Algunos especialistas decían que las elecciones se iban a definir de acuerdo a lo que pasara con el mes de abril, por lo cual sus opositores (Josefina y AMLO) buscaron bajarlo de esa nube para que también «le entrara a los trancazos» en diferentes formas, la apuesta de AMLO fue subir, convenciendo a los electores que ya no era un «peligro para México» y más bien ahora es un candidato coinciliador y «besucón», ¿há subido?, si, pero la verdad es que muy poco. En promedio ha subido 5 puntos en el último mes, lo cual no es de ninguna manera suficiente para poder aspirar a alcanzar a Peña Nieto, quien les lleva todavía tanto a él como a Josefina una ventaja de 18 puntos. En cambio la apuesta de Josefina es hacerlo bajar por medio de la guerra sucia orquestada por el ya conocido Antonio Solá con el lema de «Peña no cumple». El impacto que ha tenido esta campaña sobre Peña Nieto ha sido mínima, tan solo ha disminuído en 5 puntos la brecha, es decir, antes la distancia con el segundo lugar era de 23 puntos y ahora es de 18. El problema es que Josefina no crece, y tiene que aspirar a crecer para poder ganar la presidencia, porque incluso en el escenario más utópico que es donde Enrique Peña Nieto pierde toda su ventaja, no estaría peleando solo con él, sino con López Obrador.
Lo que ha pasado con esto es que ahora Josefina y AMLO se mantienen en un empate técnico. López Obrador alcanzó a Josefina, pero todavía están demasiado abajo. Y en realidad la que tiene el peor escenario es Josefina a menos que su equipo de campaña la deje ser más y evite dar esos somnolientos discursos de oratoria acartonados. Esto lo digo porque vienen los debates, para mí la última oportunidad para poder meter a Peña Nieto en la pelea, más porque conocemos las deficiencias del candidato. Obrador al menos en los debates tendrá que dejar un lado el discurso amoroso y confrontar a Enrique Peña Nieto directamente, por su parte Josefina tendrá que hacer lo mismo, y por lo mismo tendrá que ser ella, hablar como ella, y no leyendo guiones o clamando oratorias acartonadas como en los debates de las campañas internas. Tendrán que ser inteligentes, porque Peña Nieto se está tratando de blindar con el argumento de que los políticos «que critican» quieren dividir México en el 2006. Por lo cual lo más prudente más que hacer críticas directas «Peña Nieto es esto o lo otro», sería mas útil atacar directamente, pero por medio de preguntas, donde se obligará a Peña Nieto a improvisar.
Para mí el primer debate definirá si estas elecciones ya están cantadas o todavía dan para alguna sorpresa. Porque por medio de este debate veremos que tan capaces son Josefina y López Obrador de restarle puntos a Peña Nieto. Si no lo logran hacer en este debate, ya podemos dar por sentado que en el segundo la historia será parecida. El formato tal vez no es el más cómodo para la confrontación directa pero es lo que hay, y existen las suficientes réplicas para que los candidatos lancen sus preguntas incómodas y el otro tenga que responderlas.
Hablando de la renuencia de Peña Nieto a participar en los debates «no oficiales» como los convocados por Carmen Aristegui, se entiende la postura (más no se me hace lo mejor, sobre todo en un país que aspira a ser democrático). Siempre el primer lugar buscará conservar su ventaja y se sabe que los debates siempre son uno de los mecanismos más efectivos para hacer restar puntos (más no determinantes). No solo tenemos el caso de Peña Nieto quien prefirió ir a su casa «Televisa» a una entrevista con Maxime Woodside. Obrador cuando era puntero en el 2006 se negó a ir a uno de los debates oficiales «por estrategia» y ahora que va en tercer lugar quiere un debate semanal. En el PAN esto no ha ocurrido porque a pesar de ganar dos presidencias consecutivas, sus candidatos no llegaron a la cima hasta el final de la campaña, pero presumo que la posición que tomarían es la misma. Ahora, Peña Nieto además tiene el handicap de que no sabe improvisar y tiene «mucha cola» que le pisen. Por lo que un debate podría impactar todavía más sobre sus preferencias.
La campaña de Enrique Peña Nieto ha sido bastante buena, aunque esta está controlada precisamente por los defectos que tiene. Incluso las propuestas parecieran no salir de él, sino de su equipo de trabajo o de algunos asesores. En el debate no podrá contar mucho con ello. Tal vez le dirán a Peña que decir ante cierto tipo de ataques, pero aún así, corre el riesgo de resbalar. Esta es la última oportunidad de Josefina y López Obrador, si no salen avantes del primer debate, le harán entregado la presidencia a Enrique Peña Nieto.
Y siempre se me olvida Gabriel Quadri. Bueno, el puede estrellar su combi contra el escenario y matar a los 3 candidatos para que quede como candidato único a la presidencia. Al cabo la maestra podría usar sus influencias para decir que se trató de un accidente.