En el PAN no la deben estar pensando muy bien, e incluso no se si ya le pasó por la cabeza a Josefina Vázquez Mota que tal vez hubiera sido más deseable para ella que Cordero hubiera ganado las internas para hacer el trabajo sucio de ser el derrotado que regresara al PRI a Los Pinos. Enrique Peña Nieto y López Obrador iniciaron su campaña con toda normalidad, en cambio Josefina inició mal, y lo peor es que es tan notorio que solo necesitó tres días para que nos diéramos cuenta. No fue tanto el hecho de que haya sufrido de un lapsus al afirmar que «fortalecería el lavado de dinero», sino que pareciera que no tiene algo que ofrecer (independientemente de si sus propuestas sean buenas o no), se le ve débil (ese mareo que sufrió la proyectó como tal), su forma de hablar deja mucho que desear, y desilusionó a aquellos que creian que ya en campaña iba a mejorar ese aspecto ya que el escenario es totalmente diferente a la que vivió en las elecciones internas.
¿Cual es el diferendo de Josefina? ¿Por qué deberíamos votar por ella?. No nos lo ha sabido decir, y en cambio ha decidido, a tan solo 3 días de campaña, rehacer sus spots por que los primeros no tuvieron éxito alguno. Ciertamente en el 2006 muchos veían en Calderón a un político gris con pocas posibilidades, pero Calderón con todo lo gris que pudo ser, sabía hablar, sabía improvisar, convicciones firmes no tanto (no sabía bien a donde ir, y como presidente tampoco sabemos a donde ha querido dirigir el barco), pero se veía una figura sólida. El problema con Josefina es que ella no tiene eso, y la situación es más difícil, porque tiene que acortar más puntos de los que Calderón recortó a AMLO en aquel fatídico 2006 para poder pelear contra Peña Nieto, y por los estatutos del IFE no podrá crear una guerra sucia y los poderes de facto no están alineados del todo con ella.
Josefina pareciera que no entendió que en las elecciones federales tiene que jugar un papel diferente a las elecciones internas del PAN. En estas últimas ella iba arriba y tenía que mantener esa amplia ventaja, ahora ese papel lo juega Peña Nieto, y tendrá que hacer mucho más si lo quiere rebasar. Si no hay un cambio de estrategia, no solo vaticino la derrota ante Peña Nieto, sino que hasta López Obrador podría arrebatarle el segundo lugar. Josefina se muestra débil y la debilidad es uno de los peores defectos en política. Carece de una personalidad firme, divaga entre ser una política agerrida tipo Margaret Tatcher versión 4 (lo cual le sale muy mal) o una tierna ama de casa madre comprensiva. Josefina no atrae, no llama la atención, ni por el hecho de «ser mujer».
Josefina está en la peor posición de los 3 candidatos (excluyo a Quadri). Porque ella tiene la presión de hacer que el PAN siga en Los Pinos, y si el PRI regresa será un golpe duro para Acción Nacional porque eso significará ante el inconsciente colectivo, que el PAN no pudo con el paquete. Enrique Peña Nieto es el tipo que debe de cuidarse y de eso dependerá su victoria, y López Obrador es aquel que tiene poco que perder y mucho que ganar, por eso a los varones se les ve más sueltos, relajados; a Josefina se le ve aprehensiva, presionada, y probablemente esos mareos (cercanos a desmayos) sean muestra de que dicha presión esté comenzando a deteriorar su salud.
Veo a Josefina, y mi sentimiento es como de cierta lástima, su condición de mujer junto con esa fragilidad y debilidad que denota genera dicho sentimiento. Lamentablemente ella carga con los errores del PAN y sus circunstancias, así como a Obrador le está afectando el berrinche post-electoral del 2006, a Josefina le afecta el desdibujamiento del PAN en el mismo año y que se hizo palpable en la derrota del 2009. Es el simple hecho de que la mitad de la población cree que las elecciones fueron fraudulentas (si AMLO tiene menos de 20 puntos, entonces un 30% donde se encuentran varios «indecisos» lo cree) y eso mina la imagen del PAN como un partido democrático.
Una forma de ser competitivo ante un candidato cuya estrategia es hacer de la campaña electoral una especie de telenovela que recorrerá todas las entidades federativas, es mostrar sustancia y convicciones firmes; pero la mayoría no ve así a Josefina. Su partido fue lo suficientemente ingenuo como para que el PRI les volteara la tortilla no aprobando esas «reformas tan necesarias» que se convirtieron después en promesas de campaña de Peña Nieto, quisieron parecerse al PRI, emularon sus prácticas, pero les faltó colmillo. Y posiblemente hubiera sido mejor mantener sus ideales firmes, lo cual no hicieron desde que llegaron al poder. Peña Nieto arrastra un partido con una imagen de corrupto, dinosáurico e incluso con los números que dejó en el Estado de México, pero se las ingenia para hacer que no pesen tanto. Josefina no puede arrastrar con la loza que dejó el PAN, da tropiezos, porque en cierta forma, este, al presumir a través de las décadas de ser un partido humanista, subsidiario y democrático, la expectativa fue más grande y Josefina no puede hacerse a un lado. El slogan de «Josefina Diferente» suena incongruente, se me hace más prudente utilizar el de «Josefina Indiferente«, no porque ella lo sea, sino porque parece que es Indiferente ante el electorado.