idea de usar mi blog para con el fin de descalificar políticos, pero es que han sucedido tantas cosas, que abordar el tema Peña Nieto en estos últimas semanas, es imperativo. Y mi objetivo no es descalificar, es un sentimiento de profunda preocupación y creo que es mi responsabilidad informar.
No, la verdad no sé que decir. Hay cosas que en la política se me hacen inadmisibles y es que aquellos que se la pasaron cacareando su lucha contra la democracia ahora se unen a los otrora adversarios. La «dizquierdista» Rosario Robles fue la primera que lo hizo y ahora lo hace Manuel Espino ¿Con qué objetivo?. Claro, la principal perjudicada será Josefina Vázquez Mota a quien se le irán algunos votos de la extrema derecha, y esto deja la batalla entre dos, entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. A Josefina la abandonaron, simplemente ciertos panistas (como Fox y Espino) vieron rebasados sus ideales por el ínterés. De Fox lo sabíamos; Peña Nieto recibió asesoría política en el Centro Fox, pero con Espino se consolida. Un sector del PAN se va con Peña Nieto ¿Dónde quedaron las convicciones democráticas del PAN?
Me pregunto si los conservadores de hueso colorado votarán por Enrique Peña Nieto, es una gran pregunta. Desconozco si Manuel Espino tiene seguidores duros, pero el objetivo de esto es jalar voto útil a favor de Peña Nieto. Creo que esto también desmiente la versión de algunas encuestadoras que dicen que Peña Nieto lleva una ventaja de 20 puntos o más (aun con el iberogate y las marchas del fin de semana), porque se nota la urgencia que tienen de conseguir puntos y además su estrategia de campaña no es de un puntero que tenga una ventaja cómoda. Es natural y así ya lo han mostrado algunas encuestas recientes que la ventaja entre EPN el puntero, y AMLO y Josefina quienes están en empate técnico (Josefina a la baja), es de un solo dígito.
Me pregunto como es que nuestra democracia se está denigrando desde antes que entre el «nuevo gobierno», tal vez esa es la respuesta a quienes no entienden por qué la gente se manifiesta en contra de un candidato y no de un gobernante en turno. Las convicciones parece que en México se han perdido, se han hecho a un lado, y eso poco que se logró construír (más en términos democráticos que en progreso) lo echarán abajo con tal se salvaguardar sus intereses como lo está haciendo Manuel Espino. Cierto que Felipe Calderón lo «expulsó del PAN» debido a las presiones del Yunque, mal del cual el partido sí o sí tenía que extirpar. Pero eso no significa que Espino debiera tirar sus ideales democráticos (que al menos decía tener) a la basura. Espino no podrá presumir de ser un socialcristiano, menos en un gobierno como en el de Peña Nieto.
El que Manuel Espino, el presumible líder del Yunque, sea parte del equipo de Peña Nieto es algo bastante preocupante. Este conglomerado ultraderechista, nocivo para la nación no solo por el hecho de ser «extremista» sino por ser «secretista» estaba perdiendo fuerza y estaba siendo rinconado a un extremo; ahora con esta alianza vuelven a recuperar el poder, cosa que a Peña Nieto no le importa dado que el priísta es a todas luces conservador (de dientes pa’fuera porque solo ha leído unos trocitos de la Biblia). Esto pondría en riesgo el estado laico además de lo que ya está en riesgo como lo es la democracia.
Me pregunto ¿Qué podemos esperar de un gobierno que tiene como aliados a Carlos Salinas, Humberto Moreira, Elba Esther Gordillo, Ulises Ruiz, Hank Rhon, Romero Deschamps, y ahora Manuel Espino y el Yunque (más una larga lista de indeseables que olvido)?. Y tampoco es una buena noticia para los católicos (los que practican honestamente la religión) porque tengan por seguro que aún con esta alianza, el gobierno que podría venir, no promoverá los valores del catolicismo, empezando por esos mandamientos que dicen «no matarás» y «no robarás», más ese mandamiento que le encanta pisotear Peña Nieto que dice «no desearás la mujer de tu prójimo».
Me dicen que en el 2006 el peligro era AMLO por ser el puntero y por lo mismo ahora es Peña Nieto. Estoy en desacuerdo. Cierto que si Peña estuviera en tercer lugar nadie estaría preocupado. Pero este miedo es real y está sustentado, no ha sido generado por una guerra sucia o una estrategia malévola de sus adversarios. De hecho yo lo advertí desde hace dos años, cuando «no estaba de moda criticar a Peña Nieto» y la gente estaba tan despreocupada del tema que nadie ponía caricaturas del candidato en su timeline, y mucho menos hacía marchas. El tema era más bien si Calderón era buen o mal presidende.
¿Qué hemos hecho los ciudadanos para tener esto?, es la pregunta que nos deberíamos hacer. La clase política es una verguenza, es una aberración. Hace 4 años no me imaginaba ni de broma votando por AMLO, pero creo que ahora estaré orillado a hacerlo, no porque crea que sea el político que necesita Mexico, sino porque como veo las cosas, la llegada de Peña Nieto sería una regresión al autoritarismo, y bajo ese clima sería más difícil que la sociedad cambie. Porque algo es claro, si la sociedad no cambia, los políticos no van a cambiar.