Una amiga me preguntaba que por qué existía un odio generalizado de las clases medias frente a Enrique Peña Nieto, así como lo hubo con López Obrador en el 2006. Le comenté (sin pensar mucho) que esta caricaturización de Peña Nieto era debido al miedo del regreso de lo peor del PRI, pero luego me puse a pensar en esa pregunta más a fondo, porque a veces dicho odio se torna en agresividad sobre todo en redes sociales con hashtags como #EPNChingaTuMadre entre otros, ciertamente a pesar de la poca integridad del candidato a veces la agresividad llega ya a puntos extremos. La entiendo pero no la justifico, la entiendo por el sentimiento de miedo que genera la entrada de un candidato que representa la peor facción de un partido que pareciera tener todas las intenciones de regresar al autoritarismo y por el hecho de que se podría destruir lo que se ha avanzado en materia de democracia, democracia que si bien es incipiente, existió si, un avance, y no solo gracias al PAN como ellos creen, sino también a las izquierdas y al mismo Ernesto Zedillo. Pero no la justifico porque si bien los mexicanos nos gusta caricaturizar y burlarnos de las tragedias, creo que mentar madres no ayuda a construir, y tampoco ayuda al propósito que deberían tener aquellos que tienen miedo de la llegada de Peña Nieto que es hacer que la gente se de cuenta de que es y que representa.
Creo que el repudio hacia Peña Nieto es genuino en su generalidad, si bien, en el 2006 cuando se odió a López Obrador, dicho odio fue creado por una guerra sucia, ahora este inició porque la gente de verdad tenía miedo y nadie tenía que venir a decírselos. Ciertmente Josefina inició una campaña de guerra sucia, pero esta se lanzó mucho después de que la gente mostrara su posición frente al priista e incluso ha tenido poco impacto. Lo que pasó en la Ibero es algo genuino, no hubo nada «arreglado» como sugiere el coordinador de campaña de Peña Nieto Luis Videgaray, ni Obrador metió las manos. Porque primero, en los videos se puede constatar que los «manifestantes» son los propios estudiantes, de clase media, media alta y alta, y eso se constata por su forma de vestir, por su apariencia y por el hecho de que varios de ellos traían iPhones, iPads y demás artefactos grabando lo sucedido. Pero por su parte si se pudieron ver militantes de Peña Nieto, gente más pobre que naturalmente uno se da cuenta que de ninguna manera podría ser estudiante de una universidad privada.
El repudio de la Ibero hacia Peña Nieto nos explica el por qué el priísta no quería asistir a las universidades, tal vez por las críticas ante su objeción a debatir y abrirse a espacios públicos, decidieron hacerlo una vez para tratar de callar bocas, pero les salió el tiro por la culata. Es un hecho que Enrique Peña Nieto no es bienvenido a las universidades, no solo es el caso de la Ibero, en el ITESO en Guadalajara (otra universidad privada) se hizo un estudio donde cerca de la mitad de los estudiantes afirmaba que iba a votar por López Obrador (51%), en segundo lugar estaba Josefina Vázquez Mota (30%), y ya muy lejos, con nisiquiera el 7%, incluso había más anulistas que gente que pensaba votar por Peña Nieto.
El incidente de la Ibero es un acto genuino donde los estudiantes ejercieron la libertad de expresión. Jamás se utilizó la violencia, se arrojaron objetos, y todo se limitó a consignas «Peña Nieto, entiende, la Ibero no te quiere», «Atenco no se olvida» o la más fuerte «Peña Nieto, asesino», máscaras de Carlos Salinas o carteles. Ni siquiera se escucharon palabras altisonantes como las que si se usan en Twitter, especialmente por los votantes «duros» de López Obrador o también por algunos panistas o indecisos que se dejan llevar por las emociones. Más bien lo preocupante es la posición del PRI ante estos hechos, su presidente Pedro Joaquín Coldwell dijo que se debería investigar y castigar a los estudiantes «involucrados», afortunadamene la Ibero le dio una respuesta negativa ante su petición. Naturalmente Peña Nieto estaba preocupado, pero no creo que sea tanta la preocupación que pueda haber sobre el comportamiento de las encuestas, sino la animadversión hacia su persona que habrá si llega a la presidencia. Si a Calderón lo odiaron los pejistas lo que le preocupó demasiado al panista, Peña Nieto tendrá en contra a panistas, perredistas, indecisos y anulistas, es decir, todo aquel sector de la población que no es priísta. No solo eso, la sociedad está organizándose para marchar y hacer lo posible civilmente para que Peña no llegue a la presidencia, ya se organizaron dos marchas, una en la Ciudad de México y otra en Guadalajara, marchas que al parecer son organizadas por ciudadanos y no por partidos políticos de oposición.
Enrique Peña Nieto deberá estar preocupado, porque ante la tentación de regresar al autoritarismo, la olla de presión podría explotar. El PRI regresa con su sistema corporativista casi intacto, pero con una realidad diferente, cuando dejaron el poder, no había mucho más allá de Televisa y los medios predominantes. Ahora existen las redes sociales, Internet y varios medios alternativos. Si Peña, en caso de que llegue al poder, muestra señales de autoritarismo, podríamos ver algo así como la primavera árabe en México. La sociedad incluso es ya menos pasiva que hace 20 años y cada vez más personas están dispuestas a salir a las calles.
Regresando al inicio, de ¿por qué la gente odia tanto a Peña Nieto?, hay que notar algo, y es que existe una cosa que es muy similar al odio que se le tuvo a George W Bush en Estados Unidos en sus últimos años de mandato. Peña Nieto no es un Salinas, no es el que orquestará todo en el gobierno, simplemente será igual que George W Bush, títere de varios intereses, la mayoría dentro de la facción más sucia de su partido, de televisoras y algunos otros agentes más, esto lo digo porque es fácil apuntar a Peña Nieto porque es lo visible, lo tocable, pero los de atrás se podrán lavar las manos fácilmente y hay que tomar en cuenta eso.